Brad tiene razón

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Dostin estaba levantando sus posters porno de las paredes de su habitación, Will levantó toda la ropa sucia, preparando todo para la llegada de mis padres.

Yo estaba en mi habitación pensando en todo lo que sucedió el día anterior. Hoy no hay clases por el aniversario de mi escuela, gracias a Dios.

Ayer salí con Fernanda y nos besamos, adoré besarla, estaba más que encantado, pero una llamada cagó el momento y tuvo que irse. Nina me llamó, casualmente estaba como a media cuadra del café. También salimos, conversamos y ella me besó. Sip, le gusto. Gracias a Dios Luci estaba con ella, y tuvo que marcharse.

-¿Adam? ¿Qué haces?- dijo Brad entrando con Dostin a mi cuarto. Me devolvieron a la realidad.

Suspiré- Nada.

Dostin se fue y Brad se tiró en mi cama- dime, tienes cara de concentración.

-Viejo, le gusto a dos chicas geniales y no sé qué hacer.

-Vaya, ¿cómo son?

-Fernanda, en serio me agrada es genial y muy bonita, y Nina muy agradable y dulce y por supuesto bonita.

-¡Mierda! ¡Pero qué problema! ¡Le gustas a dos chicas increíbles y sexys!- puso sus manos en su cara y abrió los ojos como platos- ¡pobre de ti!

Su sarcasmo me hizo reír- idiota.

-Genial, ahora dime ¿Cuál es el problema?

-¿Qué hago?

-Bien, ¿besaste a alguna?

Asentí.

-Bien, ahora dime, con quien sentiste ganas de llevarla a la cama, del buen sentido.

-Creo que… Fernanda.

-Entonces ya tienes la respuesta, ahora no me jodas.

Reí.

-Volviendo a mi problema ¡VOY A ENLOQUECER! No me acosté con nadie desde el sábado. Me volveré loco.

-Viejo, tienes que estar bromeando- dije poniendo los ojos en blanco.

-No tienes corazón.

Sonreí- Así me quieres.

Brad miró el retrato de Jennifer aún en la pared- viejo, debes quitar eso de esa pared.

Baje la cabeza- no puedo, siento que ella se metió bajo mi piel. No puedo sacarla, la quiero mucho.

-Ella no existe.

-Para mí si lo hace.

-Estás loco.

-Lo sé.

-Como sea, ¿qué esperas?

-¿Qué?

-Llama a Fernanda y dile algo.

Sonreí, saqué mi celular y… “Fernanda, debo decirte algo muy importante” le envié un mensaje.

“¿Qué paso? No me asustes” ni bien lo leí sonreí.

“Me gustas y quiero verte” suspiré, Brad me miró y me sacó la lengua.

Esperé y pasaron cinco minutos, los cinco minutos más largos de toda mi vida. Brad de la nada se paró y salió del cuarto, después de algunos minutos el volvió con un pedazo de papel.

-¿Qué es eso?- dije viendo el papel arrugado en sus manos.

-Fui con Dostin y le pedí la dirección de Fernanda- me tiró el papel a la cara- ahora mueve tu trasero y vete.

Reí- gracias- le guiñe un ojo y salí de mi casa.

“Bien, iré a tu casa” le envié un mensaje a Fernanda y entré a mi auto.

Fui a su casa y toqué la puerta.

-¿Fernanda? Fernanda…- toqué la puerta de nuevo.

Ella me abrió la puerta y me sonrió- Entonces hablabas enserio…

-¿Puedo pasar?- dije poniendo cara de perrito triste.

Ella me sonrió y abrió la puerta- claro.

Entré y me senté en el sofá, luego ella hizo lo mismo. Ella va a un internado especial y solo asiste a clases tres veces por semana, es un instituto para genios o mentes brillantes o no sé qué.

-Bien, ¿de qué quieres hablar?- dijo cruzando las piernas y mirándome.

-Fernanda- agarré sus manos- eres especial, la única chica con la que no sé cómo demonios reaccionar, o como reaccionaras tú, la única que salvo mi trasero de una paliza, la única que me importa-y existe- y quiero ser el afortunado de poder compartir y presenciar tus sonrisas.

Ella dudó por un momento y luego la expresión en su rostro se suavizó y me dedico una sonrisa.

-Fernanda, ¿quieres ser mi novia?- dije besando el dorso de su mano.

Ella se acercó a mi- Me encantaría.

Dicho eso sonreí y la besé, ese era el lugar en donde quería estar. Le abracé la cintura, mientras ella me besaba con intensidad, nuestras lenguas se enredaron, me incliné en ella sobre el sofá, ella comenzó a desabotonarme la camisa. Nos separamos por un momento y le quité la blusa por sobre su cabeza y luego volví a encontrar su boca.

Jennifer susurró mi conciencia.

La ignoré y baje mis manos por la cintura de Fernanda. Ella se sentó sobre mi y se deshizo de mi camisa. El teléfono de su casa sonó y ella se separo del beso recuperando el aliento.

-Ignóralo- supliqué.

-Tal vez es mi padre, y la última vez que ignoré el teléfono un oficial de policía mandado por mi padre irrumpió en mi casa pensando que algo me había sucedido.

-Pero…- hice pucheros.

-Solo será un segundo- guiñó un ojo y se paró.

-Mierda- dije y ella se rió. Contesto y compartió palabras con la persona con la estaba hablando, colgó y luego suspiró.

-Debes irte, mi padre vendrá y si te ve aquí así- me señaló, ya que estaba semidesnudo- no duda en sacar su pistola y dispararte.

-Tienes un padre interesante- dije poniéndome mi camisa.

-Lo sé, te veré mañana, adiós.

Le bese de nuevo y me marche con una sonrisa triunfante. Entré a mi auto y me dirigí a casa, en el camino vi a un niño en la carretera, tuve que doblar para no atropellarlo, choqué contra un árbol, la bolsa de aire, se inflo en un parpadeo golpeándome, mierda que me dolió.

Sentí el dolor punzante en mi rostro, algunos hombres que vieron todo se me acercaron y ayudaron.

Me torcí el cuello, debía reposar, no hacer movimientos bruscos, y pude ver una mancha purpura bajo mi ojo derecho.

La chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora