Ahí estaba él, ahí estaba Sergio. Luego de un largo viaje, de haber caminado durante horas por una isla repleta de turistas y llena de comerciantes, pude conseguirlo, estaba justo en frente de mi, con dos copas de vino servidas y una sonrisa en su rostro.
- Sergio...
- Hola, Raquel.Yo no sabía que hacer, ni sabía que decir, habían pasado muchas cosas desde la última vez que le vi y sin duda, no sabía cómo reaccionar después de reencontrarme con aquel hombre.
- Me alegra verte - dijo el sonriendo, se movió un poco y me tendió una copa de vino - Te he estado esperando.
Yo seguía ahí sin habla, no sabía que decirle a Sergio, pero de una cosa si estaba segura: me alegraba verlo de nuevo.
- Ah si ? - dije.
-Si, no es que he estado sentado aquí todo este tiempo... La verdad, pero si he venido unas cuantas veces - dijo él un poco nervioso.
Tomé la copa y bebí un poco del vino, me senté a su lado y lo miré, el se veía exactamente como lo recuerdo, parecía el mismo tipo al que conocí en el bar, era el mismo salva sólo que ahora no lo llamaría así, porque ese no es su verdadero nombre...
- Sergio... - susurre su nombre de nuevo.
- Raquel yo... yo... - comenzó a hablar pero no pudo terminar la frase porque lo besé.El se apartó un segundo para asimilar lo que pasaba, me miró y luego me besó, eso fue todo, era lo que necesitaba para darme cuenta de que todo era real y que no había vuelta a atrás.
- A mi también me alegra verte - dije.
Estuvimos un par de minutos en silencio, supongo que ambos necesitábamos un poco de silencio para pensar en que pasaría ahora, vamos que no es muy común reencontrarte con un hombre al que conociste hace un año, a quien conociste con un nombre, lo besaste, hechaste un polvo con el y al final, luego de 5 días, resultó ser una persona distinta, un atracador y bueno... ahora tiene suficiente dinero como para asegurarse de no volver a trabajar nunca más.
- Que tal te va? - fue lo único que se me ocurrió decir para romper el silencio.
- A mi me va bien, la verdad... No puedo quejarme - dijo él - Que tal tu? - agregó.
- Bien - dije y no pude evitar sonreírle.
- Raquel, lamento lo que pasó, no es justo que te echarán del cuerpo policial
- Está bien, igual ya no quería estar ahí - dije y eso era cierto, me trataron como si fuera un montón de basura, como si todo eso era mi culpa y me chantajeron una y otra vez.
- También lamento lo de tu madre - dijo y puso su mano sobre la mía mientras me veía.
-Si, bueno... gracias por las flores por cierto - dije y recordé aquello que recibí el día después del entierro de mi madre, era un arreglo de flores, rosas blancas para ser exacta, venían con una carta y ponía "Para: Raquel Murillo De: Sergio Marquina/ Salva/ El profesor" esa carta llegó en el momento más triste de mi vida, pero sirvió para aliviar un poco el dolor que sentía en aquel momento.
"Mi sentido pésame, Raquel. Se que no es el mejor momento para aparecer pero quería decirte que siento la muerte de tu madre, recuerda que siempre te estaré esperando"
- Sergio... ¿donde están los otros? - pregunté, se que no estábamos hablando de eso, pero sentía curiosidad.
- ¿Quienes? - preguntó él.
- Tokio, Río, Denver...
- Eso no te lo puedo decir, no por ahora.
ESTÁS LEYENDO
La Casa de Papel: Raquel y el Profesor.
FanfictionEste es un fanfic sobre lo que puedo haber pasado luego de que raquel se diera cuenta de que el profesor era Salva, el hombre con el que había estado saliendo desde hace unos días y de lo que puede suceder con ellos cuando se encuentren. Al princip...