Capítulo 6: "El Inicio de una Lucha Interna"

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En dos meses Kimitachi se acostumbró a su nueva identidad y le era muy normal vivir solo. En realidad, no estaba totalmente solo, Notaru iba constantemente a visitarlo. Esto, a pesar de que Kimi no lo exteriorizara, le causaba gran felicidad. Él nunca sonreía pero le decía a Notaru que se alegraba de verla constantemente.

-¡Akure! –grataba Notaru llegando a casa del chico.

-¡Hola, Notaru-san! –decía corriendo por la cabaña para abrir la puerta y que su amiga entrara.

-¿Cómo estas, Akure-kun?

-Estoy bien, ¿y tú?

-Muy bien. ¿Qué hacías antes de mi llegada? He traído unos víveres. Espero que no te moleste.

-Aunque me moleste los traerás así ¿ya qué? Estaba pensando en hacer algo de comer.

-Vaya... nunca dejas de tener hambre, ¿eh? Vamos, te llevaré a la Aldea. Debes aprender donde están las tiendas y acostumbrarte a la gente de por aquí.

-¿No hay manera de salvarme de esta?

-No. Vamos, será divertido.

-No pienso igual, pero ni modo, vamos. Sé que no me escaparé de esta así que me vestiré. Dame un minuto.

Kimi inicialmente constaba de ropas muy similares. Suéteres y monos de colores similares entre sí. Pero recientemente había adquirido una túnica color negro con líneas rojas en los contornos. Ese había sido un regalo de Notaru el día 27 de julio, día que ella decía era el cumpleaños de Akure. Información verídica pues ese era el día de su cumpleaños realmente.

Akure se vistió con su túnica nueva para mostrarle a Notaru que estaba honrado con su regalo. Aun así él necesitaba un trabajo para poder mantenerse así mismo. Había tratado de conseguir trabajo pero por ser un niño de tan solo diez años, se le negaba. En la Aldea logró tener un trabajo llevando víveres de una tienda. Eso había sido tres meses antes de esta salida que cambiaría su manera de ver la vida.

-¿Qué tal la salida de hoy? –interrogaba Notaru con gran intriga.

-Tu compañía ha sido algo muy agradable pero no le encuentro sentido a estar en la Aldea. La gente no suele mirarme de una forma muy agradable que se diga y murmura cosas a mis espaldas –dice mientras camina cabizbajo.

-Lamento que eso sea así... no debí traerte.

-Alto –se detiene de golpe y mira unas instalaciones de gran amplitud-, ¿Qué es ese edificio?

-¿Edificio? Eso no es un edificio. Son las instalaciones de la Academia de la Aldea de Los 7 Asesinos.

-Impresionante, llévame allá por favor.

-Hace mucho que algo no te llama la atención. ¿Qué planeas?

-Nada. Solo que me ha llamado la atención. Y quiero ver que tal es.

-Bueno, ni modo. Vamos.

Así fueron a la Academia donde los recibieron varios de los integrantes de la Organización que llevaba por nombre "Los Cazadores". Entre los que los recibieron había dos jóvenes que llamaron la atención de Akure. Un chico y una chica. Ella tenía 9 años, uno menos que Akure, llamada Kaoru Takada. Vestía el uniforme reglamentario de la Organización. Un pantalón muy flexible, una camisa hecha con una tela muy fuerte compuesta de filamentos de nylon reforzado. Y sobre su ropa una armadura simple pero confiable en cuanto a resistencia. El chico no se presentó, parecía ser arrogante y poco sociable. Tenía el Rango de Cazador. Y era uno de los mejores peleadores de la Organización. El joven cuyo nombre era desconocido tenía 13 años de edad. Luego de presentarse, Akure pidió enlistarse a lo que el joven desconocido respondió negativamente a menos que sus padres firmaran el documento de enlistado. Akure respondió ser huérfano, acotación a la que el muchacho de arrogante personalidad no pudo contestar y Kaoru le entregó los documentos.

-¿Estás seguro de esto, Akure? –interrogaba Notaru algo nerviosa por todo aquel problema en que se había metido Akure.

