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VICTORIA

Algunas veces la vida no es una mierda. Algunas veces hay momentos que deberían ser eternos. Como los besos de la persona que amamos, las sonrisas que somos capaces de sacarles a las personas que creemos que las merecen, causar brillo en sus ojos. Si bien no experimenté estas sensaciones muchas veces en mi vida, lo hice al conocer a Cristian, y al darle las prótesis a Danniel. 

En el momento que vi su rostro al verlas, no me importó nada más. Ni siquiera que la policía nos estuviese mirando, nada. Sólo fui capaz de concentrarme en la felicidad que le causé. Había hecho el bien, y estaba orgullosa.

Sentí un tirón y era Cristian que me bajaba de la nube de la reflexión para insertarme en la nube de la desesperación.Había dos oficiales parados en la puerta, quería golpearlos hasta el fin por el simple hecho de arruinar ese momento tan puro y especial, pero cuando me di cuenta, ya estábamos corriendo en dirección al auto para ir a la mansión de La Reina Roja. Es decir,a mi mansión.

Nos escapamos de los oficiales sin mucha dificultad,eran inexpertos y además se notaba que no estaban interesados en atraparnos. Un par de horas más tarde estábamos ingresando en la mansión. Al llegar el panorama era el mismo de cuando nos fuimos.Los chicos ya habían regresado, se habían instalado, Abbs dormía y Nathan seguía inconsciente.

A pesar de todos los problemas y el caos, había una extraña paz y creo que se debía al hecho de que teníamos un hogar,y estábamos juntos.

Durante el resto del día me limito a planear las siguientes reuniones con otros capos de la mafia, y practico cómo decirles, sin terminar con un disparo en la frente, que cortaremos los lazos pronto. Por suerte, mi madre, sólo se relacionaba con tres de ellos. Por desgracia, eran los tres más poderosos. Entre los cuatro (incluida mi madre) se repartieron hacía muchos años las zonas de mayor consumo, es por eso que, creo que se me hará fácil engañarlos diciéndoles que les cederé mi región. Pero el problema más grande, no deja de ser Andrade, en conjunto con mis malas ideas.

Si mostraba mi identidad en aquellas reuniones el rumor no tardaría en llegar a él. Debía arriesgarme, de todas formas Andrade nos estaría buscando hasta matarnos, pero si me apuraba,podría vender algunos bienes para tener el suficiente dinero y cambiar nuestras identidades e irnos al demonio.

A pesar de todo, creo que me sentía feliz. Creo que pertenezco al caos, que amo el caos, porque para que haya caos tiene que haber paz.

Decidí que estaba aburrida ya de planificar cosas,porque cuando planifico demasiado todo me sale al revés, y fui a la habitación de Cristian no sin antes pasar por la enorme biblioteca que había allí y tomar un globo terráqueo.

Golpeé la puerta varias veces, y por fin abrió.Llevaba el pelo desordenado y no tenía camiseta, lo cual me indicaba que estaba durmiendo.
— ¿Te desperté?

— Si. Además me sacaste del maravilloso sueño donde me pisaba un tranvía.

— Si vivieras del pesimismo ¡sorpresa! No habrías entrado al narcotráfico.

— Pero nunca te hubiera conocido .

—Tranquilo, romántico empedernido. Vine porque estoy aburrida y se me ocurrió una idea.

— Supongo que ese globo terráqueo con el que jugaba Jesucristo cuando nació es parte de esa idea.— Lo noté relajado, era la primera vez que bromeaba tanto en un mismo día.

—De hecho el concepto de tierra que tenían en esa época era bastante diferente a ésto.—Dije agitando por los aires el viejo y gastado globo. — En fin,te espero en quince minutos en la sala.— Solté para ir en busca de los demás, puerta por puerta.

Una vez que ya todos habían llegado a la sala, me aseguré de que mi madre estaba bien lejos porque obviamente no podía escuchar nada de lo que iba a comentarles a mis amigos. Incluso Abbs se había sentido con ánimos y asistió.

—Creo que tengo miedo.— Soltó Mathew y todos rieron.

—¿De qué quieres hablarnos?— Insistió Adam. Antes de darle un sorbo a su cerveza.

—Bien. ¿Están todos dispuestos a escucharme?— Lo pregunté, más que nada por Nick que tenía cara de pocos amigos.

—Si. —SoltóCristian.

—Habla ya, mujer. —Dijo Abigail. Impaciente como siempre.

—Bien. Como saben, mi madre está enferma y por lo tanto, yo soy la nueva Reina Roja. Es decir, estoy a cargo de todo este imperio— respiré hondo— y como en realidad no quiero estarlo, me encargaré de darlo de baja. La próxima semana, aún no sé que día, me voy a reunir con los tres capos con los que mi madre negociaba. Y les voy a ofrecer mi imperio, a un precio bastante caro. Estoy segura de que podremos negociar. En fin, tengo pensado repartir el dinero entre todos nosotros.

—¿Estás de broma? ¿y el resto de la gente que trabajó toda la vida para tu madre va aquedar de patitas en la calle? ¿serías capaz de eso? —Intervino Nick. A decir verdad me esperaba aquel planteo pero no que viniera de él.

—Nick tiene razón.—Soltó Abigail.

—Déjenla terminar.Estoy seguro de que ya pensó en ellos. —Dijo Cristian y recibió una mirada extraña por parte de Nick.

—Por supuesto que lo pensé, Nick. Pero por desgracia, no todos quieren salir de este mundo. Algunos, porque no se animan, no creen en las segundas oportunidades. Otros, por el simple hecho de que son almas que se entregaron a los placeres que este mundo es capaz de ofrecerte y ya no quieren salir. De todas formas, a quien esté dispuesto a irse,yo estoy dispuesta a darle esa posibilidad. Verán, no manejamos cifras pequeñas. El mínimo que puede quedarnos, a nosotros siete,si contamos a Nathan, es de diez millones de dólares, a cada uno. El resto,tengo pensado donarlo a centros de rehabilitación para colaborar con las personas a las que dañamos y bueno, dárselo a quien quiera empezar de cero. — Terminé de hablar y al levantar la vista me encontré con que todos estaban exageradamente boquiabiertos. Creo que no se esperaban eso.

—¿Por qué nos vas a dar dinero? ¿Para que no vayamos con la policía y te denunciemos?¿No quieres ir a prisión? — No fue otro que Nick quien comentó eso de forma hiriente.

—Si lo hicieran, a los quince minutos estaría en casa nuevamente. Se los doy por el simple hecho de que quiero que busquen un nuevo destino y se vayan de aquí, y puedan empezar de cero. Es por eso que traje esto—señalé el globo terráqueo— ¿Quien quiere comenzar?

—¡Yo! —Se ofreció Mathew, y acerqué el globo.

—Cierra los ojos y coloca tu dedo índice aquí.— Una vez que cerró los ojos, hice girar el globo. Cuando se detuvo, le dije que abriera los ojos.

—¿Que te tocó,Math?— Le preguntaron los demás.

—Brasil. Me iré a ir a Brasil y me follaré a un garoto musculoso y bronceado.— Todos reímos.

Así lo hicieron todos, incluso Nick. Fuimos buscando posibles destinos para cuando pudiéramos de una vez huir de ese mundo. A Abigail, le tocó China,a Adam, Italia, y a Nick,Rusia. Sólo faltábamos Cristian y yo. Abigail tomó el globo y lo acercó a Cristian, pero en el momento que debió poner su dedo, tomo mi mano, y juntos, buscamos un destino. Por desgracia, salió Estados Unidos, y fue como si el destino nos dijera que estábamos condenados a nunca poder huir.  

♥Holaa♥ Volví. 

Espero que les haya gustado.

Hay una sorpresa, y es que, éste es el ante último capítulo. 

Peligrosa VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora