La despedida.

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Cuando Shikamaru entro en la habitación se encontró con su esposa roncando en la oscuridad de la noche, apenas y una vela apunto de desgastarse alumbraba su rostro, sobre ella estaba el libro que el le había dado, muy avergonzado claro y con todos los esfuerzos de su coraje, pero lo hizo, porque en verdad le gustaba pensar que ella era aquello. Hubiese querido quedarse a su lado, pero había recibido noticias... muchas noticias.

El lamentable castigo hacia un monje y el plan de venganza de una nación.
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Kankuro leía por décima vez aquella carta, se acercaba el mediodía y Tenten no salía de su habitación. ¿cómo podría decirle esto? ¿cómo podría siquiera soportar verla sufrir por eso?
La carta por supuesto no estaba dirigida para Kankuro... no, había llegado ya hace unos dos días, quizás cuando se encontraban en su viaje para Tenten, pero el no encontraba el valor para entregársela.

-Señor Kankuro. - Dijo Ki cabizbajo. - Ha llegado una noticia para la señorita Tenten.

Kankuro se puso de pie preocupado, ¿había ocurrido algo? - ¿Qué pasa?

- Pues... - Ki le ofreció un pergamino recién abierto, ellos, los sirvientes de confianza tenían el derecho de abrir cualquier comunicado basico, pocos sabían leer, Ki podía y sobretodo ella tenia el derecho de leer las cartas dirigidas a los gobernantes, era una chica de confianza, pero ahora su rostro no lucia nada bien. Kankuro lo tomo y abrio, era un mensaje corto con la firma de Shikamaru.

"Tenten, Neji se ha confesado, al parecer cometió un gran pecado contra los dioses y fue castigado...
Por pecador no podrá ser sepultado de la manera debida, como sabes estará sin nombre, inclusive no podían revelar su identidad pero... me lo han dicho por ser cercano a el...
he intentado lo posible, porque es nuestro amigo pero... es la Iglesia Tenten, sabes el poder que tienen.
Esta en el templo mayor, me encargaré de hacer algo diferente en su tumba.
Pediré por su perdon, se que tu harias lo mismo. "

Kankuro se mareo, por exagerado que parezca, nunca se habría imaginado aquello, nunca llegó a pensar que el chico fuera tan devoto, sincero, que fuera tan justo como para arriesgar su propia vida con tal de proteger la verdad y proteger a Tenten...

- Que nadie suba a la habitacion. - Kankuro se retiró del lugar, con un nudo en su pecho y un reciente dolor de estómago, ¿Había cometido un error? ¿habría hecho una diferencia la respuesta de la chica hacia su carta?
Sus pasos nerviosos llegaron al pasillo que se dirigía hacia su habitación, la habitación matrimonial, una que no pisaba en mucho a días por la culpa de saber algo que ella no, y una que seguramente no pisaria nunca más por las mismas razones.
Su manera de progegerla había fallado en comparación a la de ese chico. El se sepultó con la verdad.
Una verdad que la condenaria de por vida.

- Tenten. - Llamo antes de tocar la puerta, en menos de un minuto ella la abrio sorprendida de que fuese el.

- Kankuro. - Le dijo con una sonrisa a medias, como si en realidad estuviese feliz de verlo, cosa que el prefería creer que fuera cierto. Le gustaba su sonrisa. El paso a la habitacion, olía a flores y sudor, lo normal para alguien que no salía desde hace mucho. - Has venido... - Dijo aquello en voz baja, mientras la puerta se cerraba.

- Lo siento. - Dijo Kankuro girandose para mirarla. - Aunque no puedas creerme... Lo lamento mucho.

La muchacha lo miro confundida, una sonrisa se dibujaba en sus labios a medida que pasaban los segundos, como si el chico exagerara aquella disculpa. - Esta bien... - Ella dio unos pasos hacia el e intento tocar su brazo, pero el se alejó.

La elección. Shikatema FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora