Dulce pastel

453 50 19
                                    


No se le había hecho sencillo hablar para conseguir un cambio en el personal de Jiyong, había pasado toda la mañana entre oficinas arreglando el conflicto, el príncipe necesitaba otras criadas quienes no interrumpieran de esa forma, aunque era consciente de que el error lo había cometido Jiyong. Si este volvía a ver esas caras en el interior de su habitación seguramente las mujeres terminarían volviendo al pueblo por ser despedidas. Al menos le facilitaría el trabajo a Jiyong esa mañana. Había conseguido el cambio antes de lo previsto, por lo cual alcanzaba a esperar al mayor en la entrada del gran salón para su desayuno. Pero aun esperando por él más de una hora, el mayor no apareció.

Hablar con los reyes era incomodo cuando le pedían al igual que el príncipe hablar sin la formalidad, siempre le trataron como si fueran de la familia, no había necesidad de utilizar la formalidad política, nada más aquella que mostrara el respeto a sus superiores. Era incomodo, más cuando estaba en frente de sus cadetes, si bien tenía privilegios como líder de escuadrón, hijo de la familia Choi, eran esos momentos en los que comprendía al mayor y quería deshacerse de todo tipo de formalidades. No se sentía extraño cuando hablaba en su escuadrón y estos debían tratarlo con respeto, puesto que cada vez que lo hacía eran reuniones importantes, planeaciones de batallas o entrenamiento, de lo contrario pasaba su tiempo con Jiyong.

Al no ver durante el transcurso del día al príncipe, decidió joderlo un poco, en forma de una lección, pretendía tratarlo con formalidad durante el resto del día, seguir al pie de la letra cada una de las palabras de los manuscritos de los Choi, todo porque había hecho su trabajo esa mañana más complicado. No solo se había encargado de alejar a esas criadas para mantenerlo feliz, exigió que todas ellas se anunciaran antes de ingresar, tuvo que hablar con los reyes por la inasistencia del príncipe y aun así le espero en la puerta del comedor con la esperanza de que este apareciera. Iba decidido a regañarlo, mantendría esa formalidad en sus palabras, incluso se anunció frente a la puerta de este, pero al momento de ingresar y ver su rostro no pudo continuar. Jiyong no había comido nada durante el día y aunque el si lo había hecho, su estómago podía estar vacío de un momento a otro solo por tener a Jiyong feliz.

Era débil frente a su príncipe, así fue como termino invitándolo a comer juntos, ignorando cualquier regla que existiera. Con los reyes ocupados, ¿Tendrían alguna oportunidad?

De solo ingresar a la cocina real, comenzó el bullicio, todas las damas realizando reverencias a su majestad una y otra vez, era todo un honor tener en la cocina al príncipe, después de que este no se aparecía por el lugar ni aunque quisiera, sus padres no se lo permitían puesto que podía generar una mala imagen para el príncipe entre los de la realeza el mezclarse con plebeyos. Tanto el cómo Jiyong odiaban ese tipo de reglas, no quería seguir leyes como esas, ¿Qué importaba si el príncipe se juntaba con las personas el pueblo?, ¡Nada! Si enfermaba tenían los mejores doctores, además de eso, las excusas baratas que tenían eran tan malas como esas, que los plebeyos podrían traerles enfermedades a la realeza.

—Pueden dejarnos solos.—Dijo en su voz ronca en una orden a todas las criadas que se encontraban en esa cocina.

Las mujeres de inmediato comenzaron a cuchichear, a algunas parecía gustarle la ida de tenerlo solos en el lugar, mientras que otras de mala cara dejaron la cocina. Por otra parte, Jiyong se veía realmente feliz, era lo único que le importaba, después de todo lo que estaba pensando, porque conocía a su mejor amigo, y este no dejaría que nada más las cosas pasaran, estas debían tener un proceso por su cabeza, en algún momento tendrían que conversarlo, tenían muchos temas por arreglar y entre ellas estaban sus propias palabras de la mañana.

Tampoco me gustaría que te vieran, Jiyong. Piensa en eso.

¿Había sido un idiota al dejar salir un pensamiento como ese?

My King | GTopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora