forty-third.

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Amanecí en mi cama junto a mi chico favorito, no me di cuenta ni a que horas llegamos ayer, Milo aun seguía dormido.

Me levanté con cuidado de que el no se diera cuenta y salí corriendo hacia la cocina, le haría su desayuno. Ya había tenido suficientes atenciones por parte de él, era mi hora devolverle todo.

Había un chocolate en polvo y le hice una malteada, conseguí algo de tocino en la nevera así que lo puse a fritar para luego ponerle huevo encima. Tomé algunas tostadas y también las puse en el plato. Y lógicamente no podía faltar una ensalada de frutas, Milo muere por ese desayuno.

Todo estaba listo, subí la bandeja con mucho cuidado de no despertar a Milo, pero el ya estaba despierto.

Le grite sorpresa pero el estaba a punto de llorar en la orilla de la cama, deje la bandeja sobre mi escritorio y me dirigí hacia el.

Que pasa Milo? Pregunte.

Lya, ya mañana me voy, ahora solo puedo desayunar contigo y tendré que ir a mi casa a terminar de empacar todo y no quiero Lya no quiero comenzó a llorar.

Lo abrace fuertemente, me aleje un poco y tome la ensalada de frutas, no quería comerla, tome un tenedor y comencé a hacerle como un avioncito para que comiera, ya había parado de llorar. Le acerque la bandeja y siguió comiendo el resto.

Su teléfono sonó, era su madre, el contesto y hablaron por un buen rato hasta que Milo termino con la frase.

Termino de desayunar y voy para la casa mamá, te amo —colgó el teléfono.

Milo se comió todo super rápido, tomó su bolso y recogió todo lo que tenia en mi casa, yo aproveche y tome un baño rápido para acompañarlo a empacar todo.

Pedí permiso a mi mamá y ella acepto, al igual nunca me niega nada, esa confianza entre madre e hija que se había formado era hermosa.

Llegamos a casa de Milo, habían ya dos maletas en la puerta, trate de llorar. Subimos a su cuarto y me sorprendió verlo.

Nunca había entrado al cuarto pero estaba lleno de fotos mías y fotos nuestras, tenia cada una de las fotos que nos habíamos tomado.

Ya no quedaba mucho por empacar, toda su ropa ya estaba en las maletas, solo quedaba empacar los zapatos y otras cosas de menor importancia.

Milo alistaba los zapatos y yo alistaba lo demás. Tomé una maleta e iba tomando juegos, audífonos, consolas, balones hasta que no quedaba más espacio.

Aun se queda algo Lya Me miró.

No sabia que se quedaba según yo había echado todo. Milo se subió a una silla y despegó todas las fotos de la pared en las que aparecíamos los dos. Tomo un sobre y las puso ahí.

Ni estando loco dejaría esto acá sonrió

Terminamos de empacar todo y bajamos las maletas, en total eran cuatro maletas. Le pregunté a Milo.

Puedes acompañarme a visitar a mi padre Pregunte.

Claro que si, eso no se pregunta, vamos tomo mi mano.

Me despedí de la mamá de Milo, estaba haciendo algunos postres, pregunte para que eran pero no me quiso contar.

Llegamos al mausoleo, había comprado unas flores afuera, entre a ese pasillo, ese pasillo que tenía tiempo de no entrar, Milo venía detrás.

Llegue a la zona quince dónde se encontraba mi padre, su bóveda estaba desolada, no tenia ni una florecita.

—Hola papi, te extrañe —Decía viéndole.

Si te enteraste que ayer tuve mi graduación, papi ya cumplí nuestro sueño, ahora a cumplir el resto rompí en llanto.

Milo salio corriendo hacia mi y me abrazo, llore en su hombro mientras seguía en esa charla con mi padre, Milo también lloro un poco.

Luego de dos horas me despedí de él, aunque era muy triste me hacía bien entrar allá, podía desahogarme, salimos con rumbo a mi casa.

Al llegar en las escaleras estaban Ethan y Lauren, me causó gracia por que parecía que los habían echado de la casa.

Que onda con ustedes preguntó Milo.

No se, nos dijeron que teníamos que esperar que llegarán ustedes para poder entrar respondió Ethan.

Tomé mis llaves y abrí la puerta, estaba media escuela en mi casa para despedir a Milo, Ethan y Lauren.

Todo el equipo de baloncesto se encontraba allí, también estaban algunas amigas de Lauren y por supuesto Valery y James.

Fue una bonita noche, hicieron diversos tipos de juegos, comimos, bailamos y más. Milo estaba desocupado así que tome su mano y lo lleve afuera.

Nos sentamos en las escaleras de la casa, mi corazoncito tenia ganas de llorar.

Milo, quiero que sepas que aquí te estaré esperando, bajo esta linda noche estrellada te prometo no separarme de ti, te extrañaré mucho mi vida las lágrimas empezaban a caer.

Lya, si nuestro amor es fuerte superará esto y más y yo se que si, este amor va a pasar las barreras, te amo, te amo de aquí hasta el más allá llorando me abrazo.

La luna brillaba, era una bonita noche, en mi sentido no lo era, pero que se podía hacer.

Me levanté de las piernas de Milo y le di un beso, quizás el beso más largo de toda la vida, lloraba en medio de este, estaba sufriendo, estábamos sufriendo.

Nos levantamos y los chicos estaban atrás mirándonos, comenzaron a gritar, nos vieron llorando y se tiraron a abrazarnos, tenia los mejores amigos del mundo.

Un taxi llego, preguntando por Milo, era el taxi que lo llevaría a su casa, hoy no estaría conmigo, me despedí de él.

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