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Abrí los ojos pero está vez no estaba a su lado. Las paredes blancas me eran desconocidas.

No podía moverme.

Giré con lentitud mi cabeza, una mascarilla cubría mi boca y nariz, me obligaba a mi misma a respirar el molesto aire que desprendía. Demasiado difícil

Doloroso.

El sonido de una máquina se escuchó a mi lado y el sonido de lo que parecía una puerta abriéndose fue lo que escuché después.



-Kyan

¡No es lo mío!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora