Bajo mi piel. Sandra Sánchez. CAPÍTULO 11

1.1K 43 13
                                    

CAPÍTULO 11

Matt me cargó contra su pecho y enlacé mis piernas alrededor de su cintura abrazándole tan fuerte como podía. Sin cesar nuestro beso, me volvió a dejar sobre la cama. Estaba siendo dulce, sus besos como almíbar caliente, provocaban el choque de mis neuronas.

Acababa de descubrir que no sólo no le tenía miedo a Matt, sino que lo amaba. No sabía en qué momento había ocurrido, pero me había enamorado irremediablemente de él.

Vale Mia, te estás superando por momentos. Piensa con claridad, sólo está buenísimo y hace que se te caigan las bragas al suelo con una sonrisa, no puede ser amor. Tú nunca volverás a amar.

Aprisionándome bajo su peso, besó cada palmo de la superficie visible de mi cuerpo y me despojó de la toalla que hasta ahora, había seguido cubriendo mi desnudez.

-          Quiero hacer que mueras en mis brazos cada noche y conseguir que vuelvas a la vida al amanecer, Mia.- Dijo sobre mis labios, juntando nuestras frentes.

Por eso creía que estaba enamorada, Matt tenía la capacidad de hacer que mi corazón volviese a brincar con una maldita frase. El que fuese dulce, sensual o mandón y altanero, de alguna forma o de otra conseguía hacerme sentir. Rabia, frustración, deseo, cariño, desesperación, ternura… Pero al fin y al cabo un sentimiento. Era cierto que no tenía por qué corresponderse al amor, pero también era cierto que mi corazón había permanecido demasiado tiempo apático y carente de alguien alrededor que consiguiera una sola cosa de todas las que acababa de mencionar, así que el que una persona consiguiese despertar esos sentimientos aletargados en mí  con su mera presencia y con sus actos, suponía un cambio bastante brusco como para tener en cuenta, que estar enamorada de Matthew no parecía ser un disparate total. De hecho, si alguien hacía todo eso posible, era lo más razonable que tarde o temprano ocurriese, ¿no?

Sus pupilas estaban completamente dilatadas. El azul zafiro de sus ojos apenas era perceptible mientras volvía a besarme. Se deshizo de los pantalones y de los bóxers quedando completamente desnudo encima de mí. Alargó una mano hacia la mesa de noche y extrajo algo del cajón. Un segundo después sin cesar nuestros besos ni nuestras caricias, Matt comenzó a rozar mi sexo con su pene. Cogí aire audiblemente y aprovechó la oportunidad para volver a saquear mi boca sin pudor.

Era un nudo de emociones las que fluían por mi torrente sanguíneo, imploraba por tenerlo dentro, por sentir esa conexión que fue evidente desde el primer día que nos vimos. Estaba tan húmeda que sólo con el mínimo contacto podría deslizarse en mí.

Las telas que cubrian el dosel de la cama se movían suavemente, la luz de la mañana se abría paso a través de las ventanas junto al canto de los pájaros que llegaba desde el exterior con su música celestial. Era todo tan inverosímil que yo parecía estar flotando en una burbuja. Lo único verdadero era este hombre que me convertía en papilla entre sus brazos y que ahora mismo estaba encima de mí, mientras me miraba fijamente cuando empezaba a sentir cómo colocaba la punta de su pene en mi entrada.

-          Mírame nena. Quiero ver tu expresión cuando te llene.

Empujó sus caderas y jadeé al sentirlo. Podía sentir como los músculos de mi vagina se expandían, acogiendo y estrujando a Matt en mi interior.

-          Tan ajustada… Dios mío, he alcanzado mi propio nirvana.

-          Matt…

Con algunos movimientos más, por fin pude albergar a Matthew dentro de mí al completo. Era enorme, le podía sentir contra el cuello de mi útero. No había cabida para nada más, estaba totalmente llena de él. En cuerpo y alma.

Bajo mi piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora