Es genial

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A la mañana siguiente desperté, lentamente abrí los ojos, Fernanda estaba en mis brazos, acurrucadita. Se me encogió el corazón al verla.

Hizo un pequeño ruido en forma de queja y apretó los ojos, ¿con qué estará soñando?

Ella me abrazó más fuerte y luego abrió los ojos lentamente- Buenos días- dijo en una dulce y armoniosa voz, que tierna.

-Buenos días- susurré en su oído.

Ella sonrió y me vio con esos bellos ojos.

-¿Quién es Jennifer?- dijo manteniendo la mirada.

-¿Qué?- dije confundido.

-Ayer la mencionaste, cuando estabas durmiendo dijiste su nombre.

-Aaahh - ¿qué creen que me diga si le digo que es el amor de mi vida pro no existe?- Es una ex-maestra mía, hace poco me enteré que falleció.

Me alegra saber mentir.

Ella dudo por un segundo pero luego asintió- lo siento, no debí haber preguntado.

Mierda, hice que se sintiera mal- Tranquila- le sonreí.

Ella me devolvió la sonrisa y se sentó.

Me sentía perezoso.

-Levántate flojo- me dijo sacándome la lengua, sonreí.

Hizo su hermoso cabello hacia atrás- iré a ver mi bolso, creo que está en la sala, espérame.

 Asentí.

Ella salió de la habitación, poco después escuché un grito femenino. Me levanté y fui a la sala. Vi a mi hermano y a Fernanda.

-¿Qué paso? Fernanda, ¿por qué gritaste?- dije confundido.

Fernanda rió- El que grito fue Will.

Miré a mi hermano que parecía avergonzado, me reí.

-Bueno, no debería estar vestida así frente a tu hermano menor así que… volveré a la habitación- dijo algo incómoda viendo que técnicamente estaba semidesnuda.

-A mi no me molesta- dijo mi hermano sonriendo. Mi mandíbula cayó al igual que la de Fernanda.

El rió inocentemente y fue a la cocina.

-Fer, discúlpalo- dije llevando mi mano a mi cabeza.

Ella sonrió- tranquilo, no pasa nada.

-Pero tampoco puedes culparlo- dije mirándola de pies a cabeza, sus delicados hombros, su pequeña cintura, sus increíbles piernas, sep, no puedo culpar a mi hermano.

Ella levantó una ceja.

Reí- vamos a comer algo- dije extendiéndole mi mano.

Ella sonrió t la tomó- okay.

Mi hermano se sirvió una tostada y una taza de café. Yo preparé dos malteadas Fernanda dos sándwiches.

Nos sentamos- Vaya, ¿De qué son los sándwiches? Se ven… interesantes.

Ella rió- ¿Qué no confías en mí?

Miré mi sándwich y le di una mordida, hay Dios, que rico. Sentí, tocino, creo que huevo, salsa, jamón. Estaba en el paraíso de la carne.

-Lamento decirte que no soy muy fan de comer saludable- guiñó un ojo y mordió su sándwich.

Mi hermano la miró- viejo, creo que me enamoré.

Fernanda rió tiernamente y bebió su malteada.

Puse los ojos en blanco.

La chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora