El dios del placer

Cap. 4 Estigmas

***

 Tae corre dentro de la casa tras bajarse de su motocicleta, la cual no estacionó bien. A penas recibió la llamada de Jimin, vino a toda velocidad escapando de clases. Al entrar en la sala, el panorama lo desconcierta, pues Jimin que está sentado en el sofá junto a un desconocido, de repente eleva su puño derecho y se lo incrusta en el rostro al otro sujeto  haciendo que este se tambalee un poco en su sitio— ¿¡Qué demonios pasa contigo!? —Exclama el rubio. Se pone de pie y mira con furia al hombre que queda allí mudo, como un niño regañado.

— ¿Qué está pasando aquí? —Se involucra Tae. Se acerca para ver al extraño y descubre con sorpresa que se trata de un adonis, una verdadera belleza andante. Las palabras se le queda en la garganta cuando ve los ojos azules brillar denotando que efectivamente se trata de un ser divino ¿pero por qué su amigo lo golpeó? ¿Y si los mata a ambos?

—Hace unos momentos él intentó sobrepasarse conmigo.—Explica el rubio sobando su puño. No quiere admitirlo, pero golpear el rostro de Jungkook fue peor que golpear la pared y ahora sus nudillos duelen al punto de considerar si se partió algún hueso.

—¿Qué hizo qué?

—Dejaste que te acariciara, creí que querías. Recibí mal las señales, supongo—Abochornado, el dios se acomoda la mandíbula un poco y sonríe mientras se explica y sus ojos dejan de brillar—Vaya que golpeas más fuerte que cualquier ser humano que haya osado a golpearme antes.

—¡Trataste de tocar mis partes nobles! Nos conocemos hace quince malditos minutos.—Lo acusa Jimin aún quejandose por el dolor en sus nudillos. —Esto me va a volver loco, Tae ¿Qué debo hacer?

—Tranquilízate, por favor. —Pide el castaño arrastrándolo lejos del sofá para que conserve distancia con el dios.— ¿Estás bien? ¿Quieres un poco de hielo para eso?— señala los nudillos del rubio los cuales se han comenzado a tornar colorados.

—Es un sucio pervertido, Tae. Solo habla de sexo, misiones y amos. Está desnudo y parece no importarle ¿sabes?

—¿Para qué usar un montón de ropa si no duro nada con ella puesta?—Dice Jungkook con naturalidad. Tae abre los ojos, sorprendido por su falta de pudor, pero aun así no dice nada.

—¿¡Lo ves!?

—Discúlpenos un momento.—El castaño toma a Jimin del brazo, lo lleva a la cocina por hielo y luego lo arrastra a su habitación para hablar un poco más serenos.—Dijiste en la llamada que es un dios—le recuerda Tae—Y acabas de golpearlo en el rostro ¿estás loco? ¿no recuerdas cómo se siente su verdadera presencia? Podría hacerte añicos con levantar un dedo.—Lo refresca rememorándole su aventura en china con Hefesto.—Además es su naturaleza, no puedes culparlo por ser así.

—Lo sé, pero él... Es un canalla. Dice que vino a cumplir una parte de mi deseo, pero yo no pedí una persona que me de placer sexual, así que no lo puedo comprender Tae. Lo peor de todo esto es que no podrá irse hasta dentro de tres meses, no tengo idea de qué rayos haré.

—¿Tienes miedo de caer en su juego?—Cuestiona el castaño a sabiendas de que la carne es débil, más cuando se es virgen y hay literalmente un dios griego seduciéndote.

—A ti no puedo mentirte.—admite molesto recordando que estuvo a punto de ceder ante ese ser tan promiscuo. EL dolor en su mano es lo que lo mantiene coherente, pero eso jamás lo confesaría.—Pero el solo hecho de pensar que se trata de simple sexo carnal sin amor de por medio, me detiene. No quiero volver a ser tratado solo como un muñeco, no quiero seguir escuchando la voz de papá en mi cabeza advertirme que nadie me amará por lo que soy en mi interior.