Capítulo XV

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El sudor recorria todo mi cuerpo, sentia mucho calor, pero eso no era lo peor, estaba aterrada, adolorida, me sentía impotente y tenia mucho odio dentro de mi.

- Rachel, no nos hagas perder el tiempo.

Su voz se escuchaba fuerte y claro por todo el lugar y lo de decia chocaba en las paredes produciendo y ligero eco en aquel sitio tan oscuro y vacío.

- Bah! Aunque no digas nada igual no estamos perdiendo el tiempo... no pasa nada!
- ¿Quienes creen que son? - Me tenian atada, a una silla pegada al suelo.

La mujer embarazada arrastró una silla de madera y se sentó justo en frente de mí, soltó una pequeña carcajada mientras me miraba fijamente.

- Yo de pequeña tenia un perrito, era el perro mas pequeño y malhumorado que he visto en mi vida.

Todo lo que decia lo hacia de manera fluida, sin pensarlo, sin trabarse, como si lo hubiera dicho un millom de veces o si antes estudiara cada cosa que iba a decir.

-¿A ti te gustan los Animales?

De nuevo hubo una pausa y yo no le di ninguna respuesta, no respondía casi a ninguna pregunta que hacian.

- ¿Has tenido alguna mascota?
- Si.
- ¡Lo sabía! Tienes una pinta de ser de las personas que son más de perros. ¿Perro cierto?
*Asenti*

Un hombre se asomó por una puerta que quedaba a unos 6 metros de mí, lo habia visto unas cuantas veces en aquel lugar, lo sabia porque reconocía como era y el hecho de que parecia no encajar en aquel lugar.

- Yo he tenido de todo, perros, gatos, peces, pajaros e incluso ahora tengo uno que otra mascotita.... si... pero ahora me van más los animales exóticos.

- Hoy hicimos el dia de trae tu mascota al trabajo, tres compañeros trajeron a sus perros, uno trajo un Pitbull muy cariñoso, y yo... bueno yo tambien traje a una de mis mascotas favoritas, le tengo mucho cariño, es un Escorpión muy obediente.

Escuché unos pasos por detras de mi y supe que iba a pasar.

- Le pedí a un amigo que te lo mostrara, lo haría yo misma pero con esto del embarazo me pongo de un humor fatal y esa creaturita odia los estados de animo muy fuertes.

Un hombre se acercó con una caja, sacó al Escorpión y lo puso en mi regaso, inmediatamente me asusté y sabia que eso era lo que ella quería, traté de calmarme pero no se me hacia muy facil.

- Espero que con ayuda de él puedas relajarte un poco y ver si hay algo que puedas decirnos que sea útil.

La mujer salió de ahí sin decir más nada y me dejaron sola en aquel lugar con el Escorpión moviendose por mi cuerpo.

La Casa de Papel: Raquel y el Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora