—Nena... —acariciaba mi mano con una molesta delicadeza.
No quería hablar.
—Nena... Vamos, tienes que decir algo.
Moví la cabeza y busqué sus ojos, negué con un movimiento y en su rostro solo apareció la sorpresa.
—Tranquila, no vas a derrumbarte —su mano ahora acariciaba mi mejilla.
Fue ahí cuando me di cuenta que estaba limpiando mis lágrimas.
-Kyan
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¡No es lo mío!
Historia Corta-¿Qué es lo tuyo? Se lo preguntó durante mucho tiempo y ella siguió sin averiguarlo. ¿Lo piensas? •Capítulos cortos•