¿Cómo sería tu vida si encontraras a tu amor platónico y él se enamorara de ti? Si luchas por tus sueños y haces todo lo que esta en tus manos por conseguirlos, créeme, el resultado es el mejor del mundo, no te rindas, no los dejes ir, pelea por ell...
Esa noche al dejar el lugar en el cual me encontraba con Chris, me hizo sentir emociones que creí que estaban dormidas. Un platónico es un platónico no importa el tiempo que pase, no importa, ya que esos sentimientos que te hicieron tener ese platónico pueden renacer cuantas veces sean.
Ese era mi caso con Evans, no importaba que tanto lo conozca, no importaba que tanto lo viera o no, no importaba que tanto le hablaba o le quería, ese platónico siempre existiría. Intenté contactarlo de todas las formas existentes posibles pero fue en vano e inútil, es como si él hubiese desaparecido de la Tierra. Le llamaba para terminar esa plática que quedó pendiente debido a la inesperada aparición e interrupción de Sebastian.
Stan es tan comprensible, tan dulce, tan cariñoso y es capaz de perdonar una gran falta a la relación. Es el modelo de hombre que toda chica quiere tener a lado suyo y me sentía afortunada por estar con él.
Mi insistencia, preocupación y angustia de contactar a Evans, llamaron la atención de Stan quien no dudó ni un segundo más en cuestionar mi comportamiento.
-Algo te está causando más preocupación de la normal -se sentó en su lado de la cama- ¿puedo saber qué es?
-Intento contactar a Evans pero no responde a mi llamada -arqueó ambas cejas disgustado- me manda directamente a buzón -le enseñé el celular y lo dejé caer a la cama-
-¡Ah mira nada más!, me sorprende que no responda tu -enfatizó- llamada -bufo y rodó los ojos-
-¿Estas celoso o es mi parecer? -pregunté un poco divertida- creo que es mi parecer ¿o no? -volteé a verlo-
-No, no para nada -se levantó de la cama- ¿yo? ¿celoso? -rechino los dientes y se cruzó de brazos- los celos dependen de la situación
-¿O sea que si estas celoso? -reí- ¿quién lo diría Stan? -me levanté de la cama y empecé a caminar a su dirección- ¿sabes lo que pienso al verte así? -negó con la cabeza y bajó la mirada- me parece tierno y sexy -dije en un tono de voz incómodo esperando causar lo mismo en él-
-¡¿Qué?! -volteó a verme sorprendido- ¿Te parece sexy verme celoso? -mordi mi labio y negando con la cabeza me eché a reír- ¿ahora que es gracioso?
-Nada, nada -llevé mi mano derecha a la boca- ya admitiste que estas celoso y eso es lo único que quería -le dí la espalda y empezaba a caminar a la salida-
-Ah no señorita, ahora termine lo que empezó -me tomó de la cintura y juntos caímos a la cama-
-Me disculpo por empezar algo que no se puede terminar, no ahora -lo veía directamente a los ojos-
-¿Por qué no? -besó mi frente y posó su mano derecha en mi cintura que quedó al descubierto- esto empezaba a ser divertido, ¿qué hay de malo sentir celos por mi chica? -me besó con entrega y correspondi-
-Seb, Seb -reí- en serio no podemos, tenemos algo pendiente -besaba mi clavícula- Seb -intenté quitarlo porque me causaba cosquillas- ¡Sebastian Stan!- con todas mis fuerzas logré rodarlo y en un dos por tres la que se encontraba arriba era yo -¿ahora si vas a escucharme? -asintió nervioso- me debes algo así que primero paga
-Esta bien preciosa -me guiñó el ojo y yo comenzaba a levantarme- ¿no me vas a dar un besito aunque sea? -regresé a él y le dí un beso fugaz-
-Ya, arriba -sonreí divertida y bajé corriendo por las escaleras-
...
*POV Chris*
Una vez más dejé inconclusa mi declaración, una vez más deje que ella se fuera con alguien más y sin saber aún la verdad. Opté por alejarme del medio un momento, sentí que al alejarme de todo aquello que conocía por lo menos apaciguaría las ganas inmensas de ir a buscarla a su casa y confesarle todo de una vez, sin importar quién estuviese con ella.
Llevaba mis cosas personales conmigo y entre esas mi celular, mismo al que puse en modo avión para que no entrara ninguna llamada, realmente no quería saber nada de nada y de nadie. Caminaba tranquilamente por las calles de mi bella ciudad, transitaba por las que casi no eran tan concurridas y no porque no quisiera que alguien me reconociera sino porque quería evitar precisamente que alguien me reconociera y notaran mi estado de ánimo, razón por la cual no quería dar ninguna explicación que causara que me hundiera un poco más en el abismo que me encontraba.
Tanto tiempo deambulaba por aquellas calles que perdí la noción del tiempo y de las mismas, caminar sin ningún destino fijo me llevó a una calle que, al reconocerla, fue tan especial. Estaba en la calle en la cual conocí a Ailen, en la cual la ví por primera vez frente a frente, en la cual pude ver sus ojos de cerca y dicen que los ojos son la puerta del alma y en ese momento sentí que es verdad, ya que al ver sus ojos ví su alma; tan pura, tan sencilla, tan casta, tan noble, tan diferente.
Algo de ella me atrapó, algo de ella causó que mi fisiología comenzara a ser un poco torpe, su alma atrapó a la mía, principalmente sus ojos, de ahí derivó a sus labios y en una completa descripción, en todo de ella, en todo su ser. Sonreí incosnientemente a cada recuerdo que venía a mi mente de ese día, sin esperar encontrarme a alguien por esa calle caminé tan lento como podía, sin perderme el escenario que mi mente proyectaba en el mismo lugar.
-Algo me decía que estarías aquí -dijo una voz conocida- sinceramente te confieso que ni si quiera yo esperaba estar aquí, no hoy -mi corazón latía con fuerza y mis manos comenzaban a temblar-
Volteé a la dirección en la que escuchaba esa voz, no encontré a nadie, no ví a nadie. ¿Estaba alucinando?
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Volteaba a todos lados esperando encontrar a la dueña de esa voz, ¿será que todas la voces las relacionaba con Ailen?, ¿estaba perdiendo por completo mi pensar? O ¿sólo era mi mente la cual me hacía una mala jugada?. Sin respuestas a mis mismas preguntas seguí caminando, ignorando por completo lo que antes había escuchado y cuando estuve al doblar la esquina de esa calle, una voz a mitad de esta hizo que me detuviera nuevamente.
-¿A dónde vas?, creí que te quedarías más tiempo -gritó a lo lejos-
-¿A dónde se supone que iría? -comenzaba a caminar nuevamente a ese lugar- ¿quién eres?, ¿eres quién yo pienso?
-Debido a que no puedo leer tus pensamientos no sé a quién tienes en mente -dijo seria- estas cada vez más cerca de encontrarme y de averiguar quién soy.
Caminaba con toda seguridad, al irme acercando, la poca iluminación de esa calle descubrió la silueta de lo que parece ser una mujer, una mujer que me resultó más familiar conforme a los pasos que daba.
