Capítulo 19.

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Narra Ana:

Me despierto por culpa de la calor, odio los días de bochorno.
Voy a la cocina y me hago un café, miro hacia la nevera y veo una nota.

'Me voy con Kibo unos días a una casa en la sierra, os lo he puesto también por el grupo, no olvidéis regar las plantas.
Os quiero, no queméis el piso.
Ricky.'

Sonreí mientras leía, me hacía tan feliz verle tan bien.
Escuché unos pasos y me giré, Mimi apareció andando cual zombie y totalmente despeinada.

-¿Y Ricky? -dijo mientras entraba a la cocina rascándose la cabeza
Señalé la nota sonriendo mientras cogía mi café.

Desayunamos tranquilamente y volví a mi habitación para preparar las cosas para darme un baño.
El móvil vibró y la pantalla se iluminó.
Mensaje de Miriam.

'Canaria, a las 8 en el parque que hay junto a tu casa'
'Nos vemos en la fuente'.

'Perfecto, gallega 😝'.

'¿Ahora no te gusta que te llame canaria o qué?'
'Eh, canaria'.

'Me encanta que me llames canaria'
'Esta tarde nos vemos'.

Dejé el móvil cargando mientras iba a la bañera con una sonrisa de oreja a oreja.
Echaba de menos que me llamara canaria, y sus intentos por picarme.
Tenía miedo de que las cosas ya no volvieran a ser como antes, de que el ambiente entre nosotras fuera tenso, de que no volviera a sonreirme.
Terminé de prepararlo todo y me metí en la bañera.
Llevaba un tiempo sin usar estas sales y no pude evitar pensar en Miriam y nuestro último baño.
Me sonroje un poco cuando aquellas imágenes comenzaron a golpear mi mente.
Suspire profundamente, ese olor me traía tanta paz.
Necesitaba organizar mi mente para poder explicárselo todo esta tarde.

Narra Miriam:

Salí del trabajo casi una hora antes de lo previsto, Mamen prácticamente me habia obligado a volver a mi casa, cito textualmente 'tú vete, te das una duchita, te peinas y ponte el sujetador ese que usas que quita hasta el hipo'.
Asi que allí estaba, mirándome por enésima vez al espejo antes de salir.
Me decidí finalmente por el bralette negro y unos vaqueros de tiro alto con una chaqueta vaquera por si refresca, hoy estaba el día raro.
Cogí las cosas y bajé a la cochera a por la moto.
Aparqué junto a la casa de Ana y fui dando un paseo hacia el parque.
Llegué casi diez minutos antes de tiempo, pero Ana no tardó mucho en aparecer.
Dios, la que quitaba el hipo era ella.
El corazón me dio un vuelco, como cuando te tropiezas y no puedes evitar sonrojarte.

-Hola -dijo algo tímida, colocándose el pelo tras la oreja
-Hola -dije levantándome para abrazarla

Creo que mi corazón tenía complejo de caballo desbocado.

-Escucho tu corazón -dijo Ana riendo mientras estabamos abrazadas
-Ya sabes, el Red Bull -dije entre risas separándome de ella
-¿Nos sentamos en aquel banco? -dijo señalando un banco un poco apartado

Asentí y fuimos hacia allí, nos sentamos y Ana rompió el silencio.

-Bueno, creo que debería empezar yo -dijo con voz baja, más para sí misma que para mí- A ver, quiero pedirte perdón por... por todo, por irme sin darte ninguna explicación, por ignorarte, por pedirle a mis amigos que no te dijeran nada. Quería ser yo quién te contara todo, al principio no dije nada porque me afectó muchísimo todo lo de mi padre y me veía incapaz de hablar del tema, después fueron pasando los días y la bola cada vez se hacia más y más grande...
-Respira -dije cortandola al ver su agobio mientras acariciaba su mano
-Pensé en quedarme allí, en no volver -dijo mirándome a los ojos- me sentía una egoísta al ver a mi padre enchufado a máquinas en un hospital, me necesitaba y yo llevaba años sin estar allí, estaba sólo.
-¿Qué te hizo volver? -dije dejando de acariciar su mano
-Él, él me obligó, es un cabezón -dijo sonriendo a la par que negaba con la cabeza- le conté lo nuestro y bueno, a los días le dieron el alta, me hizo comprar un vuelo y aquí estoy, intentando que me perdones
-Bueno, creo que no soy la única que tiene algo que perdonar, yo también quería pedirte perdón por mi actitud, pensé que no te importaba y que por eso me ignorabas. Bueno, y también que, es una tontería, pero pensé que habías vuelto con Javi -dije buscando su mirada, abrió mucho los ojos
-Miriam, Javi y yo no... o sea, él me acompañó pero no... -dijo intentando explicarse
-No necesito explicaciones sobre eso, tuve celos y no me gustan los celos, también estaba enfadada contigo y conmigo misma, no entendía que había hecho para que me ignoraras, pero Mireya me hizo pensar y fui a buscarte, y bueno, el resto ya lo sabes -dije sonriendo levemente
-Miriam, me importas y mucho -dijo llevando una de sus manos a mi mejilla
-Y tú a mi -dije bajito

De repente, noté cómo me caía una gota en la nariz y miré hacia el cielo.
Primero una, después otra y otra y otra, cuando quisimos darnos cuenta, la nube que teníamos encima estaba descargando toda su furia en nosotras.
Estábamos tan metidas en la conversación que ni nos habíamos fijado en cómo se estaba poniendo el cielo.

-¡Miriam! -gritó Ana sacándome de mi ensoñación ofreciéndome su mano- ¡Vamos a mi casa!

Empezamos a correr hacia su casa, joder, la recordaba más cerca. Llegó un punto del camino en el que estábamos tan mojadas que la lluvia comenzó a parecernos divertida.
Entramos en su portal entre risas y ahogos, subimos las escaleras y Ana aún no había soltado mi mano.

Abrió la puerta y entramos.

-Corre, ven, dame tu móvil -dijo entrando a la cocina- joder, el mio esta empapado
-¿Esto es en serio? -dije intentando aguantar la risa al verla completamente empapada sacando dos botes rellenos de arroz
-Que si, si estos botes son para eso y no te rías que funciona -dijo apuntandome con el dedo de forma amenazante mientras reía

Le dí mi móvil para que lo metiera también, esperaba que esa cosa hiciera efecto.
Ana dejó los botes de arroz encima de la encimera y se apoyó en ella mientras me miraba de arriba a abajo mordiéndose el labio, sacudió su cabeza y volvió a reír.

-Creo que debería ir a por unas toallas antes de que nos pongamos malas -dijo intentando romper ese silencio

-Ana -dije antes de que saliera de la cocina

Se giró y me miró expectante, me acerqué a ella y la besé.

Ana respondió automáticamente, el beso paso de la suavidad a la necesidad, a la urgencia.
Me empujó hacia la encimera y acabé subida en ella, comenzó a besar mi cuello y mi escote.
Dios.

-Me encanta como te queda esto- dijo refiriéndose al bralette

Yo solo quería que me lo quitara ya.

-Vamos a tu habitación -dije entre jadeos

El capítulo iba a ser uno, pero quedaba muy largo, espero que no me matéis por cortar aquí .
Como siempre, mil gracias por leer, votar y comentar 💕

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