A veces el karma no es tan malo

Emociones extremas

Prometí subir en cuanto pudiera... bueno eso es ahora, hasta la próxima.

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El día de hoy amaneció de muy buen humor pues simplemente no se podía quitar el beso de buenas noches que había recibido del castaño hace algunas horas, y admite que seguramente hubiera seguido así de no haber escuchado a John quejarse de una forma que era obvio que Stiles no se encontraba en casa, solo era necesario escuchar como hablaba de su esposa y preguntarse qué hizo mal como padre como para merecer un hijo que no lo pudiera acompañar en sus malos momentos, especialmente si este era el causante de los mismos, ante lo cual le ganó la tentación de saber o que pasaba y porque no, también quería evitar seguir escuchando pestes de Stiles, aunque estas fueran en broma, porque era obvio por el tono que les daba a sus palabras y conocer al hombre como para estar seguro de que todo ello era solo una forma más de dejar de pensar en el dolor y desquitar el coraje consigo mismo sobre que la vejez ya le estaba pasando factura, aunque esto último ni loco lo mencionaría, no sabe de lo que el sheriff sería capaz de hacer en caso de enterarse y sinceramente no quería descubrirlo, porque reconocía que lo desgastado que tenía el cuerpo, sin duda lo recompensaba con valor y sabiduría, y ya saben, el conocimiento es poder, y tratándose del padre del castaño seguro tenía muchas y muy diversas formas de hacer que alguien se arrepintiera de subestimarlo, y todo esto sin mencionar ni querer pensar en su fácil acceso a varias armas y a un personal que seguramente estaría dispuesto a seguir sus órdenes hasta la muerte, porque él se catalogaba dentro del mismo, así que bien, el hombre era un hueso duro de roer.

Con paso seguro se dirigio a la habitación, lástima que una vez llegado a la puerta toda esa seguridad tambaleo, choco y se cayó porque resulta que el hombre dormía en shorts, permitiéndole tener un mejor reconocimiento de su cuerpo, y de solo pensar en que algún día Stiles se viera así, ciertamente le dio escalofríos, y no es que el hombre se viera mal, porque reconocía que lucía bastante conservado para la edad que tenía y las múltiples experiencias que ha vivido, especialmente la fuerza de la naturaleza que tiene por hijo, pero eso no quitaba que tuviera muchas manchas en la piel que era obvio se procuraba tapar con la ropa, un cuerpo que aunque algo firme se notaba completamente cansado, sabiendo que su razón de vivir eran aquellos a quienes protegía y quería, haciendo que su corazón latiera con renovado ímpetu, pero lo que termino por bloquear su flujo de ideas fue la cicatriz que tenía en el estómago, notándose de un tamaño considerable, y si no fuera por la forma en que se ve, como si tuviera mucho tiempo, asegurando que fue a causa de un hecho de joven, está seguro que habría muerto, porque es imposible que una persona de 32 años en adelante pudiera sobrevivir a la misma, porque detallándola más, se notaba que no era una cicatriz cualquiera, eran zurcos que parecían hechos con algo filoso que seguro también debió tener gran profundidad, lo que le hace sentir afortunado de haberlo conocido y del milagro que debió ser el superar semejante herida.

No sabe cuánto permaneció ahí parado en la puerta en estado de shock, solo sabe que en un momento veía todo normal para al siguiente sentir como todo se ponía borroso a causa de múltiples lagrimas que no sintió hasta que le fue lanzada una almohada, a lo que se liberó del estado de quietud que tenía para limpiarse las lágrimas con la manga de su playera y notar ahora al sheriff bloqueando la visión de su cuerpo con las sabanas de su cama.

Tenía miedo de meter la pata con cualquier comentario que saliera de su boca, por suerte este no tuvo que ser el primero en hablar.

J- No se suponía que vieras eso- eso solo hizo que su corazón y estomago sintieran un hueco, ¿Sería que trataba de ocultarlo? ¿Por qué razón? ¿No le tenía la confianza?

P- Entiendo, no se preocupe, no saldrá ni una palabra de mí- agachando la cabeza para ver a sus zapatos sin saber cómo ver a la cara al hombre en quien creyó tenía una relación de confianza mutua.