Era ya la noche del aniversario de la muerte de Kyosuke y Akure se preparaba a partir para observar inerte y triste un cielo que le gritaba: "Aquí estoy". En su rostro de desvelaba una lágrima que no había conciliado sueño desde el inicio de su existencia. Una lágrima prisionera de unos ojos que se hallaban fríos y amenazantes a toda aquella persona que los mirase.
Nina por otro lado, se hallaba en una lucha interna desde que llegó a su Aldea con su familia, quienes ahora estaban recuperándose del tormento vivido.
-¿qué te ocurre Hinay –preguntaba su subordinada y mejor amiga-?
-Yo... no es nada; estoy bien. No te preocupes.
-Apestas al mentir –se quejaba mientras presionaba sus labios y abrazaba a su amiga-. No digas cosas que sabes que no son ciertas. ¿Acaso, es por el encuentro con el Hoshitake? Dime la verdad, ¿Es cierto que camina entre multitudes de cadáveres sin titubear y mata a cuantos desea sin meditarlo? Y LO MAS IMPORTANTE, ¿Es tan guapo como dicen los rumores –preguntaba ansiosa e interesada?
-... esas son muchas preguntas a la vez. En realidad sí estoy así desde mi encuentro con él. Fue muy complicado. Yo quería rescatar a mi familia, y él, prácticamente me dejó pasar a su lado sin tocarme o hacerme algún rasguño. Tampoco atacó a nuestros compañeros cuando irrumpimos en el lugar. Pidió pacíficamente que nos fuéramos... no entiendo nada...
-¿No los atacó? No puedo creerte eso. Los chicos llegaron heridos. Todos están en rehabilitación aún...
-Nosotros atacamos primero... y aun así él no los mató. Pudo matarlos y detenerme antes de decapitarme también. Pero no lo hizo. Simplemente los detuvo y, prácticamente, se hizo a un lado al ver que yo solo quería saber si mi familia estaba en la tienda.
-¿Hacerse a un lado? ¿Es eso posible? Cierto... he oído que su rango de movimiento y centro de defensa es casi impenetrable. Dicen que pelea con varias personas a la vez y ninguno logra golpearlo. Quizá sí se haya apartado... pero, ¿por qué?
-Eso es lo que me pregunto. Emi, yo m– –su amiga la interrumpe–
-Shh. Ya sé lo que has de decir. Te irás de aquí. Sientes que estás equivocada, ¿no es así?
-¿Cómo es que tú...?
-Hemos estado juntas desde siempre. No hay forma de que sientas que todo está bien del todo. Vete. Si te vas esta noche. Será más fácil. Le toca guardia a Rokuro.
-Entiendo... su Guardia-siesta de toda la noche. Está bien. Adiós.
-Adiós. Cuídate y aléjate del Hoshitake. No sabemos lo que planea en sí. Es...
-mejor ser precavidos. Lo sé. No te preocupes.
Nina escapó de su Aldea con el corazón lleno de dudas y tristeza. Sin saber qué ocurriría con sus compañeros y familia. Sin embargo, estaba decidida a descubrir el motivo de que Akure Hoshitake hubiese hecho lo que hizo ese día. Ansiaba saber el motivo de todo. Pero le aterraba saber la verdad detrás del asunto. Hacían ya dos horas después de su partida cuando se sentó a orillas de un claro. Saciando su sed, se detuvo en una roca y miró el cielo.
-Que estrellas tan nostálgicas... parecen llorar...
No se equivocaba del todo. Aquella noche parecía que el cielo acompañaba el luto de un hombre que deambulaba por su casa sin rumbo fijo y hacía pausa en cada rincón para derramar llanto fugitivo en él. Kaoru se aferraba a su espalda y Natsume, temerosa, sentía como en su vientre algo crecía, producto de una herida que nunca sería sanada. Akure, ya cansado de llorar en los rincones donde solía mirar a su hijo jugar se despachó a sí mismo de la casa y se adentró en el bosque que lo vio nacer. Ya allí, recorrió el bosque de principio a fin con una inexistente silueta que parecía fundirse con la misma noche. Tácito, frio como un cadáver y tan inerte como una roca, se sentó en la rama de un árbol a más de 6mts de altura; observando las estrellas incesantemente mientras de sus ojos un leve rocío se precipitaba al gélido suelo nocturno.
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Por Amor al Odio
RandomLa historia de un joven muchacho que desde su nacimiento fue bendecido por algo que él, al crecer odiaría mas que nada. Odiando lo que era él se aventuró en el camino al poder,perdiendo todo, encontrando algo que nunca pensó que existiría...