Su abuela le dijo que podía ser quien quisiera en aquel cuento,
Así que ella eligió
Ser el lobo feroz.
BIG BAD WOLF FINALE: PARTE I
Namjoon se ajustó la venda sobre la herida en su brazo.
—Vamos a emprender una nueva búsqueda en los alrededores. Soltaremos a los heridos y Hoseok volverá a convocar al resto —Murmuró, luciendo sucio, hambriento y derrotado— Pero honestamente, Jin ¿Cuales son las probabilidades de que Jimin siga con vida?
Jin estaba de espaldas a Namjoon, su mirada perdida en una imagen a través del ventanal de su acogedora cabaña. Su hogar.
—Namjoon ¿Por qué crees que la elegí para Jimin? ¿Realmente crees que fue porque es humana?
Hubo un silencio en el que el líder de Daegu no habló. No había teoría que su mente pudiese formas que se asemejase en lo más remoto a la inteligencia de Seokjin.
—Te amo, pero a veces necesito engañarte. Te hice creer que Minji no era una buena candidata a reina. Lo era, si consideras que una reina debe ser honesta, noble, sacrificada por el resto e incapaz de pasar por encima una dudosa moral. Pero te recuerdo que necesitábamos una reina, no una mártir. Jimin es todo eso, tú eres todo eso, Yoona es todo eso. Pero no olvides que para que la luz pueda brillar, la oscuridad debe hacer su trabajo primero. Para que exista un cálido amanecer, debe caer una incierta, fría y peligrosa noche antes. Por eso ella y yo existimos, Namjoon.
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Tus pasos resonaron sobre las hojas secas derramadas en las entrañas del bosque de Busan. Faltaba poco.
Podías sentir a Jimin, como quien siente el primer rayo de sol del invierno, pero no dejaste que tu anticipación nublase tu instinto.
Tu pesada capa arrastraba ligeramente tras tus pasos, te habías cubierto con una vestido blanco que apenas dejaba ver tus pies; sobre tus hombros, un grueso pelaje de lobo, del color plata que distinguía a una única línea de sangre en Busan.
Lucías como alguien que camina hacia la gloria, o hacia la muerte.
Sólo había una forma de saberlo.
Una de tus manos sostenía la daga de plata pura y otra la pequeña mano de un leal Chen.
—¿Es esto lo que querías? —Jimin alzó la mirada hacia su rival. Ya sólo quedaban ellos dos en aquel claro, rodeados por la serena madre naturaleza, ajena a las guerras que no la inmiscuían— Tu manada ha caído. Has perdido a tus amigos, has herido a gente inocente. Pensé que sólo querías matarme ¿Por qué me mantienes con vida? ¿Por qué no deshacerte de mi y evitar todo el daño que le has causado al resto?
Jay observaba a su primo en silencio. Sangre de su sangre. Una pena que sus espíritus no se parecieran como su sangre lo hacía.
La respiración de Jimin era débil en ese punto. Su cuerpo estaba apoyado en el de un árbol y su mente luchaba por mantenerse en el momento, lejos de las imágenes que nublaban su vista. Estaba gravemente herido. Aquello no era una muerte inmediata, pero sí una lenta si se dejaba estar unas horas más.