Existían tres reinos los que conformaban la península coreana. Gouryeo, Baekje y Silla. El primero, considerado uno de los reinos más grandes, con gran poder sobre los otros dos, se enfrentó a una guerra por el honor de las tierras. Los dos reinos más pequeños, unieron fuerzas para ir en contra de Gouryeo. BaekJe se vio más afectado que Silla durante la guerra, se vio obligado a retroceder por el bien de su pueblo, aquellos, eran reyes donde lo más importante era su pueblo y no las riquezas como lo pensaba la gran potencia en la península. Silla finalmente fue el vencedor contra Gouryeo, el reinado se acabó y abrió paso a una nueva generación de reyes y reinas.
El gran reino siempre fue liderado por la nobleza. Se decía que la familia Kwon tenía la sangre real, por años llevaron al reino por un buen camino, las cosechas siempre fueron las mejores, su gente jamás paso hambre, el pueblo era lo más importante para su rey.
De sangre noble, nació Jiyong, hijo de ambos reyes, heredero del reinado de Silla. El reino enloqueció al escuchar que él bebe que estuvo esperando su reina por nueve meses se trataba de un varón. Las riquezas y uniones matrimoniales en aquel tiempo tenían sus leyes, eran los príncipes quienes contraían matrimonio y heredaban lo que su princesa entregaba por parte de su reino. Las riquezas quedaban en el reino del príncipe mientras que al reino de las princesas se les ofrecían otro tipo de beneficios, como protección y un nuevo reino que crecería con el tiempo. Así es. Todo dependía de la cantidad de hijos que tenía la realeza, de lo contrario se creaba un nuevo reino donde sus príncipes fueran reyes.
Con apenas unos días de diferencia, nació de otra familia un pequeño a quien llamaron Seung Hyun. La familia Jeon llevaba años sirviendo a los Kwon, eran la mano derecha de ellos, como asistentes, guardianes, duques. El padre de Seung Hyun era el gran duque del reino, además de eso, mejor amigo de lo que era el actual rey de Silla, por lo que el hijo de este creció al lado de Jiyong con los mismos beneficios, pero existía algo diferente en sus estudios. Mientras Jiyong era educado con manuscritos para ser el siguiente en tomar el trono, Seung Hyun era entrenado como el guardia personal del príncipe.
Desde pequeño Jiyong evito que el pelinegro le llamara por formalidades, aunque lo entrenaban y le obligaban a llamarlo de ciertas formas, él lo odiaba. Seung Hyun era su amigo, no necesitaba que le tratara como ya todos lo hacían, quería ser un niño normal con un amigo. "Su alteza" "Mi señor" " Príncipe" y más formalidades que Jiyong ignoraba de Seung Hyun, desde muy pequeños le obligo a llamarlo por su nombre, por más que los adultos le regañaran, el siempre volvía a lo mismo.
Los niños pequeños caminaban por los pasillos del castillo, estaban en uno de sus tantos juegos infantiles donde su imaginación era el principal elemento de diversión. Sus voces resonaban en las paredes, Jiyong, el príncipe, fingía ser jefe de escuadrón mientras que Seung Hyun como siempre, le cubría la espalda en sus juegos.
—¡Corre! ¡Nos atacan!.—Dijo el mayor de los dos.
—¡Retirada! —Siguió el juego.
La tranquila caminata se convirtió en una lucha entre reinos mientras ellos corrían por los pasillos dejando que su imaginación los llevara a una gran diversión, salir de la rutina de estudios era la mejor parte para un príncipe, más teniendo un amigo con el cual jugar. Jiyong a veces se preguntaba ¿Cómo podían obligar a un niño de su edad a tener tal respeto por otro igual? El príncipe era una persona humilde, no le importaban las etiquetas, Seung Hyun siempre sería su amigo y no su guardia como todos le llamaban.
El menor estaba siendo entrenado por el bien de su protección.
Entre tanto correr, Jiyong cayó al suelo. El llano ni siquiera apareció, sino que se inundó de risas el lugar, cosa que tampoco fue tranquilizadora para el menor de ambos, pues había palidecido de solo ver a su príncipe tirado en el suelo. Este corrió lo más rápido que pudo hasta sentarse al lado de su mejor amigo.
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My King | GTop
FanfictionLos cuentos de hadas siempre cuentan las mejores historias de príncipes y princesas en épocas medievales. Pero, ¿Esa era la realidad de todos aquellos que heredaban el trono?, ¿Eran realmente los príncipes felices de casarse por el bien de sus reino...