En la palma de su mano

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Era doloroso. Ver como Jiyong estaba frente a sus ojos entregando el anillo a su futura esposa, una extraña la cual ni siquiera conocía, para peor, les estaban dando el tiempo correspondiente para que se conocieran y el matrimonio fuera un completo éxito, querían que todo resultara con normalidad, que no existiera entre la pareja esa incomodidad de no saber del otro. Lo conseguirían, alejarían a Jiyong de él para mantener la cercanía entre ellos, su nuevo compañero era el guardia personal de la princesa.

Desvió la mirada de la escena, no podía ver más allá, sabía lo que venía, la imagen de los futuros reyes, Jiyong abrazado a la princesa, de la mano o algo parecido mientras saludaban al pueblo, ya tenía la imagen en su cabeza, ¿Para que torturarse al verla? Parecía ser el único que sufría con una imagen como esa, el guardia de la realeza de Baekje parecía estar como si nada, su mirada seguía fija en la imagen, nada le importaba, ¿Debería actuar así? Ese era el problema, actuar, no podía hacerlo, sus sentimientos eran más fuerte, fingir era algo de todo el mundo menos para él, cuando se trataba de Jiyong, no, imposible.

Con los príncipes retirándose y el sol ocultándose, la celebración dio comienzo. Las puertas del castillo fueron abiertas, se permitió el ingreso del pueblo y la realeza, no era un "baile formal" Era un banquete, una festividad nada más. Aun así se encontraban los lugares del salón divididos en clases, el pueblo en la planta baja mientras que la realeza se encontraba más arriba, la posición del trono se encontraba en un nivel medio, donde le permitiera tanto subir como bajar.

Mientras todos hacían el gran ingreso al castillo el siguió la espalda de Jiyong como el otro guardia a la princesa. El mayor no soltó en ningún momento la mano de la mujer, aunque doliera la imagen apoyaba que este estuviera cumpliendo con su papel como correspondía, ya que creía que al cerrarse las puertas del palco este soltaría a la mujer y saldría corriendo una vez más a ocultarse, pero que mostrara confianza en sus palabras le calmaba bastante, quizás todo saldría bien para ellos.

Jiyong no pronunciaba palabra alguna así como la princesa igualmente guardo silencio en todo el camino. Aun sin recibir órdenes el príncipe sabía perfectamente que hacer, según el protocolo que era lo que venía, era toda una maldita lista que tenían que respetar de comienzo a fin. Y ahí estaban, ambos frente a una gran puerta esperando la señal de las trompetas seguido de sus nombres. Tomo aire al ver la imagen. Jiyong ofreció a la mujer su brazo, el cual apoyo perfectamente contra su abdomen mientras la mujer ubicaba su mano por el interior de su brazo hasta tomarlo por completo. ¿Cómo explicarlo mejor? ¿Un gancho?

Las puertas se abrieron e ingresaron al gran salón recibiendo los aplausos de todo el reino. La realeza siempre manteniendo la etiqueta con trajes elegantes, grandes vestidos, cuál de ellos era más exagerado, mientras que los del pueblo utilizaban lo que estuviera a su alcance, aunque algunos no dejaban de lado el estilo y le agradaba bastante que no se dejaran pisotear por los de las clases altas, ellos igualmente eran humanos. Creía ser uno de los pocos que tenían esa humanidad en él, como Jiyong que era "Dragón" El enmascarado que entregaba a su pueblo todo lo que necesitaran.

Aun recordaba como Jiyong obligo a sus padres para el ingreso del pueblo en uno de sus cumpleaños. Su padre exigía una buena vestimenta de parte de ellos para mezclarse entre todos y que no existiera diferencia de clases, el reino seria el hazme reír si se enteraran de que los pueblerinos ingresaron al gran salón, pero Dragón había logrado llevar al pueblo monedas de oro, entrego una por cada persona que deseaba el ingreso a la celebración, fue lo suficiente para que todos lograran pagar unas perfectas confecciones, aquellos que deseaban ingresar y quienes no que ahorraran el oro. El príncipe aceptaba todo. Siempre ayudaría a su pueblo, Jiyong hablaba de marcar la diferencia entre los reinos, que no existieran clases.

My King | GTopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora