La boda

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*Narra Raoul*
Ha pasado un tiempo y, además de empezar a acostumbrarme a las rarezas de Agoney, ya ha llegado el día de la boda. Estoy nerviosísimo. Álvaro y yo estamos ayudando a mi madre mientras Agoney está con su padre. Acaba de arreglarse. Dios, está guapísima. No puedo evitarlo y me pongo a llorar.

Ma: *se le escapan unas lágrimas y se las seca rápidamente* no llores, cariño, que lloro yo también
Ra: *rojo como un tomate y con un mar de lágrimas brotándole de los ojos* estás preciosa, mamá. Te quiero un montón
Ma: y yo a vosotros
Ál: venid aquí

Álvaro, que nos pasa varias cabezas tanto a nuestra madre como a mí, nos acoge entre sus brazos. Al final acabamos los tres llorando.

Ma: *sonriendo y secándose la cara* vamos, que aún llegaremos tarde

Vamos al lugar de la ceremonia en el coche de Álvaro. Ya hemos llegado. Dios, qué nervios!!!

Ál: bueno, me voy pa dentro que quiero pillar sitio
Ra: tienes el sitio reservado, tete *ríe*
Ál: *riendo* era broma, rubio *le acaricia la nuca* nos vemos luego *se va*

Esperamos un rato y empieza a sonar la música, es el momento de entrar. Me cojo del brazo de mi madre y me dispongo a empezar a andar.

Ra: preparada?
Ma: *sonriendo* sí
Ra: que yo ya me he acostumbrado y eso, pero que si quieres dar media vuelta y echar a correr, yo te ayudo
Ma: *le da un pequeño manotazo en el brazo y ríe* Raoul!
Ra: *riendo* era una broma para relajarte, vamos

El camino al altar se hace eterno y eso que son sólo un par de metros. Decido mirar al frente porque si me pongo a ver las caras de los invitados me va a dar algo. De este modo, veo el altar, al señor que los va a casar y a Roberto y a Agoney de espaldas. Cuando llega el momento, ambos se giran. Él está también alucinante, llevamos viviendo poco tiempo juntos pero ya le he cogido mucho cariño, siempre es muy comprensivo conmigo. Pero quien me sorprende es su hijo, no sé si es el pelo que le han hecho o qué pero está guapísimo. Por qué me he puesto tan nervioso de repente?

Ra: *le da la mano a su padrastro* estás genial
Pa: tú también, Raoul

Espero a que Agoney acabe de saludar a mi madre para ir con él al asiento que tienen asignado los padrinos. Empieza la ceremonia.

*Narra Agoney*
Estoy tan feliz... mi padre se casa, mi hermana está de vuelta, qué fantasía de día, ojalá no acabe nunca. La verdad es que lo que mola de las bodas es el banquete y la fiesta, porque todo lo que es la ceremonia y el acto es un coñazo... Por suerte (aún no sé si buena o mala) estoy al lado de Raoul y me la ameniza.

Ra: *hablando bajito para que no se les oiga* me he quedado boquiabierto
Ago: por?
Ra: no me esperaba que estuvieras tan guapo
Ago: *extrañado* en serio?
Ra: sí...
Ago: gracias... supongo...

Pasa un rato más y vuelvo a iniciar conversación para soportar mejor el tostón.

Ago: en verdad fue una sensación extraña
Ra: a qué te refieres?
Ago: *riendo* si ignorabas el vestido de tu madre, parecía que nos estábamos casando nosotros
Ra: qué dices?
Ago: los dos trajeados, yendo al altar uno acompañado de su padre y el otro de su madre... no sé me resultó rara la situación
Ra: ya, bueno, si lo dices así...

Que momento tan incómodo. Ambos nos callamos y vemos el resto de la ceremonia. Llega el momento de los discursos y es el turno de los padrinos. Empiezo yo, pronuncio mi discurso (que a juzgar por las reacciones de la gente, ha gustado bastante) y ahora es el turno del rubio.

Ra: nunca me he expresado muy bien, de hecho soy más bien torpe para escoger qué palabras usar en ciertas situaciones. Pero cuando me dijeron que debía hablar de lo que supone este acto para mí, las palabras salieron solas. Esa mujer que veis hoy aquí es la persona más maravillosa que he conocido y que voy a conocer jamás, ella sola nos crió a mi hermano y a mí y gracias a eso hoy en día somos así, además siempre me ha apoyado y me ha aceptado tal y como soy. Por eso, después de tanto sufrimiento, verla tan feliz en estos momentos me llena tanto... no tiene precio. Disfrútalo, mamá, te lo mereces. Y qué decir de Roberto? Él desde el minuto uno me ha tratado como a su propio hijo y me ha aguantado con mis rabitos de niñato malcriado. Simplemente decirle que gracias, gracias por hacer feliz a mi madre y gracias por darme algo que nunca tuve, un padre. Te quiero, bueno, os quiero y muchas gracias por haber contado conmigo en un día tan especial

La gente estalla en aplausos y empieza a llorar con las palabras de Raoul. La verdad es que a mí también me caen un par de lágrimas. Volvemos a nuestro sitio.

Ago: qué bonito
Ra: gracias
Ago: cuando le dijiste a mi padre que le agradecías que te hubiera dado algo que nunca tuviste pensaba que te referías a mí
Ra: *ríe* ya te gustaría, Agonías

Aún estoy intrigado por una cosa de su discurso, pero ya se la preguntaré. No quiero ser pesado. Después de una eternidad, acaba. Por fin! Eso significa que es momento del banquete y la fiesta posterior. Ahora empieza lo bueno...

DREAMING AWAKE (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora