Allison.
—¡Hey!—me grita y sigo caminando.—Para...
Doblo la esquina y me doy cuenta de que ya no podré seguir huyendo. Callejón sin salida.
Me volteo y lo veo venir detrás de mí. Sonríe y frena su moto a unos centímetros antes de tocarme.
—¡¿Estás loco?!—le grito y me aparto.—Ibas a atropellarme.
—Sabes que jamás lo haría, Ali.
—¿Qué quieres?—digo y bajo la mirada,
—Escuché que volvías a Chicago y venía a darte la bienvenida.
—¿Y? ¿Crees que he regresado sólo por ti? No amigo.—digo y siento un nudo en la garganta.—¿Crees que te he perdonado? ¿Eso crees?—mis ojos se vuelven cristalinos y parpadeo para espantar las lágrimas. Él me mira. Al parecer mis palabras han cumplido mi objetivo. Lo he lastimarlo.
—No era mi intención hacerte daño...
—¿Y qué más dá lo que digas? Me hiciste daño y lo sabes. Y sabes que jamás podré perdonarte.
—Mierda, Allison. Sabes que te amo... Yo... Nunca intentaría hacerte daño y lo sabes.—dice y me mira, esperando ver una chispa de comprensión en mis ojos. No se la daré.
—Ya no sé nada...—elevo la mano y cierro los ojos.—Sólo...—suspiro.—Sólo déjame en paz Maslow. Desaparece. Si en verdad no quieres hacerme daño, solo vete.—digo y paso por su lado, caminando por este callejón. Antes de doblar la esquina, echo un vistazo hacia él. Está helado. Procesando lo que le he dicho. Inquieto por dentro y neutro por fuera. Odio verlo así.
Saliendo de la ducha, me voy a la cama.
Escucho unas pequeñas piedras chocando con mi ventana y aprieto los labios. Ya no escucho nada.
Cierro los ojos y escucho el rechinido de mi ventana, eso solo indica que alguien lo ha abierto.
Me levanto rápidamente y tomo un trofeo de la repisa que gané hace tres años en un concurso de baile. Es demasiado pequeño, pero servirá.
La ventana se abre y Colton entra. Camina rápida y sigilosamente hacia mí y yo levanto mi mano con el trofeo. Él me agarra de las muñecas suavemente y me besa.
Poco a poco me voy debilitando y me dirige hacia mi cama. Me sienta. Él se hinca y ahora estámos de la misma altura. Nuestras frentes se rozan.
—No sabes cuánto te extrañé.
—No. Colt...
—Te amo, Allison.
—Si no te vas, llamaré a la policía.
—¿Es en serio?—se rié. Le doy una patada en el estómago y corro hacia mi cocina, cerrando la puerta detrás de mí. Tomo el teléfono y marco rápidamente. La estación de policías no está muy lejos de aquí. Incluso más cerca que el parque al que siempre iba con Colton de pequeña.
—Por favor. Vengan rápido, un hombre se ha metido a mi casa, por favor, estoy muy asustada.
Es lo único que alcanzo a decir. Colton me ha quitado el teléfono de la mano y lo ha tirado a una distancia considerable.
—¡He!.-forceo.—¡Suéltame!.
Miro hacia la puerta que ahora está abierta y entra el oficial Hoock. Suspiro y Colton me suelta.
—¡He. Alto. Sueta a esa niña, pedófilo de mierda.— ¿pedófilo? pienso.
Los oficiales se acercan hacia nosotros. Al parecer no le importa lo que está pasando. Solo me está mirando a mí. Y no puedo descifrar sus ojos.
—¿Está bien señorita?
—Si, gracias oficial.—digo y suspiro. ¿Qué he hecho? pienso y cierro los ojos.