Cap. 15 Denuedo.

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—¿Quieres decir que hiciste que ese anciano repugnante pagara y reemplazaste a su nieto? El verdadero Kim Namjoom...—Concluye Hoseok bastante asombrado con toda la historia. Le dolía el trasero porque duró al rededor de una hora y media el relato, pero es algo precario a comparación de las verdades que estaba oyendo y el cómulo de preguntas acerca de esta nueva faceta que estaba conociendo en su amigo, al cual ya no sabía si llamar Namjoon o Eros... Quizá lo llamaría Cupido solo para molestarlo.

—¿Entonces Jin y tú están...?—Intenta preguntar Jungkook, quien procesa aún toda la historia percibiendo con más fuerza el cambio de Eros respecto a sus ideales y su amor desarrollado, distinto a el envidioso hermano que recuerda. En el fondo le alegra que por fin comprenda tantas cosas que antes los hacía diferentes, como el valor que Jungkook siempre le dio a la humanidad y su decepción por las deidades. Casi siente esperanza en relación a los otros dioses, de que todo puede cambiar, antes no pudo porque estaba solo, pero quizá ya no lo está. Algo así, piensa en ese momento.

—Así es, estamos flechados.

—¿Entonces no es real?—Inquiere Hoseok bastante decepcionado, ya que una de las parejas que más admira es la pareja que hacen ellos dos.

—Por supuesto que sí.—Contesta Namjoon como si fuese obvio. Mira a ambos chicos espectantes y se reacomoda los lente para a continuación decir algo que normalmente considera incómodo.—Al principio era un pseudo amor, pero después nos enamoramos realmente al conocernos bien. Mis flechas son un conjunto de hormonas y delirio, hacen que las personas sean exclavas del instinto de atracción.

—¿O sea que no tienen un efecto permanente?

—Depende de la persona. Ya se los dije, las flechas producen un efecto similar a la droga, se necesita fuerza de voluntad para dejarlo.

—Oh, ya entiendo. Justo como una droga.—dice Hoseok y el moreno asiente.

—¿Y cómo sabes que no estás bajo el efecto aún de esas flechas? ¿Cómo sabes que ya no es un pseudo amor?—Pregunta Jungkook aprovechando el contexto de la situación. Oficialmente, Namjoon es la segunda persona a la que le formula esa pregunta; la primera fue Dionisio, y aún guarda su respuesta como uno de sus tesoros más preciados y una de sus más grandes enseñanzas. Nam suspira leve antes de responderle, pensando que palabras debe usar para un inexperto en el amor como Jungkook, porque es cierto que ambos amaron a Dionisio, pero ni el propio Jungkook sabe definir esos sentimientos, no sabe ni admitirlos o distinguirlos.

—Sabes que amas a una persona cuando te preguntan si cambiarías algo en ella y la respuesta es: no.—Dice finalmente.—Cuando sientes que estar al lado de esa persona es un elección que tomas con gusto cada día.

—¿En serio?—Hoseok se pone de pie para mitigar la incomodidad que siente en sus extremidades adormecidas, pero está seriamente interesado en escuchar al dios del amor definir el mismo.—¿Por qué?

—Porque eso significa que has pasado una de las etapas más importantes de vida: la comprensión. Para amar se debe comprender, se debe tolerar y respetar. La compresión es el valor más importante porque sin él las otras cosas no llegan de forma natural.

—No entiendo.—Informa Hoseok frunciendo el ceño al tratar de entender.  Namjoon quiere levantar los ojos, rodarlos y suspirar, pero piensa que ese gesto puede ofender a su amigo, así que solo se ajusta los lentes y respira hondo, pensando esta vez como explicarle a una persona tan lenta como él.

—Tampoco yo...—Murmura Jungkook algo incómodo.

—Es como construir una casa. Debes poner primero unos cimientos que sostengan esa casa ¿Comprenden?—Hoseok y Jungkook asienten imaginando todo—Ahora piensen que esos cimientos son la compresión, y el suelo es la tolerancia. Luego están las paredes que son la confianza. Las divisiones que son el respeto, y no nos olvidemos de la cochera, ese es el espacio personal. En el interior esta casa está llena de lealtad y su techo es el amor y es construida por ambas personas ¿Me di a entender?

El dios del placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora