Anie, ha dejado sus sueños, todo lo que deseaba lo tienen o eso se hizo creer, con una vida ocupada con la empresa familiar no se dio el tiempo para buscar alguien con quien compartirla y eso que tenia poco trabajando, ahora por un error pondra los...
-¿Estas loco? No pienso subir ahi- ya había cometido la primer locura de la noche aceptar venir con Steven, la otra es no preguntar primero donde íbamos y la más reciente es ver el lugar, el sabe mis miedos.
-¿Confías en mi?- extendió su mano.
Esa es la cuestión sólo con el haría estas locuras.
-Lo intento- aún estaba estática en mi lugar, no movía ni un músculo.
-Vamos, estarás conmigo, ¿Que puede suceder?- podía suceder de todo.
-Me va a dar algo- Extendi mi mano. Mis piernas temblaban cual gelatina y mis ojos permanecían cerrados.
-Vamos bien. Es seguro- escuchaba nuestros pasos contra aquel puente de cristal, la altura no era tan grande pero para mi se sentía enorme.
-No podré bajar de aqui- entonces se detuvo, abrí mi ojo, pero de inmediato lo cerré, se había detenido justo en medio del puente de cristal. -¿Enserio?- articule con miedo.
-Si, la vista es hermosa- escuche su respiración cerca de mi -Vamos, abre los ojos- sus manos rozaron mi mentón subiendolo a su altura.
-No quiero ver- mi respiración era lenta.
-No todos los deseos se cumplen- su aliento golpeó mi rostro
-Pues deberian- si quería distraerme lo estaba logrando.
-Pues yo deseo darte un beso- entonces abrí mis ojos.
-¿Sólo uno?- pregunte insegura.
-Sólo uno bastara- dijo seguro.
Mis ojos no se aportaban de sus labios, el frío calabaza pero todo quedaba olvidado sólo sentía un leve temblor aún no descubría de que era. Pero el miedo a aquel lugar había desaparecido.
-¿Es correcto?- pregunté aún, no quería arruinar nuestra amistad.
-Es más necesario que correcto- y de un segundo a otro nuestros labios estuvieron juntos.
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Tan fácil todo quedó olvidado.
¿Que acaso no estaba yo tratando de ocultar mis sentimientos?
No me gustó Steven al primer momento que lo vi. Pero con el tiempo todo ha tomado su lugar.
-¿Para que es necesario?- pregunté cuando nos separamos, aún con nuestras narices tocándose.
-Para saber si correspondías lo que siento por ti- cerré los ojos nuevamente trayendome de regreso a aquel lugar.
Como saber que amas a alguien cuando no tienes algo en lo que basarte.
-Me gustas Angela, más que eso te quiero y creo que puedo llegar a amarte- siguió hablando el miedo del lugar volvió a mi mente y se intensificó aún más con las respuestas y escenarios a futuro que se planteaban en mi mente.
