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Unos cinco o seis años después de la muerte de Youngmi (madre de Jimin), el señor Park concibió la idea de contraer matrimonio para mantener una mejor imagen y fue así como Jisoo y Hoseok se incluyeron en sus vidas en una navidad sin emoción llena de fiestas insípidas y sobre actuadas, repletas de lujos vacíos y gente sin pudor. En ese entonces, Jimin tenía once años y era un niño bajito, robusto y de melena rubia muy alborotada. Carecía de amabilidad y solía hacer un berrinche por todo, o eso parecía. La única capaz de entenderlo era la jefe de personal, la señora Sen. Esta mujer era una empleada interna con mucha experiencia, llevaba la casa en orden y sabía tener al señor Park satisfecho y cuidaba tanto de Jimin como de Hoseok, quien ya era un adolescente de quince años. De vez en cuando venía Taehyung, un niño de once años al igual que el rubio, pero que no venía de ninguna familia acaudalada si no de un orfanato que había cerrado por falta de presupuesto. Él se había destacado por ser más listo que los demás y más creativo, por eso la anciana Sen lo llevó a la casa de los Park y le dio una vida decente en una humilde casa cerca de los dormitorios del personal a cambio de ser amigo de Jimin; Sin emabargo no importaba cómo, era imposible ser amigo de un niño tan complicado y grosero como era el rubio en ese entonces.
No era un sopresa para la anciana tampoco que Jimin se llevara pésimo con Hoseok, pues este al contrario del rubio, era amable, sonriente y muy fácil de llevar. Hoseok era capitan del equipo de baloncesto, era popular entre las chicas y aunque no le iba muy bien con las notas, se salvaba por sus logros deportistas y la influencia de su padrastro nuevo. Ambos herederos eran como el agua el aceite, uno era el día mientras que el otro era la noche.—¿Por qué no juegas con Taehyung?—Preguntaba la anciana cada vez que Jimin aparecía con un juego de ajedrez en la cocina iterrumpiendo sus labores.
—Es un miedoso.—Respondía con molestia—Y también es medio tonto, no entiende el ajedrez.
—Oye, no debes llamar tontos a los demás solo porque tú has tenido una mejor educación. De hecho él es muy perspicaz.—Lo reprendía la anciana mientras que el niño voleteaba el rostro molesto con el ceño bien fruncido y los labios abultados disgustado por el regaño.—Dale una oportunidad, es un buen niño. ¿Por qué no intentas jugar otra cosa con él?
—Pero a mí solo me gusta el ajedrez.
—Me temo que eso es un problema.—Le advirtió la mujer.—Ese no es un juego que a los niños de tu edad les interese mucho. Puedes tratar de experimentar otra cosa o seguir sin amigos.
—Bien... ¿Cómo qué?
—¿Qué tal un dibujo artístico? Taehyung es muy bueno para dibujar.
—Lo intentaré.—Sin mucho animo Jimin se fue en busca del castaño que seguramente se encontraba alimentando gallinas o arrancando arvenses de los al rededores. Para beneficio del rubio, estaba en el granero con las gallinas y no tuvo que buscarlo en el campo.
—¿Joven amo Jimin?—Lo saludó Tae en cuantó notó su presencia—¿Qué hace aquí?
—¿Es cierto que eres bueno para dibujar?—Preguntó directamente a lo que el castaño asintió tímido.—Sígueme—Ordenó sin decir nada más y se dio la vuelta para irse siendo seguido por un inseguro Taehyung que se comía las uñas de las manos en el camino, preparado para cualquier insulto que esta vez le diera su joven amo. Aquel día sin embargo, las cosas fueron distintas. Taehyung dibujó un hermoso retrato de Jimin y le confesó que soñaba con ser arquitecto. Nunca tuvo una casa o un hogar, así que en el futuro deseaba poder construir y diseñar con sus propias manos un enorme palacio para vivir junto a sus amigos, aunque no tenía muchos aún. A Jimin le agradó tanto esa noción que por primera se abrió con otra persona contandole que soñaba con huir lejos del control de su padre, que le encantaría vivir en una choza fea y alimentar gallinas todos los días en lugar de sentarse en la misma mesa que ese insensible. Ese día comenzaría lo que gradualmente se fue convirtiendo en el vínculo más importante de ambos y con los días el castaño aprendía del carácter de Jimin mientras que Jimin aprendía de su amabilidad y empatía y mutuamente evolucionaban forjando sus caminos.
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El dios del placer
Romance¿Cuales son los límites cuando se trata de ayudar a un amigo? TaeHyung sabe que no existen, por eso consigue para JiMin, su virginal y solitario amigo, un deseo que no salió como esperaban: '-Soy Jungkook, dios del placer, hijo de afrodita. Seré tu...