Capítulo 12: "El Primer Hoshitake"

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Habían transcurrido seis meses desde la muerte de Notaru y el segundo encuentro de Akure y Nina, Akure solo cuenta con 17 años. Akure ya ostenta el Rango de Cazador Maestro y está entre los pocos miembros de la Organización que pueden realizar misiones Rango S. Nina, cuida de su sobrino, Hiomatsu. Mientras el padre de este trabaja como asesino profesional. El pequeño no tiene más de un año, su madre no se encuentra en casa, está en un viaje de negocios a otra Aldea y volverá en menos de dos días.

Una mañana, al despuntar los primeros rayos solares, Akure despierta. Con su despertar suena el teléfono.

-¿Hola?

-¡Buen día, Bello durmiente!

-Kaoru, buen día, ¿Qué pasa?

-¿Ya saliste de casa?

-¿Qué? Apenas me levanté, nosotros nos tenemos que ver dentro de dos horas. Aún es temprano.

-Lo sé, pero no hace daño estar pendiente.

-(está nerviosa... ni que fuera una cita... solo iremos a caminar y hacer un par de diligencias...) te veo ahí, en el parque a las 8:30. Debo prepararme, adiós.

Akure colgó el teléfono y al ver la hora, continuaban siendo las 6:00 AM. Hace mucho que Akure no sonríe o se divierte. Su rutina no se modifica sino para un desvío rápido en alguna ocasión para hacer algo y regresar a casa. La muerte de Notaru le afectó en gran manera, mucho más a él que al mismo Neko. Cepillados sus dientes y su cabello recogido en su coleta habitual, procedió a desayunar y luego a ducharse. Despojado de su ropa, entró a la ducha permitiendo que el agua corriese irrefrenable por la superficie de su cuerpo, acariciando cada mechón de cabello, aún recogido, y cada centímetro de su piel. El agua recorría con gran ímpetu cada parte de su ser, y, silenciosamente, sus lágrimas recorrían sus mejillas. Al otro lado del Bosque de la Muerte, en la Aldea de Las Sombras, Nina vestía al joven niño y se lo entregaba a su madre, quién, orgullosa y feliz de tenerlo en brazos, lo arrullaba para que este durmiese una siesta. Kuromaru, el padre del niño y primo de Nina, se preocupó por traer el dinero del hogar. El cuidado del chico era trabajo de Nina y de su esposa, aunque, al regresar de un largo día de trabajo, nada le alegraba la noche como una taza de té verde, un abrazo de su esposa y la risa del pequeño que, fruto de su amor, yacía en sus brazos.

-Más tarde tenemos que patrullar. Necesito que estés en casa con nuestro pequeño, por favor. ¿Podrías? –pregunta Kuromaru a su esposa.

-Sí, no tengo que viajar o salir así que no hay problema... -solloza-.

-¿Qué tienes, mami?

-Nada, nada...

-Peor que mi hermana para mentir... ¿Qué ocurre? ¿Qué te preocupa?

-Es que... cuando sales en tus patrullajes... no sé si volverás o si te pasará algo... siempre es a ti a quien buscan para esas cosas, cerca de la Aldea de los 7 Asesinos y... -rompe a llorar-.

-Hey... -la abraza- no llores, mami. Sé que te preocupa, pero no me harán nada, esos debiluchos no podrían herirme ni aunque fueran cien contra mí solo. A demás, no puedo dejar que me hieran...

-¿por qué? –Pregunta ella secando sus lágrimas-.

-Porque tengo un hijo precioso, y que necesita de su padre. Y una esposa ardiente que cocina exquisito y que no soportaría que me fuera.

-¿así que ardiente? –Se muerde los labios y desliza el tirante de su camisa a un lado-.

-sí, es más... el niño duerme en su cuarto y mi hermana está en un árbol leyendo...

Por Amor al OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora