El secreto

294 45 5
                                    


Su día no pudo comenzar mejor. Parecía un hombre nuevo, la felicidad irradiaba de él, fue incluso tan sorprendente para los guardias que le escoltaron hasta su oficina. El rey se encontraba tan lleno de vida, animado aun cuando se encontraban próximos a encontrarse en una posible guerra. Su sonrisa no podía desaparecer de sus labios, tal y como levantarse después de una noche con Seunghyun, lleno de energía, solo que esa noche la había pasado con su esposa y no precisamente en sexo, ese era un tema que dudaba volviera a repetirse. Así es, había pasado una hermosa noche con su esposa, su mejor amiga, sin duda podía ocupar ese título, después de todo el anillo que los unía no significaba nada y el verdadero título de pareja lo tenía el moreno.

Esa mañana tenía tanto trabajo como en cualquier otro, puesto que sus deberes solo habían cambiado de no poder dar autorizaciones como 'rey' a darlas junto con la firma y su sello, pero para ello antes debía de leer una gran cantidad de papeles. Tenía trabajo, más su lectura no avanzaba. Estaba perdido en sus pensamientos con cada una de las palabras que había tocado con Hyera la noche anterior. Podía sentirse tranquilo, sabía la verdad, la 'gran' verdad. El no era el único que tenía secretos, eso lo sabía, más estaba tan perdido en su amor por el menor que no notó lo que siempre tuvo en frente. Su mujer también estaba enamorado, mejor aún, ambos estaban enamorados de sus guardias personales, aunque no fueron exactamente las palabras que pronunció para ella... ¿Había otra forma de interpretarlas?

—Lo amo Jiyong...

No entendía por qué su esposa le estaba hablando de Youngbae de esa forma. El conocía su relación, cualquiera se volvía cercano a su guardia personal cuando debía de verle la cara todos los días, terminaban conociéndose mejor de lo que se pensaba.

—Sé que lo amas, llevan tiempo viviendo diferentes experiencias juntos, él te protege hace mucho, me sentiría igual de estar en tu posición. — De hecho, se sentía igual, porque lo amaba, amaba a su guardia personal.

—No, no es así. Jiyong, yo lo amo. —Volvió a hablar su mujer en un intento de darle otro tono de voz a esas palabras para hacerlas diferentes, más el seguía interpretándolas de la misma forma.. — De verdad lo amo.. —Entonces, entendió.

—Te refieres a...

Hyera asintió.

—Yo quebré la regla más grande. No has sido el primero...

¿Cómo hablar cuando el tema de conversación había dado un giro por completo? Además de no sentirse mal por sus palabras ni sorprendido, sino completamente feliz, pero era posible que expresara tal emoción a la mujer. ¿Cómo hacerlo sin exagerar? Hacerlo también podía ser mal interpretado, puesto que no era una noticia de lo mejor para nadie, en realidad una noticia como esa solo la llevaría a la ahorca por deshonra al reino de Baekje, siquiera ser reina en Silla la salvaría. Era una condena que el también viviría de salir a la luz su secreto, peor, el recibiría castigos mucho peor.

—No me delates por favor, pero entendería si no me quieres perdonar y enviarme a ejecución por traición...—La voz de Hyera intentaba no quebrarse, podía verlo, forzaba su garganta para no dejar salir ninguna lagrima mientras hablaba, así solo dificultaría el dar explicaciones.

—¿Qué? —Abrió sus ojos por semejantes palabras, termino cubriendo la boca ajena con sus manos. — Shh... Nos pueden oír, siempre nos vigilan. —Advirtió sin soltarla, aun cuando estaban hablando con normalidad, habían soldados que tenían orejas en las puertas o paredes.

Hyera asintió luego se tranquilizarse, deslizo con lentitud su mano de la boca ajena para volver a reacomodarse sobre la cama.

—Por favor...—Volvió a pedir su esposa, esta vez con una voz más suave, casi en un susurro pero en un ruego. — No me mates. Puedo complacerte en lo que quieras Jiyong..

My King | GTopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora