Capitulo 24

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Son las seis y media de la mañana, en una de las paradas de autobús de Paris se erige una enorme marquesina, donde sale la imagen de Joey, perfectamente vestido en un traje de Armani de color negro. Sobre el banco de la parada de autobuses, un cansado Joey tapado con su cazadora duerme, resguardandose de la noche de lluvia intensa que ha caído, desgraciadamente, el techo de la parada de autobuses tiene goteras, y Joey no ha podido evitar mojarse, está empapado, apenas a dormido unas horas, ha estado pendiente del teléfono toda la noche, esperando que Rachel lo llamase para volver al apartamento. Los niños comienzan a acercarse a la parada para coger el autobús que los lleve al colegio, así que Joey se incorpora en el banco antes de marcharse.

- ¡Mira mami! Es el señor de la foto. - Exclama una niña pequeña que lo señala, pero su madre la reprende por lo que ha dicho.

- ¡Te he dicho que no señales con el dedo, es de mala educación! ¡Agarra el paraguas!

Joey se levanta, y decide ir al apartamento, espera que todavía no continúen los de la fiesta.
Joey abre la puerta del apartamento, todo parece en silencio. Se dirige al cuarto de Rachel, donde se la encuentra durmiendo profundamente, tan profundamente que no siquiera la luz la despierta.

- ¡Rachel, Rachel despierta!

- ¡Ummm! ¡Me duele la cabeza, ayer bebí demasiado! - Rachel tapa su cabeza con la almohada.

- Prometiste que me llamarías cuando terminase la fiesta he... - Rachel no deja que Joey termine.

- ¡Ummm! ¡Me va a reventar la cabeza!

Joey sale de la habitación, coge una bolsa con ropa y sale del apartamento dando un portazo.
Rachel termina de despertarse con el portazo, y a pesar de la enorme resaca que tiene se da cuenta de que Joey se ha ido muy molesto, y lo que es peor, se ha olvidado de llamarlo.

- ¡Mierda me olvidé de llamarlo! Pobrecillo mío, ¿Donde habrá dormido? Tengo que llamarlo.

Rachel se levanta y antes de ducharse se toma unas aspirinas para la resaca, luego se ducha y mientras sale del apartamento intenta ponerse en contacto con Joey, pero el teléfono está apagado y no da señal.

Durante toda la mañana intenta localizarlo por toda la oficina, pero es imposible, todo está revuelto, en dos días es el desfile y es prácticamente imposible. Para complicar más las cosas Joey ya se ha llevado sus cosas para el hotel, y si las cosas no cambian no lo podrá ver hasta el desfile.

Al día siguiente y a veinticuatro horas para que comience el desfile, antes del almuerzo, todo parece listo, la música el decorado, etc, Rachel coge el ascensor, para su sorpresa tiene una oportunidad, cuando se abren las puertas Joey está solo en el ascensor.

- Joey, necesitaba hablar contigo, no me coges el teléfono.

- A los modelos nos obligan a apagar los teléfonos los tres días que estemos en el hotel. - Joey apenas mantiene contacto con Rachel, y baja la mirada.

- Verás, quería disculparme, el otro día bebí más de lo normal, y me quedé dormida, por eso no te llame. Por cierto, ¿Donde te quedaste?

- Dormí en una parada de autobuses en medio de la lluvia.

- ¿Que, pero porque no fuiste a un hotel?

- Por qué con lo rápido que tuve que irme del apartamento se me quedó la cartera en la habitación.

- ¡Joey lo siento de veras, te lo voy a compensar...!

- ¡Mira, déjalo! Esto no va bien, no va como yo me lo pensaba, estoy harto de esconderme, lo mejor será que hablemos después del desfile. - Joey sale del ascensor bastante molesto.

Rachel se queda destrozada en el ascensor, las palabras de Joey retumban en sus oídos, ella se mete en su despacho, cierra la puerta y se derrumba en su mesa, la lágrimas inundan su rostro. Joey fue muy claro, su relación está colgando de un hilo, y ella tiene gran parte de la culpa, el hombre por el que tanto lucho, y al que tanto ama, seguramente termine con ella. La sola idea de pensar que ya no verá su cara por las mañanas o no podrá abrazarlo ni besarlo la supera, para ella el desfile ya no importa nada. Durante casi más de una hora llora desconsoladamente en su despacho, tiene que hacer algo, no puede perderlo, intenta recuperarse, sale del despacho, se va al baño e intenta arreglarse para que no se note la horrible cara que se le ha quedado mientras lloraba y se va casa. Ha tomado una decisión, una decisión drástica.

Antes de llegar al apartamento recibe una llamada de teléfono:

- ¡Rachel! ¿Me oyes?

- Si Mónica, Dime.

- ¡Estamos en el aeropuerto, estamos llamando a Joey pero tiene el teléfono apagado!

- ¡Es cierto, se me había olvidado que veníais! Ahora paso a buscaros.

Rachel deja sus cosas en el apartamento y llama a un taxi para recoger a sus amigos en el aeropuerto. Han venido todos, Mónica, a la que ya se le nota una gran tripita de seis meses de embarazo, Chaendler, que viene cargado con las maletas, Phoebe, a la que también se le asoma la barriguita por el abrigo, acompañado de Mike, Ross, que viene acompañado de Alice a la que lleva de la mano con el.

- ¡Chicos, perdonadme! Con todo lo del desfile tengo un lío,  se me fue de la cabeza que veníais.

- Tranquila, no te agobies, nosotros tenemos alojamiento, y nos quedaremos aún unos días para ver la ciudad, ¿Donde esta Joey? - Pregunta Mónica.

- Está en un hotel también, en la compañía tienen la costumbre de alojar a los modelos tres días antes del desfile para que estén concentrados, por eso no os coge el teléfono.

- ¡Valla todavía se me hace difícil verlo como modelo! - Dice Chaendler.

- Pues aquí es muy conocido. - Dice Rachel.

- Por cierto Rachel, ya sé que tú y Joey estáis juntos, al principio me chocó bastante, pero ya me he hecho a la idea y os doy todo mi apoyo.

- Gracias, Ross. Te lo agradezco, bueno pues dejadme que os acompañe al hotel.

- Por cierto, ¿No podemos ver a Joey antes del desfile? - Pregunta Phoebe.

- No, son las normas de la empresa, además, mañana lo podréis ver trabajando.

Rachel acompaña a sus amigos al hotel, y después vuelve al apartamento con Ross que va a recoger a Emma, que a partir de ese día y hasta dentro de tres meses convivirá con su padre. Cuando Ross se va del apartamento con la niña, Rachel se queda sola, y comienza a vagar por las habitaciones recordando todo lo que ha vivido esos meses con Joey. La primera noche que llegaron, lo nerviosa que estaba, la noche que se le confesó, cuando hicieron el amor por primera vez, los desayunos que le llevaba a la cama todas las mañanas, el baño, ese baño donde desataron su pasión. Rachel no puede, no quiere perder a Joey, se va hacia la sala, coge su portátil y comienza a escribir en el, el encabezado dice:
CARTA DE RENUNCIA...

Lo tiene claro, lo más importante para ella es Joey, y ningún trabajo, por muy bueno que sea le hará perder al hombre al que ama.

En el hotel Shangri-La  se encuentra Joey, en la recepción, ha recibido una llamada, y como no puede usar su teléfono lo han llamado a la recepción.

- Si, ya lo tengo, si, cuando acabe el desfile lo haré, de acuerdo entonces, así se hará, ¡Ah!, muchas gracias por su apoyo y discreción, espero que todo salga bien.

Joey se va a su habitación, mañana es el gran día, y necesita descansar, nada puede salir mal, no solo por el desfile, sino por qué algo va a cambiar para siempre el rumbo de sus vidas.

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