La elección. Shikatema Fanfic

Una ocasión

Habían llegado al castillo ayer por la tarde, aún, Temari tenía un dolor de espalda y se sentía bastante agotada, no quería desayunar en realidad, pero debía despertar, no lo hacía desde ayer y si Kurenai había venido personalmente a despertarla es porque ya había pasado mucho tiempo, no sabia donde se había quedado dormida pero no conocía aquella habitación, no sabia de Shikamaru, ni de Yona, sólo sabía que al llegar no quiso subir las escaleras y busco la cama más cercana.
Salió y se encontró con un pasillo oscuro y largo, era el pasillo hacia el patio trasero ¿cómo llegó hasta allá?, camino un poco desorientada hasta que por fin encontró las escaleras principales, la gran sala de estar se encontraba sólo llena de guardias, sin embargo podía escuchar las voces venir del comedor.
Subió rápidamente y luego de algunos pasos entró a su habitación, se encontraba oscura, fría, las cortinas cerradas y todo limpio y ordenado, el montón de maletas que había traído de Suna estaban en una esquina, listas para ser desempacadas. Abrió las cortinas, dejo entrar la luz, opaca, no debía de ser muy tarde ¿seis, cinco? ¿porque la despertaron tan temprano?, lo bueno es qud estaba saliendo el sol y con ello, el calor, lo disfruto un rato para entonces tomar un baño.

Bajo las escaleras, ya fresca y con nueva ropa, se le había dificultado peinarse sin Yona, pero podía arreglárselas, camino pausadamente hacia el comedor hasta que cruzo la gran puerta.
Estaba repleto de papeles, libros, plumas y pergaminos, Shikamaru hablaba con un hombre mientras firmaba otros papeles, Yoshino revisaba pergaminos y leía, Kurenai miro a Temari y se acerco a ella rápidamente. — El rey no estuvo aquí muchos días...— Le comento, Temari lo entendía pero fue bueno que se lo aclarará. — El doctor está aquí, Shikamaru lo ha llamado, iré contigo.

— ¿doctor? — Temari la miro confundida. — ¿Porque han llamado al doctor? He sangrado, por supuesto no estoy en estado.

— Debe revisar Temari. — La chica en realidad se encontraba nerviosa, si le había costado desnudarse frente a su esposo, mucho más a un desconocido.

Se encontraba nuevamente en su habitación, cubriendo sus piernas con la sabana, Kurenai a su lado, ahora Yona trayendole un té, el doctor lavo sus manos y asíntio. — Pues, hoy no sangra, pocos días de sangrado pueden significar embarazo o fase periódica, no lo sabremos hasta que pasen unos tres meses más. —  El anciano miro con consideración a la preocupada y avergonzada Temari. El apenas y la había tocado, sólo hizo muchas preguntas y chequeo el samgrado, que ahora, había desaparecido, apenas había durado dos días.

— ¿entonces doctor? —  Kurenai intervino con una mano sobre el hombro de la chica. —¿Qué recomienda? ¿debe esperar en cama estos tres meses? ¿algúna señal de perdida?

El doctor se puso de pie inmediatamente y sonrió, negando al mismo tiempo. — No, para nada. — El miro a Temari y asintio. — Ella debe intentarlo por lo minimo, dos veces a la semana, hasta que deje de sangrar. — La rubia se sonrojo y el resto asintio interesado. — Es una reina, debe dar un hijo o señales de uno luego de su coronación... — El, comenzó a guardar sus cosas con cuidado, en su cesta, cubriendolas con un manto. — Por lo que me ha comentado de su sangrado, ha sido minimo... es normal en chicas primerizas, pasa todo el tiempo y por muchos más días, inclusive, pasa en chicas embarazadas como aviso de un bebé próximo. — El sonrió.. — así que debes cuidarte aún, podrías estarlo, como tampoco no... es cosa de cuidar mientras sigues intentado su Alteza. — El le dedicó nuevamente una sonrisa, y luego de una reverencia se dirigió a la salida, sin embargo, al intentar abrir la puerta, está fue abierta por Shikamaru, quien venia acompañado de su madre, Temari subió aún más la sabana, por alguna razon se sentía aún desnuda.

— Siento...— El dijo mirando al doctor que ahora intentaba retirarse. — Doctor Kan, lamentó no haber estado presente... lo intente pero, había mucha gente. — El doctor nego y realizó un reverencia, Shikamaru parecía odiarla, ya que siempre decía que no era necesario.