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Taylor no sabía si contarle a Shauna lo que estaba pasando con Karlie, es decir era su mejor amiga y sentía que la estaba traicionando, pero aún no pasaba nada más que unas simples palabras entre ellas, caminaba por los pasillos, miró la hora en su reloj y se dio cuenta que apenas eran las diez de la mañana, se dirigió a su casillero y lo abrió, se encontró con una carta, esta era de color azul, sonrió ya que extrañaba que le llegaran este tipo de regalos, miró hacia los lados y al no ver a nadie la abrió.
Querida Taylor:
Sé que estos días no te he enviado nada, he tenido unos problemas, pero no impide que pueda admirar tu belleza a diario, eres una chica increíble, por lo que he escuchado de tu amiga Shauna, no mal interpretes ella no sabe quién soy, o tal vez sí, pero no sabe nada de esto así que no te molestes por preguntarle. A veces te veo por los pasillos y quiero hablarte, pero me gana la vergüenza, es que eres tan hermosa que siento que terminaré hablando un idioma que no entenderías, en fin, espero que te guste mi carta.
E.
Taylor suspiró y cerró los ojos, ¿Quién era la persona que le mandaba este tipo de cosas?, no podía imaginar a nadie, doblo la carta de nuevo y la metió en su mochila. Minutos después el timbre para cambio de hora se escuchó y pronto los pasillos comenzaron a llenarse, pasó una mano por su cabello y comenzó a meter libros que utilizaría en la siguiente hora. Cerró su casillero y al voltear se encontró con Karlie Kloss entrando a los pasillos de la escuela, todos se le quedaron mirando incluida ella, movió su cabeza un par de veces, esperaba que nadie se diera cuenta el como se babeaba por ella, la chica de la chaqueta de cuero se dirigió a ella.
—Hola rubia—dijo acomodándose a su lado
Abrió los ojos ligeramente sorprendida, ¡Le estaba hablando a ella!, miró al rededor y todos tenían puestos los ojos en ellas.
—H-hola, ¿Estás bien?
—Lo estoy, ¿Por qué lo preguntas?—frunció el ceño, miró a su al rededor y sonrió—¿Lo dices porque me acerque a ti? ¿Te avergüenza?
Taylor se apresuró a decir.
—Por supuesto que no, es es solo que se me hizo raro, nunca me habías hablado en la escuela
Karlie se encogió de hombros
—Te dije que lo haría, me agradas—sacó un encendedor de la bolsa de su chaqueta y se alejó un poco de ella—Me iré, solo quería saludarte