La reserva forestal de Daegu era un amplio y salvaje territorio lejos de la modernidad de su ciudad. Un territorio donde gobernaba la madre naturaleza y la ley del más fuerte en lugar de los coches lujosos y la tecnología.
Muchas veces habías envidiado la sensación de pertenecer a una comunidad tan férrea como la de los licántropos. Lo que parecía a plena vista poco más que un conjunto de rústicas viviendas y familias cuyo estilo de vida se había quedado estancado en la Edad Media, en realidad era mucho más que eso.
Ellos eran una sola existencia.
Había una jerarquía, un orden, un concepto de raza y de familia que los unía como nada que tú hubieras conocido.
Tú te habías criado en el frío mundo humano, donde las apariencias en redes sociales eran más importantes que las verdaderas conexiones, donde el dinero y lo material pretendían sustituir la eterna soledad a la que tu raza estaba condenada.
Todo aquello había cambiado cuando conociste a Yoongi.
Él te había arrastrando inevitablemente a aquel mundo cálido y salvaje.
Por eso, ahora no podías abandonarlo a su suerte.
El coche aparcó con dificultad por el rocoso suelo.
No había algo así como una "carretera" en la reserva.
Taehyung os esperaba a la entrada, con la seriedad tiñendo sus hermosos rasgos.
Tae era, después de Yoongi, el más cercano a ti. Era muy diferente a su hyung, bastante más abierto, menos serio, detallista y con un sentido del humor que encandilaba a cualquiera.
A veces te preguntabas a ti misma por qué no te habías enamorado aún de él. Pero luego Yoongi aparecía en tus pensamientos, con sus ojos oscuros como la noche y su tez blanca como la nieve y recordabas la forma en la que cada vez que un chico te besaba, cerrabas los ojos e imaginabas que era él. Yoongi.
A veces te sentías mal. A veces te preocupaba tu obsesión.
No estaba bien. Tus sentimientos por Yoongi rozaban lo enfermizo y ya no sabías qué hacer para controlarlos. No parecían apagarse, ni siquiera después de cuatro años de amor no correspondido.
Taehyung te saludó de una forma inusual. Normalmente el chico te rodearía con sus brazos en un fuerte y apretado abrazo pero esta vez tan sólo tocó tu antebrazo, lucía como si tuviese miedo del contacto físico contigo.
Ambos te acompañaron a través de las viviendas de la reserva, en dirección a la cabaña donde Yoongi había pasado la infernal semana y a medida que te acercabas, el nudo en tu estómago crecía. Ignoraste las miradas provenientes de todos lados, sabías que tu presencia no era rechazada por los lobos, pero eran desconfiados por naturaleza.
Namjoon se detuvo de repente y se aclaró la garganta.
—Necesito que sepas algo antes de entrar ahí. —Dijo, con Taehyung al lado. Jamás los habías visto tan serios —Necesito que convenzas a Yoongi para comer y beber algo porque morirá de deshidratación si no lo hace. Pero debo avisarte, él intentará tener sexo contigo. Por todos los medios. Está en su fiebre así que es lo único que ocupa su cabeza.
Wow.
No esperabas eso.
Sentiste cómo tus mejillas se encendían calor, pero negaste con la cabeza.
—Estoy segura de que Yoongi no estará interesado en mi más que en Deliah, así que no te preocupes Joonie, hablaré con él hasta convencerlo para que coma algo o lo golpearé si hace falta. Y eso será todo.