Capítulo 6.

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Narra Ana:

Llegué a la cafetería antes de tiempo. Estaba nerviosa y llegué diez minutos antes, no sabía exactamente que iba a decirle, simplemente le pediría perdón y ya esta.
Me quedé apoyada en la pared divagando mientras me liaba un cigarro.
Empecé a buscar el mechero, juraría que lo tenía en la chaqueta, hasta que note que alguien se puso a mi lado.

-Hostia, hola, perdona no te habia visto -dije incorporandome
-No pasa nada -dijo Miriam sonriendo

Nos dimos dos besos y me quedé mirándola, llevaba las gafas y podría jurar que en la vida había visto a alguien que le quedaran tan bien.

-¿Entramos ya o te lo vas a fumar? -dijo señalando el cigarro
-Entramos, porque no se que he hecho con el mechero -dije con una risa algo nerviosa
-Coño chica, pues dilo -dijo ofreciéndome su mechero con una sonrisa
-Da igual, luego me lo fumo

Se encogió de hombros, entramos a la cafetería y nos sentamos en unas de las mesas del final.
Madre mía, no puedo dejar de mirarla, estoy encoñadisima con como le quedan las gafas.

-¿Qué os pongo guapas?

Narra Miriam:

No me había parado a mirar a Ana detenidamente pero ahora que llevo las gafas no puedo evitar analizar sus facciones, es guapísima.

Entramos a la cafetería y me siento en mi mesa de siempre, la del final que pega a la ventana.
Poco después aparece Mamen, una de las dueñas del local.

-¿Que os pongo guapas? -dice mientras saca su libreta con cara de concentración
-A mi lo de siempre -digo sonriendo
-Ay, Miriam hija, que con el lío que tengo hoy no miro ni a la cara -dice dándome un beso y un abrazo
-¿Hoy no esta Laura?
-Que va hija, esta con los ascos y los vómitos delicadisima -dice negando con la cabeza mientras escribe en la libreta- ¿y tu chica que va a querer?
-No es mi chica
-Ya ya... -dice gesticulando mucho

Ana se había quedado empanada mirando al infinito que ni se da cuenta de lo que Mamen acaba de insinuar, lo agradezco mentalmente y doy una palmada en la mesa. Ana se sobresalta.

-Perdón, estaba pensando en mis cosas -dice algo avergonzada
-¿Tú que vas a tomar?
-Ah, café con leche -dice sonriendole a Mamen

Mamen apunta y se va no sin antes guiñarme un ojo sin ningún disimulo y yo no puedo evitar descojonarme.
Ana me mira sin entender nada.

-¿Vienes mucho por aqui? -dice apoyandose en su mano
-Si, hacen unos cafés que no tienen nada que envidiar a Starbucks, además las dueñas son super guays

Las dueñas de la cafetería eran el claro ejemplo de pareja perfecta. Mamen y Laura llevaban muchos años juntas, estaban casadas y ahora iban a tener a su primer hijo. Eran super distintas pero encajaban a la perfección.
Cuando lo dejé con Amaia, mi ex, empecé a venir aqui más seguido y ellas me ayudaron muchísimo, casi podría decir que les debo la vida.
Vale, quizá eso es exagerar, pero más o menos.

Mamen volvió con los cafes y añadió unas palmeritas, sabía que eran de mis favoritas.

-Esto corre a cuenta de la casa -dijo señalandolas

Tras marcharse Mamen, Ana se puso seria.

-¿Que te pasa?
-A ver, no sé como empezar porque estas cosas se me dan un poco mal -dijo riéndose de forma irónica de si misma- lo primero es que perdón por el numerito de esta mañana, por como te traté, es que Jadel me pone de los nervios y de repente apareciste y me puse nerviosa y no supe como reaccionar y y...
-Para, respira chica, que has cogido carrerilla y no te entiendo si hablas tan rápido -dije cortando un poco su verborrea
-Perdón, lo que quería decir es que me perdones por pagarlo contigo cuando solo quisiste ayudar y por tardar tanto en hablarte también
-Simplemente pensé que no te interesaba -dije encogiendo los hombros mientras me llevaba la taza a los labios.

Ana se quedó pillada mientras me miraba beber café. Joder, es que soy muy sincera y a veces se me escapan las cosas. Al ver que Ana no respondía, volví a hablar.

-Pero vamos, que no te preocupes, lo único que si me quedé un poco preocupada tras lo de esta mañana, ¿era tu novio?

Quizá Agoney tenía razón y es hetero...

-Exnovio -dijo rápidamente- es una persona muy tóxica y piensa que aún le debo algo o que tiene algún poder sobre mi

Ana empezó a contarme su historia con Jadel, como la menospreciaba y como ella misma acabó pensando que era insignificante, que no valía nada.
No pude evitar llenarme de rabia conforme me iba contando más y más, no me entraba en la cabeza como alguien podía llegar a ser tan ruin como para hacerle eso una persona.
Ana terminó de contarlo todo y se la veía mucho más relajada, asi que empezamos a hacernos preguntas.

-¿Cantante favorito? -dijo Ana tras un rato pensando
-Pink, ¿y el tuyo? -dije comiéndome la última palmerita
-Juan Luis Guerra -dijo Ana esperando mi reacción, si que tenía gustos peculiares esta chica
-Mmmm ¿película favorita?
-No tengo película favorita, ¿y tú?
-Haaaarry, tenemos que matar a este niño -dije riéndome

Ana me miró extrañada, y yo no podía evitar reirme más hasta que Ana acabo riéndose conmigo.

-Miriam, me estas dando miedo -dijo Ana mirandome con los ojos muy abiertos intentando no reír
-¿De verdad no sabes que peli es?
-No, loca
-Es la de 'Solo en casa' tía, me flipa esa película
-Ya veo, ya -dijo sonriendo

Ya nos habíamos terminado el café asi que fuimos a pagar y salimos.

-Bueno, me lo he pasado genial, además me has ayudado a despejarme -dijo Ana a modo de despedida.

Pero yo no quería despedirme de ella aún, me sentía muy cómoda.

-¿Vives cerca?
-No mucho, había pensado pillar un taxi
-Si quieres te acerco, tengo otro casco en la moto

Ana aceptó y fuimos hacia mi moto. Antes de arrancar vi como se agarraba un poco insegura al asiento.

-Si prefieres puedes abrazarte, que a mi no me importa -dije antes de arrancar

Y así lo hizo, conforme pasó sus manos por mi cintura mi corazón se aceleró.

Ay Ana.

Narra Ana:

Llegamos a mi portal, bajamos de la moto y nos despedimos.

-Yo también me lo he pasado muy bien hoy, asi que si quieres repetir otro día ya sabes mi número -dijo Miriam guiñandome y sonriendo

¿Que si quería repetir? Madre mía, como no iba a querer tomar café con semejante diosa, y encima es graciosa e interesante, y huele genial.

-No lo dudes -dije mirándola a los ojos

Ella se acercó a mi sin dejar de mirarme a los ojos, y me dio dos besos, el último en la comisura del labio.
Sonrió, se subió a la moto, se puso el casco y se fue.
Subí a mi piso con la ilusión de una quinceañera y una sonrisa en la cara.
Eso no paso desapercibido ni para Ricky ni para Mimi que incluso pausaron RuPaul's Drags para interrogarme.

-¡Ana Banana ven aquí y cuéntanos todo con pelos y señales! -dijo Mimi gritando desde el salón

Libros olor a caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora