Capítulo doce.

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Colton.

No aguanto más y me levanto. Tomo ese tubo de metal que está a mi lado, donde cuelga mi suero, reviso la carpeta que ha dejado alguna enfermera despistada en mi mesa de lámpara y el nombre de "Allison West" está junto al número de habitación "13-B".

Camino por el pasillo hasta que miro del lado izquierdo la habitación "13-B".

Me dirigo hacia ella y la miro, está recostada y al verme se pone tensa.

Como me he lastimado el pie, no puedo correr, pero casi lo hago.

—Allison...—empiezo.

—Vete.—dice y se levanta de un brinco. Al menos compruebo que no tiene nada grave.

—Travis me contó... lo que pasó.

—Genial. Ahora sal de mi habitación.

—Lo siento.—digo y me le acerco. Ella se aleja y siento un dolor horriblen en el estómago.—Joder.—susurro y me caigo. Allison corre hacia mí y me ayuda a levantarme. Me sienta en su cama y la tomo por el brazo, impidiéndole que se vuelva a ir.

—Suéltame...

—Allison, te amo...

—Cállate.

—Lo hago, perdidamente. Como a nunca, como a nadie, jamás.

—No lo arruines más, Colt, ya no...

—Soy un estúpido, lo siento, te prometo que todo no es lo que parece.

—¡Es que estoy harta!, harta de tener que perdonarte, de tener que engañarme de nuevo a mí misma.

—De acuerdo, te engañé con Trina. Y dije que jamás volvería a correr y lo hice. Lo siento pero te amo, y eso jamás dejará de ser verdad.—ella me mira yme abraza. Siento su calor en mi cuerpo y me recorre un escalofrío la espalda.

—Gracias por ser sincero, y... te perdono.—sonríe y se aleja.—Pero ahora, no sé, Travis y yo...

—¡¿Qué?!, ¡Ni siquiera lo conoces!

—¡Tampoco te conozco a tí!

—¡Nos conocemos desde los seis años, joder!—digo desesperado.—¿Qué hacías en un bar la noche del viernes?

—No sé de que hablas.

—Travis dijo que te encontró tomando y llorando en un bar, ¿era por mí?

—No. Por mi. Por lo estúpida que he sido por volver a caer en tus mentiras.

—Yo...—digo y ella niega la cabeza mientras levanta la mano.

—No. Es mi culpa. Ahora vete.

—Allison, yo...

—¡Vete!, ¡tú me engañaste!, ni siquiera sé porqué me sorprende eso, siempre lo has hecho, ¿no es así?.—dice y cae de rodillas.—Ojalá nunca te hubiera conocido, imbécil.—me mira con rabia y no sé que hacer, así que me limito a sentarme en el piso con ella y la abrazo.

—Tú eres todo lo que me importa, no te preocupes por nadie más.—se sorbe los mocos y me mira. El rímel se le ha chorreado de nuevo y sus ojos me matan lentamente. Me toma la cara y me besa, yo hago lo mismo.

Dulce tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora