CAPÍTULO 10

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Los personajes de INUYASHA no me pertenecen sino a RUMIKO TAKAHASHI
Esta obra pertenece a KIM LAWRENCE, ha sido adaptada y modificada por mí.
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Los personajes utilizados pueden contener Ooc.
Los personajes son todos humanos, la trama se ubica en un universo alternativo.
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Capítulo 10

Kagome POV
En silencio, Kagome se quedó mirándolo hasta que logró reunir un poco de valor.

-¿Por qué quieres saberlo?

Sesshomaru apretó la mandíbula y la miró furioso e incrédulo.

-¿Cómo que por qué?

-Sólo nos acostamos juntos —dijo ella tratando de restar importancia al hecho y deseando que Sesshomaru se pusiera tan encolerizado que se olvidara de su objetivo original.— Es parte del pasado, y no un pasado muy importante.

Con una objetividad que no sentía, vio los músculos temblar en el rostro masculino y el sudor en los pómulos y en las sienes. Era la personificación de la ira mediterránea; era el hombre más apuesto que había visto jamás.

Incluso en medio de toda la rabia que lo embargaba, la mirada de Sesshomaru se desvió hacia los dedos esbeltos de Kagome que jugaban nerviosamente con el borde del escote. El escote en pico dejaba ver el principio de los senos cremosos y suaves, y el cuerpo masculino reaccionó con una violencia inesperada.

-Piénsalo —insistió ella.— ¿Qué más da? Ya no hay niño. Ahora ya no.

Sesshomaru se estremeció al oírla, pero su expresión no se ablandó.

-¿Era mío el niño, Kagome? Sólo te pido que me digas sí o no. ¿Tan difícil es?

Muchísimo, ella lo sabía. Lo que no entendía era por qué le resultaba tan duro. ¿Por qué no podía decirle que sí, que era su hijo y terminar de una vez?

La estrategia de Kagome de retrasar el momento empezaba a tener efectos visibles en la cólera masculina.

-Te lo pregunto por última vez ¿Era mi hijo? —preguntó él, una vez más.

-No respondo bien a un ultimátum, Sesshomaru.

-Y yo no respondo bien a la mentira, Kagome —respondió él.

-No te he mentido.

El arqueó una ceja con sarcasmo. Kagome hundió los hombros y asintió débilmente.

-Creo que era tuyo.

-¿Crees?

Kagome apenas lo oyó. Por un momento volvió a revivir la sensación de tener el diminuto cuerpo sin vida en los brazos. El dolor y la pérdida, la sensación de total impotencia amenazaban con hundirla de nuevo en el abismo del vacío más insoportable. Apenas notó las manos de Sesshomaru en los hombros y a él poniéndose en cuclillas delante de ella.

-Respira profundamente —le ordenó él.

La preocupación latente en la orden de Sesshomaru la obligó a mirarlo. Tenían las caras muy cerca, y ella aspiró la fragancia del cuerpo masculino, lo que trajo nuevos recuerdos a su mente.

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