Sin control

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No había bebido ni una sola gota de alcohol, pero sentía como si estuviera completamente ebrio. El efecto de los besos del mayor eran embriagadores, su vista se nublaba ante el deseo, el simple contacto de las manos de Jiyong en su cuerpo lo estaban volviendo loco. Controlarse ya no era una opción.

Durante dos horas aguanto a esas tipas acercándose hasta su príncipe, los nudillos de sus mano dolían bastante al aguantar la fuerza de su mano empuñada, no podía hacer más que observar como toqueteaban lo que era suyo, los femeninos dedos pasando por el rostro de su hombre, esa fina y suave piel siendo acariciada por manos que no eran las suyas. La ultima mujer fue invasiva, no se separaba de Jiyong y este mucho menos la alejaba, entendía que debía de mostrarse como si disfrutará esa maldita celebración, pero, ¿Por qué mierda no las alejo ni una sola vez?. Termino acabando con su paciencia, si no hubiera interrumpido, no sabía que podría haber sucedido, no por parte de la mujer, sino por el reaccionar de Jiyong, no lo estaba disfrutando como lo fingía.

El juego de sus labios entre los pasillos, si, lo calentó aún más de lo que le había calentado saber que el cuerpo de Jiyong reaccionaba ante el contacto con el suyo. Conseguía lo que las mujeres no, y eso lo excitaba. Por ende, busco más contacto en la celebración hasta que claro, logro su cometido, Jiyong no podía resistirse. Para su suerte, existieron pasillos desolados donde nada más que el sonido de sus besos podía ser escuchado, además de uno que otro jadeo que lograba sacar de esos hermosos labios.

Entrar a la habitación de Jiyong fue una perdición, las telas de la nada estaban incomodando su cuerpo, necesitaba retirarlas desesperadamente. Gracias a la iniciativa del mayor no se contuvo en retirar las prendas tanto propias como las contrarias. Ni siquiera se preocupó por la caída de su espada, que incluso resonando contra el suelo, no les importo. ¿Qué podría suceder? Nada debía arruinar esa noche, la última en la que Jiyong podía ser completamente suyo y no faltaría a su palabra, no solo porque el deseo ya consumía su cuerpo, sino porque Jiyong pasaría a tener una esposa alejándolo aún más de él. Así lo llevo hasta la cama, donde ya al estar ambos desnudos las caricias aumentaban ese calor de sus cuerpos en busca de más contacto y esa unión que tanto esperaban.

—Shh... Nos van a oír... —Advirtió Seunghyun.

—No.. Ah.. No puedo Hm...—Dijo entre gemidos.

Sus labios se apoderaron del cuello contrario cuando tuvo la oportunidad, con ambos cuerpos ya ubicados en el centro de la cama, sus piernas entre las contrarias, dejo que sus manos se encargaran de acariciar la piel de este mientras su boca hacía de las suyas marcando la piel a su gusto. Siquiera las marcas importaban, el mayor tendría que ocupar unas telas perfectas al día siguiente, igualmente no estaba marcando lugares visibles, eran lugares estratégicos, su torso, clavícula, abdomen.

—¿Quieres que te la chupe? —Preguntó Jiyong con esa mirada lujuriosa. De todas las cosas que pensó podrían suceder esa noche, no espero que Jiyong saliera con algo como eso y es que era la primera vez que ambos estaban en una situación como esa, decididos a unirse.

—¿Eh?

No tuvo tiempo de asimilar las palabras contrarias, la propuesta había sido tan sorpresiva que se quedó nada más observando el rostro contrario, pero no por ello menos excitante. Sus miradas ya no eran inocentes, no eran niños, no necesitaban avergonzarse de lo que estaban haciendo, era normal, natural, aun cuando la iglesia y el mundo estuviera en contra de la unión en el mismo sexo, ellos iban más allá de ese pensamiento, el sentimiento era más fuerte, amar era mucho más fuerte que fijarse en el cuerpo. Creía ciegamente en la formación del hombre y la mujer para mantener la especie no para amarse, ¿En qué lugar decía que debía ser así por ley? Si los hicieron para sentir, ¿Por qué no podían sentir algo por una persona del mismo sexo?

My King | GTopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora