07-Parte 1

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VICTORIA

Caminaba sola por los pasillos de la universidad. Era miércoles, ya habían pasado unos cuántos días desde el "incidente" con Cameron, pero aún así estaba teniendo algunas pesadillas.

La noche anterior, había soñado con el casi beso con James. Pero, a diferencia de la realidad, en la pesadilla, lo besaba. No habría sido pesadilla sino por el hecho de que, cuando nos separábamos para tomar aire, su rostro se transformaba en el de Cameron. Más extraño aún, fue, que cuando desperté sudada y aterrorizada, Abigail no estaba en su cama.

No la había visto en todo el día, no dejó ninguna nota y tampoco respondía al teléfono. Yo comenzaba a preocuparme, y andaba tensa por los pasillos de la UNP.

Estaba marcando nuevamente el número de Abbs, cuando choco con alguien de repente. No levanté la mirada enseguida, tenía miedo, de que por aquellos músculos palpables se tratara de Cameron.

Lamentablemente, cuando junté el valor para levantar mi cabeza, me di cuenta de que, el ser que estaba frente a mí, era aquella persona horrenda que me había atacado el viernes por la noche.

Llevaba barba de unos días, el pelo un poco pegajoso, y no olía a perfume como siempre. Tenía el aspecto de alguien que no se había bañado en días, y los ojos inyectados de sangre. Pero esta vez parecía no estar drogado ni borracho, y en sus ojos habitaba una profunda tristeza, mezclada con algo de arrepentimiento.

Me dio mucha pena. Pero al instante de reconocer la lástima en mi ser, sacudí mi cabeza enterrando aquella pizca de humanidad hacia el cerdo en algún lugar muy remoto. Junto donde tengo archivadas las explicaciones y enseñanzas de la señora Morrison. La señora a la que no le han dado anoche. Creo que esa carpeta, se llama "Cosas que no servirán en mi puta vida".

-¿Qué quieres?-Mi voz sale temblorosa, aunque intento que no lo haga.

-Victoria... Yo... lo siento tanto. Quisiera hablar contigo, a solas.-Me dijo mirando al suelo, dolido. Y en ese momento comencé a preguntarme qué cojones debería hacer.

-Olvídalo. ¿O a caso has olvidado que intentaste aprovecharte de mí?-Digo sabiendo que eso le dolerá, y más aún cuando casi lo grité en el medio del pasillo lleno de chicos y chicas de nuestra edad.

-Quiero, y necesito que me perdones. Por el amor de dios, no sé que me pasó, yo había fumado mucha hierba, y aspiré algunas líneas, además del alcohol. Sé que no es excusa pero...-Necesitaba interrumpirlo.

-Cameron. Escúchame bien. No me importa en qué estado estabas, e incluso, si tengo que ser sincera contigo creo que consumiste todo aquello para reunir valor para hacer lo que te propusiste aquella noche. Ya no confío en ti, y he tenido el detalle de no denunciarte, porque no quiero ensuciar los buenos momentos.-Mentí, no lo denuncié por miedo a que me investigaran y llegaran a mi madre.-Además, te odio. Y no quiero saber nada más de ti. De no ser por James, no sé cómo habría terminado todo aquello. Por respeto a mí, y a la sociedad misma, te aconsejo que busques ayuda psicológica y tengas la mera consideración de no volver a dirigirme una palabra en lo que queda de tu miserable vida.-Noto algunas lagrimas corriendo en mis mejillas, pero no les doy importancia.

Lo que si me importó en aquel momento, fue, que al girar un poco mi cabeza, noté cuantos jóvenes e incluso el portero, observaban atónitos la escena.

Me quedé de piedra al ver que unos ojos azules profundos me atravesaban con la mirada, y de inmediato me pregunté; ¿Qué cojones hace James aquí?

Volteé nuevamente hacia Cameron, quien me tendió un papel, y me susurró;

-Por si cambias de opinión.-Luego se marchó, y yo quedé de pie en el medio de demasiadas cabezas curiosas que miraban sin pestañear, vaya uno a saber qué es lo que estaban pensando.

Peligrosa VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora