Capítulo IX.

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Cerré mis ojos y me comencé a pensar en aquel nombre, Daniel Ferreiro, no era la primera vez que escuchaba ese nombre, conocía a un Daniel Ferreiro.

Cuando era pequeña, en mi escuela, recuerdo que había un niño que se llamaba así, Daniel vivía muy cerca de mi casa así que jugaba con el en la escuela y por las tardes también solíamos jugar en un parque que estaba cerca, recuerdo que también tenía un hermano llamado Santiago... ¿Santiago?.

¿Podría ser esto una coincidencia?

Miré a Sergio un momento, estaba escribiendole a alguien con su móvil y parecía no haberse dado cuenta de que lo estaba observando, vi como su nuevo estilo parecía encajar, encajar con el físico que tal vez Daniel tendría para estas fechas, tal vez se vería un poco más delgaducho pero de resto estaría bien, se parecería mucho a Daniel.

- ¿Sergio? - dije en voz baja y espere a que el me mirara.

Sergio dejó de escribir inmediatamente y me miró con una ligera sonrisa.

- ¿Si?

- ¿Por qué Daniel Ferreiro?

Sergio soltó una sonrisa como si hubiera estado esperando todo este tiempo a que le preguntara eso.

- Conociste a un Daniel Ferreiro, ¿cierto?

Asenti

- Buscamos en tu pasado, entre compañeros de escuela y amigos para conseguir a algún hombre que se pareciera a mí ahora, cosa de no crear una identidad desde cero sino buscar a alguien a quien poder suplantar - dijo e hizo una pausa para ver mi reacción.

- ¿Suplantar?

- Si, es decir, buscamos a alguien para suplantarle, cosa de que si alguien llega a preguntarte quien soy tu dirás que soy Daniel, un amigo de la infancia a quien tenías mucho tiempo sin ver porque se había ido a Estados Unidos.

Eso es cierto.

- Sergio, ¿y si contactan al verdadero Daniel?
- Bueno, eso lo harían sólo con un tablero de Ouija o una sesión espiritista.
- ¿Qué?
- Daniel murió hacer 3 años en Estados Unidos.

Lo miré entre sorprendida y confusa, Sergio sólo continuó hablando:

- Estaba viviendo allá sólo porque sus padres murieron ya hace mucho tiempo y su hermano Santiago vive en Australia, si les dices a quien tengas que decirle que soy Daniel Ferreiro no tendrán de otra que creerte, porque no hay nada ni nadie que diga que no lo soy.

- ¿Como así?

- Nadie en España sabe que él murió y yo tengo los ojos de su mismo color, tengo un físico muy parecido, papeles y pasaporte que indican que soy él.

- Pero si te llegan a tomar las huellas por cualquier cosa van a saber que eres tú, que eres Sergio Marquina - dije y trate de sentarme en la cama para poder hablar mejor, él saltó de donde estaba y me ayudó a sentarme y luego habló.

- No van a detectar nada con mis huellas, no las tienen.

- Si las tienen, recuerda que mi ex marido las sacó de las bandejas de pertenencia de la comisaría, del coche patrulla, de la manilla de su auto y de la cuchara, tus huellas están más que fichadas.

- Sólo tienen esas huellas, pero lo cierto es que no son las mías.

- ¿Qué? ¿Cómo?

- Rio estuvo navegando por semanas en la Deep Web antes de comenzar el primer atraco, estaba buscando un implante ruso del que había escuchado antes... el implante consiste en una micro capa de piel que se adhiere a la piel de la yema de los dedos - hizo una pausa para acercarse un poco más y mostrarme sus dedos - esa capa es prácticamente invisible a menos de que claro mires con una lupa o algo, la micro capa trae una huella digital completamente nueva.

- ¿La tienes puesta? - pregunté.

Sergio tomó su móvil y le tomó una foto con flash a su propia mano, le hizo zoom a la foto y me mostró la imagen, se podía ver algo al rededor de sus huellas pero parecía más bien como si se le estuviera pelando la piel, no parecía nada fuera de lo común.

- Si y en el atraco... en todo momento durante esos días use lo mismo, pudieron haber conseguido mil huellas en todo el hangar que coincidieran com las huellas del coche patrulla, pero nunca conseguirían mis verdaderas huellas... aunque me quite todo esto estoy limpio.

- ¿Y por qué llevas las huellas falsas?

- Por seguridad, quiero usarlas y usar estos lentes de contacto y este corte por un tiempo para evitar levantar sospechas.

Todo esto se estaba haciendo un lío, pero era de la clase de lios de los que no puedo evitar meterme.

- Sergio, ellos tampoco tienen tu rostro.

- Lo se.

Cuando estaba aún en el cuerpo vi todo lo que tenían de Sergio, tenían las grabaciones de la cafetería pero el siempre salía de perfil, nunca llegaron a captar su rostro de frente, nunca miró a la cámara, tampoco tiene el retrato robot así que eso como si sólo se quedarán con el: "hombre de unos cuarenta, blanco, con gafas y barba" y lo cierto es que Sergio seguía estando en sus cuarentas, seguía siendo blanco aunque ahora su piel estuviera un poco más bronceada pero ya no usaba gafas y la barba era casi inexistente.

Lo miré feliz, no veía nada para temer por él, por mi, por el hecho de que estaría con el mayor atracador de España... nada podía demostrar que él lo era, que el era el Profesor, Sergio o Salva ahora él era alguien más, era Daniel.

- Ven - dije con un susurro y esperé a que estuviera lo suficientemente cerca para besarlo, me en cantaba besarlo, me gustaba mucho tenerlo cerca, poder saber que estaba ahí y que haría lo posible por estar junto a él el mayor tiempo posible y... en ese momento lo único que quería era recuperarme, salir de ese hospital y regresar a casa para poder estar con Sergio, poder estar con Paula y ser feliz.

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💖Espero les guste como va 🙂

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La Casa de Papel: Raquel y el Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora