—No choques mi auto —colocó su mano en mi pierna.
—Eso no es posible —me quejé y encedí el auto.
—Hablo enserio, no le hagas nada —asentí.
Su mano no se apartó de mi pierna en ningún momento y poco a poco empezó a subir esperando llegar a un destino indefinido sin que yo la detuviera.
—No distraigas, podría chocar y arruinar tu auto —le guiñé un ojo. Tomé su mano solo con dos dedos y la aparté.
Pusé mi mano en la palanca de velocidades y solté el freno.
—Touché —observé su sonrisa de reojo.
-Kyan
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¡No es lo mío!
Conto-¿Qué es lo tuyo? Se lo preguntó durante mucho tiempo y ella siguió sin averiguarlo. ¿Lo piensas? •Capítulos cortos•