Los personajes de INUYASHA no me pertenecen sino a RUMIKO TAKAHASHI
Esta obra pertenece a KIM LAWRENCE, ha sido adaptada y modificada por mí.
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Los personajes utilizados pueden contener Ooc.Los personajes son todos humanos, la trama se ubica en un universo alternativo.
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Capítulo 17
Kagome POV
Kagome pasó el resto de la semana buscando un piso para alquilar que estuviera razonablemente cerca del trabajo. Con los precios de la vivienda en un lugar tan turístico como Devon comprar era impensable y a finales de semana había firmado el contrato de un pequeño apartamento no lejos de la biblioteca donde trabajaba.
Llevaba una semana en Devon, pero lejos de Sesshomaru se le había hecho una eternidad. En teoría la reorganización de su nueva vida no debía dejarle tiempo para echarlo de menos; en la realidad, había pensado en alguna palabra o alguna frase suya, en algún gesto o algún movimiento, o simplemente en el sonido de su voz prácticamente cada minuto de cada día.
Las dos veces que hablaron por teléfono, la conversación fue tensa y difícil, y al colgar Kagome había llorado desesperadamente.
Sabía que no era un comportamiento digno de una mujer madura, pero no podía evitar echarlo tanto de menos que estaba dispuesta a entregarse totalmente a él sin esperar nada a cambio. Al cerrar la puerta del apartamento para dirigirse a la estación, la idea de verlo otra vez le dio la fuerza necesaria para viajar de nuevo a Londres.
-¿Por qué hacemos esto? -preguntó ella cuando el taxi se detuvo en la puerta del restaurante.
Había llegado a Londres deseando estar solas con él, pero en lugar de llevarla a la cama, Sesshomaru le había dicho que iban primero a cenar y después a un espectáculo.
-¿El qué? -preguntó él.
-¿Qué hacemos aquí?
-¿Prefieres otro restaurante? -preguntó él extrañado-. Este está muy solicitado desde que le dieron la segunda estrella Michelín y no es fácil conseguir una mesa.
-Me refiero a que es evidente que no te apetece nada.
-No te entiendo.
Kagome irguió la espalda y cuadró los hombros con valentía.
-Que apenas me mires lo puedo soportar, que apenas me hables lo puedo soportar, pero lo que no entiendo es qué hacemos aquí sí es evidente que preferirías estar en otro lugar.
Sesshomaru, que se había echado hacia delante para pagar al taxista, la miró con un intenso destello los ojos.
-Es cierto que preferiría estar en otro lugar.
Kagome se sintió desfallecer y se le hizo un nudo en la garganta, pero prefería morir a de dejarle ver lo mucho que le dolía la admisión.
-Pero esto es lo que tú querías -continuó él.
-¿Lo que yo quería?
«¿Quería que me ignoraras y me insultaras?»
-Querías que nos tomáramos las cosas despacio.
-Sí -dijo ella, sin entender adónde quería llegar.
-Querías que saliéramos; que fuéramos, a cenar, al teatro -dijo él.
-¿Crees que quería esto? -preguntó ella.
-¿Eso es lo que quieres?
Kagome negó con la cabeza.
-Has dicho que preferirías estar en otro lugar. ¿Dónde? - preguntó, temiendo la respuesta, pero necesitando su franqueza por encima de todo.
Si se equivocaba, si le decía que con otra persona que no le aburriera hasta morir, se sentiría como una tonta. No, se sentiría mucho peor.
-Preferiría estar en la cama desnudo contigo.
Del asiento de delante se oyó un extraño sonido, pero ninguno de los dos le prestó atención.
Kagome esbozó una lenta sonrisa cargada de promesa.
-Yo también.
-¿Por qué no lo has dicho antes? -Sesshomaru dio unos golpecitos en la mampara de separación del taxi-. Cambios de planes -se apoyó en el respaldo y se aflojó la corbata-. Ven aquí.
Kagome acortó la distancia entre ellos y le puso las manos detrás de la cabeza.
-¡Dios! -gimió él con voz entrecortada al notar los senos femeninos contra su pecho.
-Sesshomaru, ¿recuerdas que te dije de no tener madera de querida?
El la miró a la boca, suave, rosada e invitadora y asintió.
-Me acuerdo. No importa -le prometió.
-No, no importa -dijo ella-. Porque he cambiado de idea.
-¿Quieres ser mi querida?
-Quiero ser lo que tú quieras. Me da igual con tal de estar contigo -tenía los ojos llenos de lágrimas-. Los últimos días sin ti han sido un infierno.
Un suspiro silencioso estremeció el cuerpo masculino y él le tomó la cara entre las manos.
-Hablaremos de tu título oficial más tarde -le prometió, pasándole el dedo pulgar por los labios-. Porque ahora si no te beso me voy a volver loco.
-Oh, yo también.
Diez minutos más tarde Sesshomaru abrió la puerta de su casa londinense y casi cayeron en el pasillo. Sin dejar de besar a la mujer que tenía entre sus brazos, empezó a quitarse la chaqueta. Después hundió las manos bajo la melena azulada y le echó la cabeza hacia atrás.
-¿Me estás volviendo loco, lo sabes?
-¿De verdad? -Susurró ella, pasando un dedo por la curva de la mandíbula, sintiendo la aspereza de la barba en la piel-. ¿Puedo hacer algo para ayudarte?
Sesshomaru tragó saliva y a la sonrisa tensa siguió otra más astuta e intensa.
-¿En qué estabas pensando?
-Estoy abierta a sugerencias -dijo ella, sabiendo que no le negaría nada.
-Cielo -jadeó él.
El intenso deseo primitivo que corría por sus venas le impedía pensar en nada que no fuera sentir su cuerpo bajo él. Le tomó las dos manos con una de las suyas y se las sujetó a la espalda.
-¿Tienes idea de cuánto te deseo? -le preguntó él, pegándose sensualmente contra ella y haciéndola sentir toda la fuerza de su erección.
Sus palabras recorrieron el cuerpo femenino como un calambre. Kagome intentó concentrarse para pensar, pero apenas pudo balbucir:
-¿Mucho?
-Mucho -repitió él despacio.
Kagome asintió, y se detuvo al sentir la lengua de Sesshomaru trazando el perfil del labio inferior, que temblaba de deseo.
-Nunca volveré a perderte de vista tanto tiempo.
Ninguno de los dos oyó a puerta del salón abrirse de par en par ni vio la luz que se colaba hasta el pasillo desde allí.
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P.D: Agradecería su apoyo y si no fuera molestia algunos review.Gracias de antemano por darse un tiempo en leer esta historia
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De Otro Hombre
RomansaSesshomaru Taisho era fuerte, orgulloso y apasionado, todo lo que no era el canalla con el que Kagome había estado casada. Y fue en sus brazos donde descubrió que no era la mujer fría que creía ser. Pero un descubrimiento sorprendente hizo que Sessh...