-Sí. No sé la razón pero aquí me siento en paz. Me siento tranquilo –respondía sereno mientras firmaba los documentos.

-Ahora que has firmado –decía Kaoru quien se ofreció a entrenar al chico para ponerlo en forma-, vamos a medirte un uniforme y a entre...

-Yo lo hago –interrumpía el joven arrogante con aires de grandeza-, seré yo quien le entrene. Yo haré fuerte a este enano.

-Es un novato, yo lo haré. Tú eres muy desinteresado. Y podrías lastimarlo.

-La vida es una lucha. Le mostraré lo que es vivir a este gusano.

-Quiero que él me entrene. Quiero ser fuerte.

Luego de aquella interrupción de Akure, los ojos de ambas chicas se posaron en él. Entraron a una sala preparada para los combates donde los dos chicos se enfrentarían. Akure se colocó una armadura bajo su túnica mientras que su oponente ya estaba listo para pelear. El chico que se negaba a dar su nombre se colocó en guardia con el estilo de su Aldea. Akure solo flexionó sus rodillas y colocó sus puños frente a su pecho. La pelea se desató y Akure cayó al suelo con facilidad en menos de tres minutos luego de recibir una patada en el pecho de parte de su oponente.

Escupida una bocanada de sangre de la boca de Akure volvió éste a poner su guardia. Esta vez asemejándose a la posición de su oponente quien con una patada giratoria atacó con gran furia. Akure dejó de pensar, de estar viendo su alrededor. Y sintió la gran fuerza que de su corazón emanaba, con lo cual detuvo la patada con su mano derecha.

-¿Qué? ¿Detuvo mi patada con una mano? –se preguntaba el joven arrogante dentro de sí mismo.

-Es mi turno de atacar –dijo Akure sin mirar a su oponente.

Era simple la frase que Akure recitó, más su significado era enorme. En una fracción de segundo atacó con gran velocidad en el abdomen a su oponente, impactando el golpe con gran ahínco y sacando el aire a su víctima. Quien luego de unos segundos de haber recibido el golpe se levantó para seguir luchando. Kaoru y Notaru miraban impresionadas aquella batalla. Ahora ambos atacaban con gran fuerza y detenían los ataques de su contrario una y otra vez. Luego de veinte minutos de intensa lucha el joven desconocido decidió presentarse. Neko era su nombre. Como si no importara, la pelea continuó pero ahora utilizando armas de entrenamientos fabricadas de madera. Neko tomó una vara y Akure tomo una espada de madera. La batalla comenzó y se oían los golpes de sus armas, atrapando la atención de los que allí entrenaban logrando que fuesen observados con gran ímpetu.

-Lo siento niño. Pero ya se terminó la hora de jugar.

Dijo Neko atacando con gran fuerza. Akure esperó un segundo y contraatacó. El golpe de su espada impactó en el pecho a su oponente quien cayó al suelo inconsciente luego de recibir aquel golpe.

-Lo siento, Neko. Pero no eres rival para mí.

-¡Akure! ¡Lo derrotaste! –gritaba feliz Notaru.

-Destrozó la defensa de Neko, algo que no cualquiera hace. Y... ¡rompió la espada! ¿Qué clase de niño es ese? Según nos dijo tiene un año más que yo y no hay información de que haya entrenado en ningún otro lado. Ese niño no es normal –pensaba Kaoru en su impresión y sorpresa.

-¿Qué técnica fue esa? –interrogaba uno de los espectadores.

Akure lo pensó por un momento y luego dijo:

-La llamo Amakakeru.

-¿Hace cuánto la practicas?

-Nunca la he hecho. Lo hice sin querer. Fue instinto, creo.

-Es impresionante que lo hayas derrotado con una técnica que nunca habías hecho. Es algo fuera de lo normal.

Luego de la pelea. Akure se fue con Notaru a su casa. Ya ahí, ella lo miró a los ojos y tuvo que desmayarlo de un golpe de Chakra pues eran morados. Luego se fue a su casa y avisó a Domogawa de lo ocurrido quien puso en vigilancia al niño desde ese día y por más de cuatro años.

Por Amor al OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora