XXV: Inicio de una tormenta (Parte 1)

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Las noches y días habían pasado con una velocidad increíble. En ese tiempo Naruto les informó a sus amigos del trabajo, a Tsunade y a su familia de la operación que tendría. Las felicitaciones no se hicieron esperar ni un minuto y tampoco las lagrimas, después de todo, esto era algo que ya estaban esperando por más de una década.

Era fin de semana, osea, también el día de la cirugía. Deidara le prohibió a su hermano moverse demasiado y él, junto a los tres chicos que vivían en la casa del rubio, se pusieron manos a la obra para acomodar las cosas que Naruto podría llegar a necesitar una vez ya estuviera internado.

-Muy bien ottoto, ya están tus maletas listas, los papeles los tiene la abuela, papá y mamá te verán en el hospital, y Neji me habló para decirme que ya estaba todo preparado.

-Ajá. ¿Y no crees que, tal vez, ya debería de estar allá? - le cuestionó mientras seguía sentado en el sillón más cómodo de su sala, petición de su hermano.

-Cierto. ¡¡Itachi!! ¡Enciende el auto que ya nos vamos! - gritó Deidara a su aún prometido que, literalmente, estaba parado a lado de él. 

-No se si debería de preocuparme por Naruto o por ti querido - le respondió el azabache al ver los nervios del rubio de cabello largo. - Cálmate que si sigues de esta manera no tendré un novio hermoso con quien casarme en mi boda.

-Nuestra boda - rectificó Deidara. - Por suerte Naru ya podrá vernos ese día - comentó con felicidad mientras acercaba las enormes maletas que había preparado.

-Yo también estoy feliz por ello, pero creo que empacaste demasiado - comentó el Uchiha. - Él no se quedará a vivir allí ni nada por el estilo.

-Es mejor prevenir que lamentar.

-Tío Dei, aquí están las maletas pequeñas que nos pediste - le informó Natsumi acompañada de sus hermanos mientras cada uno dejaba una pequeña bolsa de piel repleta de cosas.

-Gracias. Ahora, mi futuro esposo, ayúdame a subir todo esto al auto.

Itachi decidió simplemente hacerle caso a Deidara y ambos tomaron las cosas para acomodarlas en el auto del azabache. Naruto se quedó junto a los tres menores mientras trataba de pensar en algo que lo calmara de los nervios que iban surgiendo en él. Natsumi no tardó en darse cuenta del estado de su padre y por suerte se le ocurrió algo para cambiar el tema.

-Papá, hay algo que me tiene curiosa desde hace tiempo - le comentó, y al ver el la expresión de Naruto de que siguiera, prosiguió. - Tsunade-san me contó que me hacías regalos a mano en los días de mi cumpleaños....., ¿puedo verlos?

Naruto soltó una leve risa al escuchar lo dicho.

-Por supuesto. De hecho son tuyos - le dijo brindándole una sonrisa a la chica, y no solo a ella, los gemelos estaban igualmente felices por que su hermana tuviera regalos del Uzumaki. - Debajo de la televisión hay un cofre de madera mediano. Sácalo y ábrelo, no tiene llave.

La menor siguió las indicaciones del rubio y se acercó el objeto mencionado. Con emoción levantó la tapa de este y observó todo el contenido.

-Ropa tejida - susurró la azabache mientras veía las prendas. 

Bufandas, zapatos de bebé, mamelucos, suéteres, chalecos, gorros, guantes..... Todos tenían patrones y colores hermosos, dignos de verse y lucirse en bebés, niños y adolescentes.

-¿Tu... hiciste todo esto?

-Cada uno de ellos - le respondió Naruto. - Me distraía de mi ceguera y podía hacer tus regalos de cumpleaños...., aunque nunca tuve la dicha de dártelos.

La luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora