CAPÍTULO 18

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Los personajes de INUYASHA no me pertenecen sino a RUMIKO TAKAHASHI

Esta obra pertenece a KIM LAWRENCE, ha sido adaptada y modificada por mí.
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Los personajes utilizados pueden contener Ooc.

Los personajes son todos humanos, la trama se ubica en un universo alternativo.
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Capítulo 18

Kagome POV

—Buenas tardes, Sesshomaru.

Kagome sintió el cuerpo cálido de Sesshomaru tensarse y apartarse de ella. Con los ojos cerrados, éste suspiró y maldijo en voz baja, aunque no logró relajar la frustración que sentía. A veces las familias podrían ser de lo más indiscretas, sobre todo cuando aparecían inesperadamente en los momentos más importantes de la vida de un hombre.

Alzando la cabeza, su mirada se cruzó con la de Kagome, y vio que ésta estaba horrorizada al verse en una situación tan embarazosa. Sesshomaru se dio cuenta porque antes de apartarse de ella, le dijo en voz muy baja, sólo para ella:

—No te muevas, cariño. ¿Qué haces aquí, madre? —preguntó con cortesía, pero profundamente irritado. Kagome, que sólo deseaba que se abriera el suelo y la tragara, envidió su calma y su aspecto relajado. ¡La madre de Sesshomaru!

Irasue de Taisho arqueó una ceja con gesto aristocrático, pero no se dejó intimidar por el tono acusador de su hijo.

—Como no estabas en el aeropuerto, hemos venido en taxi.

—¿En el aeropuerto? —repitió Sesshomaru.

—Sin duda se te ha olvidado —dijo su madre con una sonrisa. Después miró a la joven mujer que estaba junto a su hijo—. ¿No piensas presentarme a tu amiga, o no es un buen momento?

La mujer, que no respondía en absoluto a la imagen de matriarca dominante que Kagome había imaginado sino que todavía mantenía buena parte de su juventud y su belleza, miró a Kagome, que llevaba algunos botones de la blusa estampada desabrochados. Al darse cuenta, Kagome trató de abrocharlos con dedos temblorosos.

La única expresión discernible de la madre de Sesshomaru era de curiosidad, aunque no era difícil imaginar lo que estaba pensando. Probablemente estaría preguntándose de dónde había sacado el playboy de su hijo a aquella mujer.

De repente Kagome se sintió tan barata y ordinaria como seguramente la madre de Sesshomaru pensaba.

Sesshomaru apretó los dientes y se metió la camisa en los pantalones.

—No, por supuesto que no es un buen momento.

—Lo imaginaba —dijo su madre.

A su espalda apareció una joven de enormes ojos y cabellos negros con expresión seria. Era una auténtica belleza mediterránea, con la melena liza y pequeños rizos finales negros que le enmarcaban la cara, los labios sensuales y carnosos y la piel suave y dorada que brillaba de juventud y energía.

—¿Ya ha venido Sesshomaru? —preguntó la joven casi a gritos.

A Kagome se le estrelló el corazón contra el suelo. « ¿Por qué debería sorprenderme?», se preguntó.

La joven morena continuó hablando a un nivel más aceptable cuando se quitó los auriculares que llevaba metidos en las orejas y preguntó:

—¿Qué excusa tienes para dejarnos plantadas?

De Otro HombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora