Silencio

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*Narra Raoul*
Puto David! Estaba tan tranquilo en el centro del campo y, de repente, me ha dado un pisotón en el tobillo. Esta es una de las razones por las que no debes dejar que tus enemigos sepan tus debilidades, sobretodo si son tan rastreros como él. Dios, me duele muchísimo. El médico me hace sentarme en el banquillo del vestuario. Me dice que me quite la zapatilla y la media. Lo hago y dejo al descubierto el pie vendado.

Me: Raoul, lo tenías ya mal? Esto está vendado
Ra: bueno... me dolía un poco
Me: cuánto tiempo llevas así?

No respondo.

Me: Raoul...
Ra: un...un mes
Me: un mes?!? Y no has ido al médico?
Ra: es que no es pa tanto
Me: quién es el médico: tú o yo?
Ra: tú pero...
Me: pero nada, Raoul, lo que has hecho es muy peligroso, podrías quedarte sin poder jugar a fútbol el resto de tu vida, quítate la venda, vamos a ver cómo está

Decido hacer caso sin rechistar y me quito el vendaje. Dios mío, mi tobillo está morado casi negro. Qué es esto? Esta mañana estaba bien. Bueno, esta mañana no me habían dado un pisotón... Joder, joder, joder, no puede ser. El médico lo examina unos minutos. De vez en cuando suelto alguna mueca de dolor.

Me: pues tienes un esguince y no es de los leves
Ra: en serio?
Me: vas a tener que estar todo el verano en reposo, la parte buena es que, si no haces ninguna tontería, se te curará sin secuelas
Ra: ninguna tontería como...?
Me: como tener el pie malo haciendo esfuerzos durante un mes
Ra: vale vale, lo he pillado
Me: ah y vas a tener que ir al fisio todos los días, al menos el primer mes, luego él ya te dirá
Ra: vale
Me: toma *le da unas muletas* usalas de momento pero cuando tengas unas, las devuelves, que son del centro
Ra: *coje las muletas* joder, tenéis de todo... Puedo ir al campo? A ver al equipo?
Me: vale, pero no hagas esfuerzos
Ra: *sonríe* entendido

Salgo del vestuario con dificultades, ya que aún no me manejo muy bien con las muletas y me siento en el banquillo.

Ri: qué tal, Raoul?
Ra: bien, no es muy grave, no os preocupéis
Ri: voy a por una silla para que apoyes el pie
Ra: oh, no es necesario
Ri: calla *le trae la silla* ale, ahí tienes
Ra: gracias

De repente, aparecen mi madre, Roberto, Álvaro y Merce.

Ra: qué hacéis aquí?
Ma: a ti qué te parece? Ver cómo estás, qué ha pasado? Te duele mucho?
Ra: *ríe* no es nada mamá, un esguince
Ma: ay, cariño, pero tan fuerte ha sido el golpe?
Ra: eso parece, pero de verdad, estoy bien
Ál: tranquila, mamá, que mala hierba nunca muere
Ra: *ríe* quién es ahora el refranero español?
Ál: *ríe* ves? Está bien, vámonos antes de que nos echen
Ma: *mientras se va* mantén el pie en alto y no lo muevas mucho, eh
Ra: que sí, mamá, tranquila

Vuelven a las gradas y yo me quedo junto a mis compañeros y Ricky viendo el final del partido. Parece que no me he perdido mucho mientras estaba en el vestuario porque seguimos 3-3.

Ri: hay que hacer algo, Mario, a estirar
Ra: Mario? Pero si Mario es delantero
Ri: sí y yo el entrenador y tú rubio, qué pasa?
Ra: que no hace falta ningún delantero, hace nada has sacado a Pablo para que me sustituyera
Ri: Pablo no es nuestro único delantero, rubio
Ra: ya, pero es que no vas a cambiar a Agoney
Ri: ah, no?
Ra: no
Ri: qué pasa que ahora eres el entrenador?
Ra: no, yo no soy nadie, pero te digo que si cambias a Agoney vamos a perder el partido
Ri: *susurrando* mira, sé que tienes que defender a tu noviete y todo eso, pero Mario está fresco y desde que te has ido, Agoney, desorientado. Así que no hay más que hablar
Ra: así que es eso? Déjamelo a mí

Cojo las muletas y me pongo de pie al borde de la línea que marca el campo, ya que no puedo entrar.

Ra: *gritando* espabila, idiota! Que no era que ibas a decidir el partido? Porque yo solo veo a un pato mareado en medio del campo

El canario me mira fijamente, me dedica una sonrisa. Puedo notar que ya está mucho más tranquilo al verme. A por todas, Mickey! Vuelvo a sentarme en el banquillo.

Ri: Mario, descansa
Ra: ya verás, ya
Ri: más le vale a Agoney...

Quedan unos pocos minutos. No me muerdo más las uñas porque no me quedan. No podemos ir a prórroga, nuestro equipo está más cansado y perjudicado. Si alargamos el partido, acabaremos perdiendo... Es nuestra ocasión, o ahora o nunca. Juan Antonio roba el balón y se lo pasa a Cepeda, éste se lo da a Alfred que, tras irse de un par de rivales, se lo pasa a Roi. Roi centra, en el área no hay nadie del equipo. Qué coño haces Roi? De repente, como un rayo, aparece un jugador que viste de amarillo. Salta tan rápido que lo único que soy capaz de ver es el número. El 12. Él. Remata de cabeza despeinando, aún más, sus rizos sudados. Todo pasa tan rápido que el portero del equipo contrario es incapaz de reaccionar a tiempo. El balón entra. 4-3. Agoney ha marcado. Al principio se queda paralizado y no reacciona hasta que se le tira medio equipo encima. No puedo aguantar más, me armo con las muletas y salgo lo más rápido que puedo al campo. Me dan igual las normas, como si me sacan tarjeta roja, total no puedo jugar. Agoney me ve y viene hacia mí sonriente. Entre que soy muy torpe con las muletas y que quiero ir más rápido de lo que sé, tropiezo y me caigo. Intento levantarme pero no puedo, aunque no me hace falta, en unos pocos segundos tengo a Agoney de rodillas a mi lado.

Ago: estás bien, pollito?
Ra: mejor que nunca *con una sonrisa de oreja a oreja* lo has hecho, Mickey
Ago: gracias a ti
Ra: pfff pues como todo lo que haces, si es que no sé qué harías sin mí
Ago: *ríe* idiota

Y sin pensarlo, dándonos igual el equipo, dándonos igual nuestros padres y dándonos igual toda la homofobia que nos ha acompañado a lo largo de este año, cojo de la nuca a Agoney y le doy el beso más tierno y largo que me sale de dentro. Y él lo corresponde, dejando a todas las personas que contemplan el partido completamente en silencio.

DREAMING AWAKE (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora