II - H

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—Todoroki... Oye Todoroki, te estoy hablando...- hablaba una pelinegra recostada en la cama, había estado preocupada desde hace días al ver que su pareja no parecía estar concentrado como cualquier otro día. —Todoroki... ¿De verdad me escuchas?

—Lo lamento, ¿qué pasa, Yaoyorozu?— Apenas y respondía después de estar fuera de órbita.

—Llevas un buen rato despierto, desde las seis, ¿ya viste qué hora es?. En un rato más tendrás que ir a la oficina de nuevo. — Respondió con preocupación y un pequeño sentimiento de molestia.

—Oh, cierto. Ya van a ser las nueve de la mañana, tengo que apurarme; por cierto, ¿qué tal te sientes? ¿Cómo va el desarrollo de tu quirk? ¿Ya puedes crear algo?

—Puedo, pero no algo muy grande, solo objetos pequeños. Recuerda que el médico dijo que dentro de unos meses podría volver al trabajo de nuevo e incluso hablé con Midnight sobre la posibilidad de entrar a su despacho de héroes. Me dijo que me recuperara y que después hablaríamos. — En su rostro de la pelinegra se veía una sonrisa un tanto forzada y con tristeza detrás de eso pero no quería poner a su pareja en preocupación.

—Me alegro, mientras estés tomando tu medicamento y cumplas con la rutina que te envió el doctor todo irá bien. En cuanto a lo de Midnight me gustaría que te quedaras un par de meses más, no me gustaría que algo te sucediera y terminaras como...

—¿Uraraka?... Todoroki, a ella no la metas en esto...— decía con una expresión de suma seriedad, en un inútil intento de no dejar escapar una o dos lágrimas de su cara —Por favor, no lo hagas, ¿quieres?... Sé que aún estás preocupado por mí pero no tanto como yo lo estoy por ti.

—Yaoyorozu...

—Cada mañana que te vas, siento un dolor en mi pecho, pienso que podría sucederte algo en uno de tus trabajos, exponiendo tu vida y poniéndola sobre aquel los civiles que podrían estar en peligro y si algo te llegase a suceder yo... no soportaría la idea de que tenga que ir a verte al hospital... No podría...— Sin poder más, se soltó a llorar, abrazándolo, aferrándose a él como si no volviese a verlo nunca más. La pelinegra no hizo más que voltear el rostro del joven y plantarle un beso y derribarlo, al separase, estos quedaron tendidos en la cama, abrazados, sintiendo el amor y el calor que le transmitía el uno al otro con ese abrazo.

—Yayorozu, se lo preocupada que estás, pero... Es algo que tengo que hacer, tanto como héroe como un hombre. Tengo que cumplir mi palabra, y salvar a tantos como pueda. Estaría mintiéndote si te digo que nada malo me pasará, ya que no tengo ese don, sin embargo puedo asegúrate que, regresaré a casa.

—Más te vale, Todoroki Shōto — Un cálido abrazo sujeto al joven haciendo que el íntimo momento sea un espacio fuera de todo peligro. Se sentían seguros en los brazos del otro, una escapatoria de la realidad dolorosa que ambos debían enfrentar.

En algún lugar de Tokio...


— Ya es la tercera vez que vengo al hospital esta semana y siempre es lo mismo, aún no hay avances con la "señorita Uraraka"— Habló en voz alta mientras se encontraba caminando en los largos pasillos blancos. Su semblante de frustración e importancia solo lo hacía lucir aún más imponente.

—Sí que tarda este muchacho, creo debo darle unas lecciones de Puntualidad aunque... Te pareces tanto a Kirishima, TetsuTetsu.— Soltó bufando una pequeña risa. —Si no llegan pronto, no podré darles un "aventón" hasta su oficina. 

Entre Héroes/Entre Villanos. [En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora