❝ No tienes que quererme ahora. No tiene que ser ahora mismo, Jimin. He estado tan obsesionada, aferrándome al egoísta deseo de ser correspondida. Pero es un error, puedo esperar. No voy a luchar más contra el destino. Ahora sé que si es realmente amor, puede esperar toda la vida si es necesario.❞
Aún no estabas segura de si esas palabras habían sido fruto de tu borrachera y de conocer a Taehyung o si procedían de un lugar profundo y sincero dentro de tu pecho.
Lo que sí sabías era que, a la mañana siguiente, tu cabeza te iba a doler como mil demonios e ibas a pagar el precio de las casi dos botellas de vodka que fluían por tu sistema.
Gemiste llevándote una mano a tu sien ante la punzada de dolor que sentirte y cerraste los ojos, sintiendo el agua caliente bajar por tu cuerpo, eliminando los restos de sal y arena que habían quedado en tu piel y cabello la noche anterior cuando te bañaste en la playa.
La reserva estaba en completo silencio, aún era muy temprano. Te envolviste en una toalla y saliste del baño en busca de tu ropa. Tu corazón dio un vuelco al ver a Jimin ya despierto y sentado en la cama, mirándote.
No sabías si estabas preparada o no para enfrentarlo después de tu extraña confesión de anoche. De hecho, tu plan era madrugar todo lo posible con el fin de huir a la casa de acogida para trabajar allí todo el día y volver cuando Jimin se hubiese dormido de nuevo.
Aparentemente, no había funcionado.
—Ehm...buenos días. —Dijo.
—B...Buenos días, Jimin. —Tartamudeaste de vuelta, haciéndote la ocupada mientras ibas hacia el armario, intentando no pensar en el hecho de que estabas caminando desnuda bajo esa toalla.
Hubo un silencio en el que te debatías entre sacar un tema de conversación casualmente o girarte y gritarle que olvidase lo que dijiste anoche.
❝ No tienes que quererme ahora. No tiene que ser ahora mismo, Jimin. Puedo esperar. ❞
¿POR-QUÉ-DEMONIOS-HABÍAS-DICHO-ESA-MIERDA?
—¿Adónde fuiste con Taehyung?
Oh, ok, eso no te lo esperabas.
Alzaste una ceja, girándote hacia Jimin. Te miraba con los brazos cruzados y el ceño fruncido que te recordó a la imagen de una madre que le pregunta a su hijo "¿Qué horas son estas de llegar a casa?"
¿Por qué te preguntaba eso ahora?
¿Por qué la existencia de Park Jimin parecía tener como único fin confundirte?
—¿Adónde fuiste tú con Minji? —Atacaste de vuelta, sorprendiéndote a ti misma por tu rápida reacción. Jimin también pareció haber sido pillado con la guardia baja y por unos momentos, te fulminó con la mirada.
—He preguntado yo primero.
—Y yo he preguntado segunda.
Jimin bufó, luciendo irritado y apartó la mirada. Algo oprimió tu estómago de nuevo, la misma sensación de anoche cuando te giraste en el club para descubrir que ambos habían desaparecido.
Suspiraste.
—Está bien, Jimin. Si no quieres contarme lo que hay entre ustedes está bien. Sólo...no me confundas, por favor.
—No lo entiendes...—Negó con la cabeza.
—¡Entonces explícame!
—¡No puedo!