Cap. 16 Babélico

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Para Jimin, los días que transcurrieron luego de todo lo sucedido, consistieron en extensas horas banales donde lloró, se quejó, comió dulces hasta casi explotar y vio unos diez melodramas, a veces con Jungkook y la mayoría del tiempo solo, ya que el dios prefirió dejarlo solo durante esos días. Jungkook no sabía como lidiar bien con el pelirosa y sentía que en vez de ser una presencia útil, era un estorbo para que superara la depresión que lo estaba agobiando. Él creía que estaba haciéndole un favor, pero en realidad aunque así fue el primer día, después JImin se sintió solo y se dio cuenta que extrañaba al dios, que esperaba su consuelo y compañía. Eso lo decepcionó. lo puso furioso y más deprimido de lo que ya estaba, por lo tanto era hostil y un poco tajante las veces que Jungkook iba. En aquel día, como a las once de la mañana, Tae fue a visitarlo con una sorpresa inesperada llamada Jisoo, madre de Hoseok. Ella había regresado para presionar a Jimin, pero se alertó cuando les abrió la puerta y se dejó ver decaído y bastante mal arreglado. 

—¿Madre?—La llama un poco inquieto por su presencia sin aviso. Tae levanta los brazos y enseña sus palmas murmurando un "traté de avisarte, pero fue imposible."

Los demás amigos habían preferido comunicarse con Jungkook para saber de JImin, porque ya lo conocen y saben que suele alejarse cuando está molesto; sobre todo Jin, se siente realmente avergonzado. Le dejó múltiples mensajes pidiendo clemencia y perdón aun sabiendo que su teléfono está apagado y no responderá, misma razón por la cual Tae falló en el intento de avisarle que su madre venía de visita.

—¿Pero qué te sucedió? ¿Sigues enfermo?—Pregunta ella preocupada y sorprendida. Repara en Jimin las ojeras oscuras bien marcadas, su cabello grasoso, su ropa con restos de comida y los ojos hinchados como si hubiera llorado recientemente.

—Solo estoy algo deprimido, es todo. ¿Pero qué hace aquí, madre?—Explica restándole importancia al asunto de su estado actual. La verdad es que no tiene ganas de atender a nadie en ese momento, pero se obliga a verse menos molesto de lo que en realidad se siente, para reducir la cantidad de preguntas a responder.

—¿Y Jungkook?—Pregunta la madre entrando tras él y siendo seguida por Tae, que también se pregunta dónde se encuentra Jungkook.

—Estamos peleados, discutimos.—Dice Jimin a Jisoo, ya que ella cree aún que son pareja. Si lo piensa bien, no es mentira. Él sí está molesto con Jungkook por evitarlo estos últimos días  y porque pese a que no lo acepte, en su interior se hizo ilusiones con aquel beso y la amabilidad del dios al impulsarlo a que enfrentara a su padre, pero como siempre, se ilusionó solo.

—Eso explica este desastre.—Dice ella con una mueca de asco que trata de ocultar fracasando en el intento. Observa con estupor paquetes de golosinas por todo el comedor, envases de ramion y soju así como frazadas y cobijas en los muebles.

—¿Podría esperarnos unos diez o quince minutos en el auto, madre?—Pide Taehyung dirigiéndola con mucha delicadeza a la salida—Levantaremos este desastre para que esté cómoda y la llamaré.

—Claro, que considerados.—Murmura saliendo de la casa nuevamente. Tae se asegura mirando por la ventana de la sala que haya entrado al auto, luego camina hacia Jimin y lo toma de los hombros con un gesto de preocupación.

—No se suponía que volvieras a este estado...—Comienza a reprochar, pero el pelirosa se encoge de hombros— Nos duele que nos alejes así, Jimin. Creo que ya te dimos espacio suficiente, ahora temo por tu seguridad. No comes bien ni te aseas, además  ¿peleaste con Jungkook?

El dios del placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora