Jamás pensó que ir a la cama fuera tan complicado, tras dejar las copas de vuelta en el lugar, uno de esos tantos carros de comida que traían sus criadas a las habitaciones, donde se encontraban también otro tipo de aperitivos como frutas y trozos del pastel de boda que obviamente ignorarían, su concentración estaba en otro lugar, y ese lugar era precisamente donde no quería estar. Acomodo su camisa abriendo unos cuantos botones mientras caminaba hasta HyeRa quien se encontraba aun en su ropa interior. Era una mujer hermosa, y aunque podría ser excitante para cualquiera verla de esa forma sobre la cama, a él solo le causaba nerviosismo verla así, incomodidad, no estaba preparado para dar los siguientes pasos. Intentarlo no parecía mala idea, ahora si se sentía como si fueran dos desconocidos, aunque creía que de ser así sería más fácil tomarla, pero ya le conocía, era una estupenda mujer, su mentalidad no cualquiera la tenía, una princesa que no actuara como las demás, que no fuera la típica hija del rey que adoraba todo, solo oro y el tener un esposo apuesto como se suponía que le trataban a él. La amistad que habían formado en ese tiempo lo complicaba todo, era por ello que tomar el cuerpo de HyeRa se le hacía tan difícil, no quería dañarla y aunque las cosas estaban claras en esa 'relación', seguían teniendo una etiqueta, esposos.
Se acomodó a su lado en la cama, podía notar en la mirada ajena el mismo nerviosismo que él, esa mirada donde la fijaba en sus ojos e intentaba desviarla a un lugar de la habitación, incluso con un movimiento tan delicado como ver por sobre su hombro, lo notaba, HyeRa intentaba no verlo por los nervios, la vergüenza, entregar el cuerpo no era sencillo, menos cuando se suponía que estaba tomando la pureza de la princesa, aquello que debía de obtener el verdadero amor de la mujer y no alguien como él, que solo tenía sentimientos de amistad hacia ella, como mucho de una hermandad. Le tomaría la palabra y lo intentarían una vez al menos, ¿Qué podían perder? El intento iba más que nada para asegurarse que era posible el acercarse sin que sus manos temblaran o que su indecisión se interpusiera en sus decisiones; tenían una semana para darle al pueblo el anuncio que esperaban en unos cuantos meses, solo esa semana. En momentos como ese consideraba que las creencias que tenía el pueblo eran bastante malas, todas habían sido metidas en sus cabezas por los antepasados que creían que la unión matrimonial traía un fruto de amor verdadero, ese era el heredero al trono. El cálculo del ciclo que cumplía una mujer se había estudiado con el fin de que ese fruto se llevará a cabo en el mismo transcurso de tiempo. Las mujeres concebían un hijo durante nueve meses en el vientre, si se llevaba la cuenta perfectamente, los nueve meses caerían precisamente en el mes del matrimonio, por ende sería un fruto del amor. ¿Quién creía eso? Claro su pueblo. Ambos príncipes habían nacido así, Jiyong y HyeRa, por ende el pueblo creía que al tomar el trono todos los problemas del reino mejorarían, era un nuevo reinado, estaban esperanzados en la nueva pareja.
A duras penas logro ubicarse en la cama de tal forma que tomo a HyeRa de la barbilla para acercarse a sus labios. El proceso fue lento, estaba nervioso, acercarse a ella no fue una tortura pero si lo suficiente para sentirse incomodo, cuando ya sus narices se rozaban decidió acabar con la distancia y si, la beso. El beso fue lento, nada en comparado a lo que debería estar subiendo su temperatura y mucho menos parecido a los que compartía con el menor, con el los besos eran fogosos, excitantes, húmedos, con HyeRa necesitaba ser delicado, más por el miedo de lastimarla y claro, por la vergüenza que sentía.
Debía dejarse de juegos, así que tomo finalmente la iniciativa, era un hombre, debía mostrarse como uno. ¿Qué pensaría HyeRa si notaba sus nervios y su inseguridad? Sería la vergüenza el reino, un rey poco hombre que no sabía tomar una mujer. Entreabrió sus labios buscando una mejor conexión con los ajenos, aunque el tomar la boca de esta no era como Seunghyun lo hacía con él, así se sentía, como si estaba tomando la posición del menor en ese momento. Entonces, lo tomaría de ejemplo, era al mejor guía que tenía para actuar.
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My King | GTop
FanfictionLos cuentos de hadas siempre cuentan las mejores historias de príncipes y princesas en épocas medievales. Pero, ¿Esa era la realidad de todos aquellos que heredaban el trono?, ¿Eran realmente los príncipes felices de casarse por el bien de sus reino...