Capítulo V.

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Cada mañana me despertaba pensando en él, en como hacíamos el amor, en como me acariciaba, me besaba y me hablaba, como si es que fuera la única persona en el mundo, la única mujer a la que el podía amar, como si yo fuera todo.

Ahora que ya no está conmigo siento todo lo contrario, me siento como si fuera nadie, como si estuviera vacía y como si todo lo que había vivido fuera sólo producto de mi imaginación.

Ya han pasado meses desde la última vez que vi a Sergio y desde que regresé a España, siento que esas semanas en mi vida estuvieran borrosas.

Cuando le dije a Sergio que tenía que irme, él no se negó a dejarme ir, es más, me dio dinero para que me fuera... pero claro, era porque tenía un plan para evitar que la policía descubriera que él estaba en palawan; ese plan consistía en que yo iba a viajar a otras partes del mundo para despistar a la policía y hacerles creer que sólo estaba viajando, conociendo mundo.

Luego de palawan fui una semana a recorrer otras partes de las Filipinas, otras islas, para la mitad de los viajes me acompañó un amigo de Sergio, un tal Santiago, el estaba haciéndose pasar como turista, tal vez como mi pareja, no lo sé, en realidad no sé para que me acompañaba....

Después de esa semana no regresé a España, Santiago me acompañó a Puerto Rico donde estuvimos una semana, después República Dominicana y luego estuvimos ahí por unos nueve días, luego el viaje cambio un poco, principalmente por el hecho de que hasta esa parte del viaje dejé de ser acompañada por Santiago y ya me había acostumbrado a él.

El era como de mi misma edad, media como un metro ochenta y muchos y tenía una pinta de buena persona y buen amigo, como de esos que se llevan bien con todo el mundo, que no le importa como seas y les gusta divertirse todo el fin de semana, salir de fiesta o ver partidos en casa de un amigo, en fin, muy majo.

- Sergio me dijo que te acompañara hasta esta parte del viaje, pero aún no puedes regresar a España.

- ¿Por qué? - pregunté.

- Por el tema de las postales.... tu piensa que están viendo lo que haces, que ellos vieron lo del bar y las postales, pues creerán que la postal que sacaste es donde está Sergio y si vas a un sitio sabran que tienes muy claro donde está él, en cambio, si vas a varios lugares creerán que no tienes ni puñetera idea de su paradero - explicó.

- Pero igual tendrán la idea de que fui a buscarlo ¿verdad?

- Si, y si te preguntan dirás que no, que viniste de vacaciones, que necesitabas viajar, conocer el otro lado del océano, no sé, reconectarte con tu ser interno, lo que quieras...

Yo miré a Santiago un segundo pensando en lo que decía, parecía estar hablando muy en serio, de hecho sonaba preocupado.

La última vez que lo vi fue en el aeropuerto de Santo Domingo, él iba a agarrar un avión rumbo a Estados Unidos y yo... Yo iría a Aruba, una isla que queda por donde estaba, como entre República Dominicana y Venezuela.

Mi vuelo fue tranquilo y rápido... Y así mismo como fue el vuelo fue también el viaje, cinco días en Aruba, otro vuelo, cinco días en Surinam y finalmente, el vuelo directo a Madrid, España.

En un principio, había comenzado un viaje, viaje al que fui con un boleto de ida y vuelta, una maleta pequeña y dos mil dólares y regresé con: el pasaporte sellado por 5 países distintos, una maleta grande, tres mil dólares y mi mente llena de un cóctel de emociones.

- Por fin en casa - dije apenas abrí la puerta de mi casa y tiré la maleta en el recibidor.

Fui directo a la cocina a tomar un poco de agua y luego, sin pensarlo mucho saqué un móvil que llevaba en mi bolsillo, lo miré tocandolo con cuidado y pensé en quien me lo había dado:

- Raquel, toma este móvil, apenas llegues a tu casa y estés a salvo necesito que lo uses... Y recuerda esto - dijo y luego abrió un menú dentro del móvil, en el menú había una aplicación, sólo una que era una calculadora, o bueno, una falsa calculadora.

Me explicó que al llegar le mandara un mensaje, pero que lo haría con esa aplicación pero como si estuviera usando una calculadora y que, cada número tenía un significado, significados que estaban en una lista que me había dado en una hoja.

Ahí en casa, en ese momento abrí la aplicación, saque la lista que guardaba junto al móvil y escribí:

"5.20.21.16.26 + 5.14 + 3.1.20.1 + 14.16 + 8.1.26 + 17.19.16.2.12.05.13.01 = ": Estoy en casa no hay problema

Me había imaginado a mi misma enviando ese mensaje una y otra vez, quería sin duda escribir que estaba bien, que al llegar no me habían interrogado y también quería escribirle que lo quería, que lo quería aquí conmigo, pero que no podía.

Nunca supe si con eso podía recibir una respuesta de él, no supe siquiera si le había llegado el mensaje y eso ya no me importa, sólo me importa el hecho de que no puedo hacer nada para volver a verlo y eso... eso es lo que más quise los últimos meses.

La Casa de Papel: Raquel y el Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora