CAPÍTULO 1

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Los personajes de INUYASHA no me pertenecen sino a RUMIKO TAKAHASHI
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Esta obra pertenece a KIM LAWRENCE, ha sido adaptada y modificada por mí
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Los personajes utilizados pueden contener Ooc.
Los personajes son todos humanos, la trama se ubica en un universo alternativo.
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Capítulo 1

Miroku POV
Después de llevar diez minutos tratando de vender una idea casi todo el mundo se daría por vencido. Pero Miroku Houshi no era uno de ésos. Algunos aseguraban que lo que le faltaba en talento no compensaba con su determinación. Y era cierto.
Sesshomaru Taisho, a quien todo el mundo consideraba un hombre con mucho talento, escuchaba decir a su amigo, unos años más joven que él, por qué necesitaba que ese fin de semana fuera con él y dos amigas a su casa de campo.
No.
La respuesta de Sesshomaru era inequívoca y a Miroku le sorprendió un poco su total falta de cooperación. Se estaba portando con la misma fría indiferencia que Miroku había esperado de él hacía cinco años cuando se presentó en las oficinas londinenses de Taisho International para pedir una oportunidad. Lo único que podía presentar a su favor era un tenue, más que tenue, vínculo familiar con los Taisho.
Aunque había llegado esperando ser expulsado del impresionante edificio sin contemplaciones, lograr ser recibido por el presidente fue tan duro como había anticipado. Cuando por fin se encontraron cara a cara, Miroku se sintió desfallecer. Sesshomaru era mucho más joven de lo que él esperaba y mucho más duro e implacable.
Al verse delante de los ojos dorados y penetrantes que lo contemplaban con una expresión helada y cínica, Miroku dejó a un lado la presentación que tan cuidadosamente había preparado en los días anteriores y dijo:
Escucha, no hay ninguna razón para que me des trabajo sólo porque un tío abuelo mío se casó con una prima lejana de tu madre. No tengo estudios. De hecho, nunca he terminado nada de lo que he empezado, pero si me das la oportunidad no te arrepentirás. Lo intentaré con todas mis fuerzas. Tengo algo que demostrar.
—¿Tienes algo que demostrar?
La voz profunda del hombre sobresaltó a Miroku.
No soy un perdedor.
El hombre detrás del escritorio se puso en pie y lo observó durante un largo momento en silencio con aquellos penetrantes ojos que parecían descubrir todos sus secretos.
Bueno, siento haberte molestado... dijo por fin tras el largo e incómodo silencio.
El lunes a las ocho y media.
Miroku abrió la boca, sin poder creérselo.
—¿Qué has dicho?
Sesshomaru alzó una ceja.
Si quieres el trabajo, ven el lunes por la mañana a las ocho y media.
Miroku se dejó caer en la silla más cercana.
No te arrepentirás le juró entonces.
Miroku había cumplido su promesa. No había tardado en demostrar su valía y, quizá más sorprendentemente, entre los dos hombres enseguida había surgido una estrecha amistad que se mantuvo cuando dos años atrás Miroku dejó Taisho International para montar su propia empresa.
Miroku adoptó una expresión herida al mirar a Sesshomaru en esos momentos.
Debo decir que tu actitud me parece muy insensible.
Si por insensible quieres decir que no pasaré el fin de semana entreteniendo a una mujer gorda, aburrida y mentalmente desequilibrada, y estoy citando tus propias palabras, para que tú puedas estar cortejando tranquilamente a tu Saiko, sí, soy insensible.
—Sango le corrigió Miroku, y su amiga no está mentalmente desequilibrada. Sólo ha sufrido una depresión nerviosa o algo así.
Me lo puedes repetir de mil maneras, pero la respuesta sigue siendo no, Miroku.
Si conocieras a Sango no serías tan cruel insistió Miroku que no estaba dispuesto a pasar otro día más con su novia y la amiga de ésta.
—¿Es guapa?
Mucho, y no me mires así. No es un romance pasajero, es la mujer de mi vida. Sé que lo es insistió indignado al ver la cínica sonrisa que esbozó Sesshomaru al escuchar su romántica admisión. Y tú deberías ser más comprensivo, teniendo en cuenta... Miroku se interrumpió.
Sesshomaru abandonó su intención de continuar trabajando y se apartó el pelo de la cara con un gesto cargado de paciencia.
—¿Teniendo en cuenta qué?
—¿No vas a casarte?
Supongo que en algún momento será necesario que lo haga, sí comentó con ironía.
Ya sabes a qué me refiero le dijo su amigo y primo lejano. ¿No vas a casarte con esa modelo con la que sales fotografiado en todas las revistas?
Esa cantante tiene un representante con mucha imaginación. Kagura no está enamorada de mí.
Bueno, es que... empezó Miroku con curiosidad.
No es asunto tuyo le atajó Sesshomaru, que no permitía que nadie se metiera en su vida privada.
De acuerdo, pero sigo pensando que no eres razonable. Sólo te pido que pases el fin de semana en una preciosa casa rural restaurada por mí mismo continuó insistiendo Miroku. Mira... mira, ésta es Sango dijo sacando una foto con los bordes arrugados del bolsillo. ¿No es preciosa? Y sí, parece mayor que yo, pero no es mucha diferencia, aparte ya sabes que me gustan las mujeres maduras añadió a la defensiva, poniéndole la foto delante de los ojos.
Con un suspiro Sesshomaru tomó la fotografía de los dedos de su amigo y miró a la mujer alta con cabello castaño oscuro que a él le pareció más o menos como todas las mujeres altas y castañas que conocía.
Sí, es muy... se interrumpió y palideció al ver a la persona medio oculta por la novia de Miroku.
—¿Te encuentras bien? preguntó Miroku con preocupación, al recordar que el padre de Sesshomaru había muerto repentinamente con apenas cincuenta y cinco años de un ataque al corazón.
Miroku trató de recordar cuáles eran los cuidados que debían administrarse a una persona cuando sufría un infarto, pero afortunadamente Sesshomaru alzó los ojos y lo miró. Estaba pálido, pero desde luego no al borde de la muerte.
Estoy bien, Miroku dijo Sesshomaru que no estaba dispuesto a revelar que conocía a la mujer de la fotografía. Esta mujer, ¿es la amiga de tu novia? preguntó con cuidada indiferencia.
Sí, ésa es Kagome admitió el joven sin entusiasmo. Lleva tres semanas viviendo en casa de Sango. Son amigas desde hace tiempo, pero desde que está aquí nunca puedo ver a Sango a solas. Kagome siempre está presente. Y creo que no le gustan los hombres. Al menos yo no. Por lo visto, el marido la abandonó y desde entonces está hecha polvo.
—¿Su marido la abandonó?
Miroku asintió.
No estoy muy seguro de los detalles, pero por lo visto eso fue lo que desencadenó la depresión.
—¿Están divorciados? preguntó Sesshomaru.
Ya te he dicho que no conozco los detalles. Había invitado a un amigo este fin de semana para que me la quitara de encima, pero el tío ha tenido que pillarse las paperas.
Qué desconsiderado por su parte murmuró Sesshomaru con sarcasmo, pensando deprisa, algo que se le daba siempre bien.
No diré que lo ha hecho a propósito, pero, maldita sea, Sesshomaru, llevó preparando este fin de semana desde hace meses exclamó, y bajando la voz añadió: Desde que compré el anillo.
—¿Le vas a pedir que se case contigo? preguntó Sesshomaru.
Para él, ser amiga de Kagome no era la mejor recomendación.
Tres años no es mucha diferencia.
Insignificante coincidió Sesshomaru, divertido al ver que la diferencia de edad era lo único que parecía preocupar a su joven amigo. Esto cambia las cosas musitó en voz alta.
—¿Sí?
Siendo un romántico como soy...
—¿Desde cuándo?
Haré compañía a esa... Kagome.

De Otro HombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora