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Shinya no cabía en su asombro. Lo que le contaba su marido no tenía ni pies ni cabeza. Guren permanecía seguro de lo que había presenciado. Yuu seguía encerrado en su habitación desde la noche de ayer por lo ocurrido el día anterior. Según el azabache su padre había sido muy duro con el pobre rubio, aunque él no era el más adecuado para hablar, cuando le conoció quiso huir de él y le deseó la muerte. Pero ahora que le conocía sabía que Mika jamás le haría lo que le hizo a otras de sus víctimas en el pasado. Tenía miedo de que su padre desvelara el secreto del vampiro y le hicieran montones de experimentos en laboratorios o incluso le sacrificaran por considerarle una amenaza.
- ¡Papá! ¿Qué haces? ¿Por qué le has echado de la casa así?- sorprendido por la mala educación de su padre.
- Guren, eso ha sido muy grosero...
-Shinya, ese chaval no es humano, es un vampiro. ¡Hemos traído a nuestro hogar a un chupasangre!
- ¿Un vampiro? ¿Estás bien Guren? Los vampiros no existen- dijo guardando su risa ante la situación. ¿En serio esa era la razón que tenía su marido?
- Yuu, ¿Tú lo sabías no? ¿Fuiste a su casa durante tanto tiempo aún sabiendo eso?- Guren quería comprobar si lo que le dijo el rubio era cierto.
- ¡Sí! ¡Pues claro que lo sabía! Al principio yo también le tenía miedo, pero ahora que le he conocido... él no me haría daño, soy su único amigo y además... ¡Me gusta!
Guren se asustó ante esas palabras, ya se lo imaginaba, pero no quería creerlo. En cambio, el albino no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Por una parte estaba feliz de que su hijo encontrara el amor y por otra estaba muy confuso por la actitud de Guren.
Shinya al ver la tensión en el ambiente decidió que ya hablarían mañana de este asunto, ya era hora de dormir. O quizás los dos adultos se acuesten más tarde... Guren se veía estresado y hacía mucho que no tenía sexo.
Yuu continuaba en su habitación, negándose a salir. Había escuchado hablar a sus padres y al parecer Shinya estaba comenzando a creer a Guren. Se le ocurrió la idea de que Mika viniera de nuevo a su casa para explicarle todo a sus padres, pero no creyó que a su padre le hiciera mucha gracia.
No podía seguir ahí encerrado como si nada pasara, el destino de Mika podía ponerse en peligro y él podía impedirlo. Hablaría con sus padres para que guardaran silencio.
Cuando bajó los encontró sentados en el sofá del salón hablando del tema. Permaneció en las escaleras escuchando lo que decían.
-Shinya, ¿Te das cuenta de lo peligroso que es para la sociedad? Aunque dijo que robaba sangre de los hospitales y no mataba a nadie, sigue siendo delito. ¿Y si un día no encuentra sangre para robar y mata a alguien? No podemos correr ese riesgo, o peor, ¿y si mata a Yuu por ser el único humano que se le acerca? Sólo pensar que nuestro hijo ha estado tanto tiempo visitando a ese ser me deja un mal sabor de boca.- Exclamó bastante preocupado por Yuuichiro.
