El dios del placer

Cap 20. Disonancia

Recordemos que:

Eros: Namjoon / cabello dorado

Hímero: Jungkook/ cabello rojo

Dionisio: Dennis./ cabello rubio

***

+ 5.000 años atrás.

El dios del vino creció en el olimpo hasta los ocho años en el seno de su madre Perséfone, la cual estuvo cada año solo seis meses a su lado, mientras que los otros seis meses estaba en el inframundo con Hades. Fue así hasta su año noveno de vida en donde ya no la volvió a ver más. No se sabía si estaba en el inframundo cautiva, si Hera por fin la había ejecutado o si estaba presa por algún otro dios; a ciencia cierta, solo sabían que Dionsio se había quedado solo.   
      Al ser el hijo de la peor traición de Zeus hacia su esposa Hera, gran parte de los dioses ya lo aborrecían, solo lo hacían para mostrar su favoritismo a la diosa madre y oposición a Zeus. Sólo tenía como amigos a Anteros, Hefesto, Hímero y bueno... Ellie y Eros apenas le dirigían la palabra. 

Muchos años después cuando ya había crecido y desarrollado una forma humana, descendió a Creta en una tarde soleada para seguir una pista de su madre. Estuvo de un lugar a otro, pero no halló ninguna información que fuera realmente útil. Ya cuando caía la noche, se sentó en una colina para ver el cielo nocturno y allí llegó su primera visión; todo a su al rededor de pronto comenzó a cambiar con una cortina de humo, su suelo ya no era el prado verde de la colina sino un pálido suelo gris de hormigón, y sobre su cabeza ya no estaba el cielo nocturno sino el techo de una habitación oscura con una sola ventana que dejaba ver la vía láctea con todas sus maravillas inexplicables y los planetas que se veían diminutos desde allí.—¿Qué es esto?—Se preguntó mientras se ponía de pie y recorría el sitio. En su mente se debatía si alguien lo había invocado, si estaba despertando un nuevo poder o si estaba alucinando. Lo que sea que fuera, era increíblemente realista.

—Este será tu castigo por tu insolencia. Agradece que tu castigo no es peor que el de Prometeo o el de Atlas.—Dionisio oyó la voz de su padre Zeus y percibió su presencia, pero no pudo verlo. Al lado de la ventana, de rodillas en el suelo estaba Hímero en su naturaleza humana. Permanecía en silencio mirando al suelo mientras el dios del rayo continúaba su sermón sobre el castigo.—Tendrás que complacer cada día y cada noche a quienes te sean enviados aquí, en esta prisión. Ya que no tienes ninguna clase de mesura y eres el dios del placer y la lujuria, no te será muy complicado. No podrás salir de aquí, ni tendrás de vuelta tu linaje.

—Dime, ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué mi padre te castiga así?—Se acercó a Hímero para preguntarle, pero él ni se inmutó. Es como si no pudiera verlo.—Oye... Jungkook, ¡Jungkook!—Gritó, ahora sí llamando la atención del pelinegro que levantó su rostro mirando en todas las direcciones sin poder ver a nadie.

—¿Dennis?—Murmuró finalmente y guardó silencio. Luego de un rato volvió a murmurar.—Estoy loco, él está muerto.

Al oír esa afirmación, Dionsio se quedó pasmado y sin saber que pensar. ¿Muerto él? ¡Pero si estaba allí vivo! Sin poder comprender nada decidió seguir observándo en silencio, pero nuevamente una cortina de humo se formó a su al rededor y la imagen de Jungkook desapareció junto a la prisión y la vía láctea. Reapareció entonces en un lugar muy extraño con el suelo hecho en una especie de mármol blanco y estructuras que jamás había visto antes. Las cosas lucían menos rústicas y la decoración era sencilla, distinto a lo que conocía. Era una especie de recinto pequeño, pero cálido con lo que parecía un comedor, al otro lado un sentadero frente a una extraña caja negra y un pasillo corto por el que caminó hasta llegar a una habitación. Allí nuevamente vio a Hímero, pero esta vez estaba sentado sobre una cama, y a su lado un chico rubio algo lastimado escuchaba un relato que el pelinegro contaba. — No suelo hablar mucho de esto, pero pienso que mereces saber un poco mis razones—Dijo Jungkook—Tuve que ver morir en mis manos a un ser que era muy especial para mí, yo no alcancé a salvarlo. Murió de una forma cruel... Dolorosa, y no pude hacer nada; excepto, verlo morir después de sufrir como no lo merecía—El tono de su voz era triste, igual que su expresión—Si tan solo yo no hubiera Sido un dios idiota y arrogante, no habría tenido que pasar por eso. Si hubiera tenido el coraje de protegerlo... Si fuera un poco más como tú.